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sábado, 9 de noviembre de 2013

Se aproximan elecciones en Centroamérica

Se aproxima un nuevo ciclo electoral en Centroamérica, región sensible e inestable en la que los Estados Unidos dejan que se desarrollen los acontecimientos si, y solo si, se mantienen dentro de límites que a ellos les parezcan aceptables.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Xiomara Castro impulsa un proyecto nacional-popular
en Honduras, articulado en torno al partido LIBRE.
El golpe de Estado perpetrado en Honduras en el 2009 muestra a las claras esta situación. El que el país en el que tienen sus bases militares más grandes en la región pudiera ponérsele veleidoso dio al traste con las medidas nacionalistas de Manuel Zelaya.

En esa oportunidad, a las puertas de que hubiera elecciones generales en El Salvador, con el Frente Farabudo Martí encabezando las encuestas, y a Nicaragua con el Frente Sandinista en el poder en la frontera sur, tener a una Honduras con esas características en Centroamérica era un riesgo que no podían tomar.

Ese momento político coincidió con el punto más alto del proyecto bolivariano en América Latina. Apenas unos meses antes, en la misma Honduras la Organización de Estados Americanos había votado para desdecirse de la expulsión de Cuba de su seno, y hasta países como Costa Rica y Guatemala veían con buenos ojos la posibilidad de ingresar a Pertrocaribe.

El golpe de estado en Honduras puede verse como la movida norteamericana en la que, abandonando la política del soft power impulsada por el gobierno de Barak Obama, iniciaron la contraofensiva que le ha dado un nuevo aire a la derecha latinoamericana.

No es de extrañar que este viraje se haya iniciado en Centroamérica, región en la que los Estados Unidos han manejado los hilos de la política a sus anchas desde siempre, y donde han cristalizado, de forma dramática, muchas de las tendencias políticas que han caracterizado a América Latina en la época contemporánea.

Ahora, nuevamente, estamos ante un ciclo electoral. Primero Honduras, y luego El Salvador y Costa Rica irán a las urnas. Las condiciones, sin embargo, no son exactamente las mismas que prevalecieron hace cuatro años. En esta oportunidad, el peso del bolivarianismo no es el mismo en Centroamérica que entonces, y las otrora fuerzas insurgentes, el FSLN de Nicaragua y el FMLN de El Salvador han mostrado que están dispuestos a moverse dentro de los límites permisibles.

En efecto, el Salvador voceó a los cuatro vientos, desde su misma asunción al poder, que su modelo era Brasil y no Venezuela, lo que en la práctica equivalía decir que emularían un proyecto que era aceptable para los Estados Unidos.

Los sandinistas, por su parte, han abandonado en aras del pragmatismo su otrora ardiente retórica antiimperialista, y hoy promueven sin ambages una “modernización” que promueve la apertura de su pequeña economía a las grandes transnacionales.

Honduras ha transitado, dese el golpe de estado, un período de gran represión del movimiento popular. Esta situación no ha impedido que haya ido cuajando un proyecto de corte nacional-popular en el que, hasta el momento, parecen tener cabida tanto sectores empresariales como organizaciones de campesinos y defensores de los derechos humanos. Se trata de una alianza que gira en torno al proyecto inicialmente impulsado por Manuel Zelaya, y que ahora promueve a la presidencia de la república a su esposa, Xiomara Castro.

Es un proyecto en el que tanto unos como otros, es decir, empresarios como sindicalistas y activistas, se ven con desconfianza, y no ponen las manos al fuego por él. Juan Barahona, candidato a primer designado presidencial por el partido LIBRE (figura similar a la del vicepresidente de otros países), quien ha sido un líder sindical histórico, dice con tiento que, en un eventual gobierno del que él formara parte, verán cómo se desarrollan los acontecimientos, cómo se conforma el gabinete. El movimiento social del cual es dirigente, dice, no estará con un gobierno que vaya a hacer más de lo mismo. Apuesta por un gobierno fuera del modelo neoliberal.

Atención, pues, a los acontecimientos en Centroamérica.

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