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sábado, 16 de noviembre de 2013

Venezuela en los primeros seis meses de Maduro

El gran reto de Nicolás Maduro es darle continuidad al legado de Chávez. Al parecer está ganando la batalla por la legitimidad y tiene grandes posibilidades de ganar la guerra por la economía.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Han transcurrido  poco más de 6 meses desde que Nicolás Maduro asumió la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Su período comenzó en medio de la agitación que la derecha local e internacional promovió en el contexto de la muerte de Hugo Chávez. Ciertamente la oportunidad era de oro  para  la derecha. Durante los 13 años en que gobernó, Chávez  y sus seguidores la derrotaron  muchas veces amparados en el indiscutible liderazgo del primero. Salvo el referéndum de 2007 en donde la derecha logró ganar  por un apretado margen, en los demás procesos electorales  Chávez anduvo entre un piso de 50 y un techo de  60% de los votos. La muerte de Chávez era  pues la oportunidad para enterrar al chavismo. He aquí por qué el gobierno de Maduro comenzó con una gran inestabilidad política expresada en los conflictos poselectorales que le costaron la vida a 12 personas y dejaron  numerosos heridos. El asedio ha continuado a lo largo de este período al extremo de que en un reciente artículo el periodista venezolano Eleazar Díaz Rangel afirma que salvo los primeros seis meses del segundo mandato de Carlos Andrés Pérez, en los 18 gobiernos y en los 113 años de vida republicana, ningún gobierno había sido tan acosado en sus primeros 6 meses.

El gobierno de Maduro ha tenido que enfrentar el conflicto poselectoral con los cruentos resultados señalados anteriormente, el sabotaje a la industria eléctrica y petrolera, planes de magnicidio, el desabastecimientos de los productos básicos, una sostenida oposición política y mediática. Es este contexto el que  explica el que los precios de los bienes de consumo  ha subido un 49%  en un año, el dólar se cotiza en el mercado negro siete veces  por encima  de la tasa oficial, hay una desaceleración  económica y una caída en las reservas del Banco Central. No obstante ello el economista estadounidense Mark Weisbrot en un reciente artículo afirma que el tan esperado (por la derecha) apocalipsis en  Venezuela no sucederá. Durante todo el período de Chávez, el crecimiento  del PIB percápita fue en promedio de un 2.7 y la economía creció (5.7% en 2012) pese a la crisis provocada por el paro petrolero de 2002- 2003  y los efectos de la crisis mundial iniciada en 2008. Hoy Venezuela tiene un superávit comercial más de 34 mil millones de dólares, un superávit en la balanza de pagos de  de 11 mil millones y una reserva en el Banco Central de 36. 4 mil millones.  Pese al fenómeno inflacionario, la hiperinflación es un escenario remoto.  Y algo que no se ha mencionado en los medios: la pobreza cayó en un 20% en el 2012, la reducción  más importante  en toda América y una de las más importantes en el mundo.

Por todo lo anterior al analista desprejuiciado no le resulta extraño lo que revela el Informe 2013 del Latinbarómetro: en sus encuestas el apoyo a la democracia  por parte de los venezolanos registra el mayor aumento en toda Latinoamericana  con 16 puntos de aumento desde 2002,  seguido por el Ecuador  con 13.  El 87% de los venezolanos declararon apoyar a la democracia como la mejor forma de gobierno y  su respuesta según Latinbarómetro refleja que “la población se siente incluida en la ciudadanía política y social, que son bienes intangibles de gran poder en la región que dibujan la visión de sus democracias de muchos pueblos. Chávez le dio al pueblo venezolano bienes políticos de los que carecía”.


El gran reto de Nicolás Maduro es darle continuidad a todo este legado. Al parecer está ganando la batalla por la legitimidad y tiene grandes posibilidades de ganar la guerra por la economía.

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