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sábado, 21 de junio de 2014

Panamá: Constituyente

La Constituyente panameña puede convertirse en una farsa si el gobierno no convoca a las negociaciones y pretende imponer una Constitución neoliberal.

Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

El presidente electo, Juan C. Varela, anunció que convocará a una constituyente ‘paralela’ que tendrá la tarea de redactar una Constitución Política nueva para la República de Panamá. Varela calcula que a mediados de 2015 se podría echar a andar la maquinaria para instalar la constituyente que tendría una composición de 60 personas. El pueblo panameño tiene que estar muy atento a los planes de los gobernantes. En este caso, tanto de los oficialistas como de la oposición. ¿Qué Constitución tiene en mente el presidente Varela y los partidos políticos dominantes?

Los últimos cinco gobiernos panameños han ignorado la Constitución aprobada en 1972. Por ejemplo, esa Constitución dice que los panameños tenemos derecho a la educación, a los servicios de salud, al empleo decente, a la vivienda y a la protección de sus derechos humanos. Los gobernantes no cumplen con la Constitución. También dice que no se pueden vender las islas, las playas o los recursos del subsuelo. Tampoco cumplen con estas disposiciones. A principios de la década de 1990 se eliminó el Ejército como institución republicana. Inmediatamente después los gobernantes montaron una entidad militarizada bajo la coordinación de EEUU. La Constitución de 1972 señala que los juegos de azar son monopolios del Estado. En la actualidad, los casinos se han convertido en negocios del crimen organizado internacional y sus socios locales.

Sabemos qué es lo que quieren los gobernantes cuando convocan una Constituyente. Buscan cambiar las ‘reglas del juego’ para permitirles hacer más negocios a costilla del bienestar de los panameños.

¿Está el pueblo preparado para defender sus intereses y participar activamente en el diseño de la nueva Constitución? Desde ya hay que definir cuáles son los artículos que deben conservarse de la actual Constitución. Al mismo tiempo, hay que proponer cuáles son los artículos que deben eliminarse. También hay que señalar cuáles son los capítulos nuevos que hay que agregar.

Para lograr estos objetivos el pueblo tiene que organizarse. Para las elecciones generales de mayo de 2014 logró presentar candidaturas. En esta nueva coyuntura tiene que incidir en la elección de los constituyentes. No puede permitir que una constituyente controlada por los sectores gobernantes (oficial y oposición) impongan una Constitución Política que legitime la desigualdad, la pobreza, la represión y los centros de detención de nuestra juventud.

Una Constitución Política es el reglamento que se dan los sectores que controlan los resortes gubernamentales de un país. El pueblo tiene que expresar qué es lo quiere y luchar por lograrlo. La Constitución emerge de las luchas por el poder. Es una lucha entre quienes compiten por imponer sus intereses sobre el conjunto de la sociedad. Si quienes se imponen, reconocen y manejan sus intereses con coherencia, los plasman en una Constitución Política.

Hay constituyentes paralelas y hay originarias. Las primeras son aquellas que se reúnen en forma paralela a la Asamblea de Diputados. Las segundas son las que asumen el poder soberano y dejan sin funciones a los órganos del Estado existentes. Ambas son el resultado de una correlación de fuerzas sociales. En otras palabras, la constituyente refleja la capacidad que tienen los grupos sociales de ejercer el poder.

Hay Constituciones impuestas y hay Constituciones pactadas. También hay constituciones (neo) liberales y constituciones sociales. Hay constituciones clasistas y también hay constituciones multiclasistas (populistas). En otras palabras, las constituciones reflejan la correlación de fuerzas sociales en una sociedad.

Las constituciones impuestas son aquellas que reflejan los intereses de un sector de la sociedad e ignora los derechos de los demás miembros. Las constituciones pactadas son aquellas que son el resultado de negociaciones entre diferentes sectores sociales en conflicto.

Las constituciones neoliberales son aquellas que están diseñadas para el mercado, para que una pequeña minoría haga negocios. Las constituciones sociales, en cambio, son el producto de negociaciones entre los grandes empresarios y el resto de la sociedad que quiere asegurar el mayor bienestar para la población.

Las constituciones clasistas son aquellas que responden a los intereses de un sector social, excluyendo a los demás grupos. Las constituciones multiclasistas, por el contrario, reflejan los intereses de un número plural de clases sociales (empresarios, obreros, campesinos y otros). Estas pueden convertirse en constituciones populistas que reflejan los intereses de una o más clases sociales que cooptan a las demás.

La Constituyente panameña puede convertirse en una farsa si el gobierno no convoca a las negociaciones y pretende imponer una Constitución neoliberal.

19 de junio de 2014.

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