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sábado, 1 de noviembre de 2014

Guerrero: el dolor de un pueblo

Guerrero es centro del dolor del pueblo de México, la indignación se expresa de muchas formas, y sin embargo, lo único que se ha logrado es la comprobación de que el asesinato y la desaparición forzada son una práctica común en México, y para muestra, la infinidad de fosas con restos humanos que han aparecido.

Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Yucatán, México


A la memoria de Erwin Flores Contreras

No es la primera ocasión en que acontecimientos ocurridos en el estado de Guerrero nos llaman a la solidaridad desde diversas trincheras; mucho menos, no es primera vez que los normalistas de Ayotzinapa son víctimas de la violencia de estado y de la hipocresía de los medios de comunicación masivos.

Se ha cumplido un mes de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” y del asesinato de 6 personas, entre ellos, tres estudiantes a manos del Estado mexicano. La conmoción y el dolor se han extendido a buena parte del territorio nacional y poco a poco se va gestando un movimiento de solidaridad entre diferentes escuelas y universidades del país, que podría desembocar en un gran movimiento popular, que haga frente al terror que hoy gobierna en la nación.

Guerrero es centro del dolor del pueblo de México, la indignación se expresa de muchas formas, y sin embargo, lo único que se ha logrado es la comprobación de que el asesinato y la desaparición forzada son una práctica común en México, y para muestra, la infinidad de fosas con restos humanos que han aparecido. No es noticia nueva, aunque la magnitud siempre sospechada y pocas veces comprobada, ha incrementado la rabia que se siente ante tan grave situación e impunidad. El Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), indica que durante la gestión de Enrique Peña Nieto más de 8 mil mexicanos han desaparecido, engrosando los casi 13 mil desaparecidos durante el gobierno de Felipe Calderón -más de 21 mil en total-, en los últimos años.

Vivimos tiempos de ruptura y de construcción, el desprestigio que han alcanzado los partidos políticos (de todos los colores) era inimaginable unos años atrás, la falta de confianza en el sistema judicial y descredito a la mayoría de los medios de comunicación, abren paso a la construcción y consolidación de nuevas formas de organización social y comunicación, que se van articulando desde una perspectiva crítica e incluso escéptica a todo lo existente hasta ahora.

La salida del gobernador de Guerrero, solo sirve de distractor, la fuga del alcalde de Iguala y el show de la llamada primera dama, son secundarios ante la brutalidad de los hechos. No se pude permitir tal cinismo cuando nos dicen que no hay más avances en las investigaciones. Sabemos que saben que sucedió, sabemos que se ocultan los unos a los otros en las cúpulas del poder político y económico, no somos los ingenuos que nos creen. El dolor y la rabia que sienten los familiares, los compañeros de la Normal Rural, y que sentimos todos, no tiene olvido. En la memoria del pueblo de México, hay muchas fechas trágicas (Tlatelolco, Acteal, Atenco, Oaxaca, Ayotzinapa, etc.), muchas matanzas, desapariciones y mentiras, no se ha olvidado ninguna, simplemente aguardan la llegada de la justicia.

Desde esta humilde trinchera nos expresamos por la inmediata aparición de los 43 normalistas desaparecidos, por el castigo a los culpables materiales e intelectuales de esta violencia gubernamental, y de igual forma llamamos a los intelectuales, escritores y artistas para que intensifiquemos la demanda que ahora une a todo México y que no debemos permitir que nadie se interponga ante el clamor doloroso ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!

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