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viernes, 18 de abril de 2014

Panamá: Escenarios post electorales

José Domingo Arias o cualquiera de los candidatos de la oposición de los partidos tradicionales pueden ganar en 2014. Pero el FAD y Jované están sentando las bases de lo que será una lucha que se definirá más temprano que tarde. El país tiene que encontrar otro camino que le permita a todos los panameños ser ciudadanos responsables y productivos.

Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

Si José Domingo Arias [Partido Cambio Democrático] es elegido Presidente de la Republica el 4 de mayo hay un conjunto de escenarios posibles. Todos tienen tres factores comunes: Se continuará con una política económica que empobrece a la población panameña. La militarización extranjera continuará su ritmo. La embajada de EEUU seguirá dirigiendo la política exterior del país.

Si Arias gana, podría aparecer un primer escenario: El país se enfrentaría, casi de inmediato, a una pugna interna entre el presidente saliente Martinelli y el nuevo mandatario. La pugna generará una situación de ingobernabilidad que duraría todo el período. Otro escenario es que Martinelli logre reemplazar a Arias con la vice-presidente (la señora de Martinelli) mediante un acuerdo con otras fuerzas políticas. Por último, Arias podría ganarle la mano a Martinelli utilizando los recursos de la Presidencia y el apoyo de la embajada de EEUU.

¿Qué pasaría si gana un candidato de la oposición de los partidos tradicionales? Ambos han dicho durante la campaña que seguirían con la misma política económica que está destruyendo el tejido del país. La militarización continuará su ritmo. El PRD y el Partido Panameñista (1989-2009) firmaron los primeros acuerdos militares post-invasión con Washington e impulsaron la construcción de 15 bases militares por parte de EEUU. No hay razón para pensar que cambiaría el papel de la embajada de EEUU en la definición de la política exterior del país.

El actual presidente Martinelli impugnaría el triunfo electoral de la oposición. Pediría un recuento, acusaría a los magistrados, a los partidos políticos y a los grupos cívicos de una conspiración para montar el fraude. Buscaría apoyo en Washington, del lobby israelí-conservador en la capital norteamericana, así como de los grupos de extrema derecha que rodean a algunos gobernantes de la región latinoamericana. Es muy probable que la embajada de EEUU le recordaría a Martinelli que ellos no tienen amigos, sólo intereses. Un pronunciamiento de este tipo neutralizaría cualquier maniobra por parte de los magistrados de la Corte Suprema.

Ante una posibilidad lejana de que triunfe el FAD, partido organizado por los obreros y otros sectores progresistas de Panamá o la candidatura independiente y de izquierda de Juan Jované, es probable que todos los partidos tradicionales se unirían para buscar la manera de bloquear el ascenso de un gobierno de este tipo. El FAD o Jované probablemente plantearían una reforma económica profunda. Acabarían con las políticas del ‘goteo’ de los ideólogos neoliberales y ejecutarían de una vez políticas de empleo productivo con los enormes excedentes que arroja la operación del Canal de Panamá. Pondrían fin a la militarización extranjera del país. Al mismo tiempo, recuperarían la política exterior secuestrada hace 25 años por la embajada de EEUU.

En cinco años la política económica basada en un plan de desarrollo nacional duplicaría la riqueza convirtiendo a Panamá en el país más prospero de la región. Se dispararían los indicadores de consumo y la tasa de ganancia capitalista superaría la de los últimos diez años.

Un gobierno de este tipo sería atacado como lo fue la Unidad Popular en Chile en la década de 1970, el FMLN en Nicaragua y Venezuela a partir de 1998 hasta el presente. ¿Porqué? La respuesta es sencilla. Los especuladores perderían los “sobre costos” que suman miles de millones de dólares, se gobernaría con transparencia, se eliminarían las subvenciones multi-millonarios para los importadores, banqueros, promotores inmobiliarios y especuladores.

No se pondrían las tropas de choque del SENAFRONT al servicio de los especuladores nacionales y extranjeros que construyen con subvenciones estatales hidroeléctricas en las comarcas de los pueblos indígenas. No se movilizarían soldados del SENAN para atacar a las comunidades del golfo de Panamá cuyas islas (Pedro González es un ejemplo) se han convertido en negocios turísticos ilegales de familias rentistas que no se cansan de robarle tierras a los campesinos panameños.

Arias o cualquiera de los candidatos de la oposición de los partidos tradicionales pueden ganar en 2014. Pero el FAD y Jované están sentando las bases de lo que será una lucha que se definirá más temprano que tarde. El país tiene que encontrar otro camino que le permita a todos los panameños ser ciudadanos responsables y productivos. Las riquezas del país se están despilfarrando, creando fortunas sobre la base de la especulación y, al mismo tiempo, lanzando a la calle familias trabajadoras tanto en las ciudades como en el campo.

10 de abril de 2014.

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