La Constituyente
panameña puede convertirse en una farsa si el gobierno no convoca a las negociaciones
y pretende imponer una Constitución neoliberal.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
El presidente electo,
Juan C. Varela, anunció que convocará a una constituyente ‘paralela’ que tendrá
la tarea de redactar una Constitución Política nueva para la República de
Panamá. Varela calcula que a mediados de 2015 se podría echar a andar la
maquinaria para instalar la constituyente que tendría una composición de 60
personas. El pueblo panameño tiene que estar muy atento a los planes de los
gobernantes. En este caso, tanto de los oficialistas como de la oposición. ¿Qué
Constitución tiene en mente el presidente Varela y los partidos políticos
dominantes?
Los últimos cinco
gobiernos panameños han ignorado la Constitución aprobada en 1972. Por ejemplo,
esa Constitución dice que los panameños tenemos derecho a la educación, a los
servicios de salud, al empleo decente, a la vivienda y a la protección de sus
derechos humanos. Los gobernantes no cumplen con la Constitución. También dice
que no se pueden vender las islas, las playas o los recursos del subsuelo.
Tampoco cumplen con estas disposiciones. A principios de la década de 1990 se
eliminó el Ejército como institución republicana. Inmediatamente después los gobernantes
montaron una entidad militarizada bajo la coordinación de EEUU. La Constitución
de 1972 señala que los juegos de azar son monopolios del Estado. En la
actualidad, los casinos se han convertido en negocios del crimen organizado
internacional y sus socios locales.
Sabemos qué es lo que
quieren los gobernantes cuando convocan una Constituyente. Buscan cambiar las
‘reglas del juego’ para permitirles hacer más negocios a costilla del bienestar
de los panameños.
¿Está el pueblo
preparado para defender sus intereses y participar activamente en el diseño de
la nueva Constitución? Desde ya hay que definir cuáles son los artículos que
deben conservarse de la actual Constitución. Al mismo tiempo, hay que proponer
cuáles son los artículos que deben eliminarse. También hay que señalar cuáles
son los capítulos nuevos que hay que agregar.
Para lograr estos
objetivos el pueblo tiene que organizarse. Para las elecciones generales de
mayo de 2014 logró presentar candidaturas. En esta nueva coyuntura tiene que
incidir en la elección de los constituyentes. No puede permitir que una
constituyente controlada por los sectores gobernantes (oficial y oposición)
impongan una Constitución Política que legitime la desigualdad, la pobreza, la
represión y los centros de detención de nuestra juventud.
Una Constitución
Política es el reglamento que se dan los sectores que controlan los resortes
gubernamentales de un país. El pueblo tiene que expresar qué es lo quiere y
luchar por lograrlo. La Constitución emerge de las luchas por el poder. Es una
lucha entre quienes compiten por imponer sus intereses sobre el conjunto de la
sociedad. Si quienes se imponen, reconocen y manejan sus intereses con
coherencia, los plasman en una Constitución Política.
Hay constituyentes
paralelas y hay originarias. Las primeras son aquellas que se reúnen en forma
paralela a la Asamblea de Diputados. Las segundas son las que asumen el poder
soberano y dejan sin funciones a los órganos del Estado existentes. Ambas son
el resultado de una correlación de fuerzas sociales. En otras palabras, la
constituyente refleja la capacidad que tienen los grupos sociales de ejercer el
poder.
Hay Constituciones
impuestas y hay Constituciones pactadas. También hay constituciones (neo)
liberales y constituciones sociales. Hay constituciones clasistas y también hay
constituciones multiclasistas (populistas). En otras palabras, las
constituciones reflejan la correlación de fuerzas sociales en una sociedad.
Las constituciones
impuestas son aquellas que reflejan los intereses de un sector de la sociedad e
ignora los derechos de los demás miembros. Las constituciones pactadas son
aquellas que son el resultado de negociaciones entre diferentes sectores
sociales en conflicto.
Las constituciones neoliberales
son aquellas que están diseñadas para el mercado, para que una pequeña minoría
haga negocios. Las constituciones sociales, en cambio, son el producto de
negociaciones entre los grandes empresarios y el resto de la sociedad que
quiere asegurar el mayor bienestar para la población.
Las constituciones
clasistas son aquellas que responden a los intereses de un sector social,
excluyendo a los demás grupos. Las constituciones multiclasistas, por el
contrario, reflejan los intereses de un número plural de clases sociales
(empresarios, obreros, campesinos y otros). Estas pueden convertirse en
constituciones populistas que reflejan los intereses de una o más clases
sociales que cooptan a las demás.
La Constituyente
panameña puede convertirse en una farsa si el gobierno no convoca a las negociaciones
y pretende imponer una Constitución neoliberal.
19 de junio de 2014.
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