Guerrero
es centro del dolor del pueblo de México, la indignación se expresa de muchas
formas, y sin embargo, lo único que se ha logrado es la comprobación de que el
asesinato y la desaparición forzada son una práctica común en México, y para
muestra, la infinidad de fosas con restos humanos que han aparecido.
Cristóbal
León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Yucatán, México
A la memoria de Erwin Flores Contreras
No
es la primera ocasión en que acontecimientos ocurridos en el estado de Guerrero
nos llaman a la solidaridad desde diversas trincheras; mucho menos, no es
primera vez que los normalistas de Ayotzinapa son víctimas de la violencia de
estado y de la hipocresía de los medios de comunicación masivos.
Se
ha cumplido un mes de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural
“Raúl Isidro Burgos” y del asesinato de 6 personas, entre ellos, tres
estudiantes a manos del Estado mexicano. La conmoción y el dolor se han
extendido a buena parte del territorio nacional y poco a poco se va gestando un
movimiento de solidaridad entre diferentes escuelas y universidades del país,
que podría desembocar en un gran movimiento popular, que haga frente al terror
que hoy gobierna en la nación.
Guerrero
es centro del dolor del pueblo de México, la indignación se expresa de muchas
formas, y sin embargo, lo único que se ha logrado es la comprobación de que el
asesinato y la desaparición forzada son una práctica común en México, y para
muestra, la infinidad de fosas con restos humanos que han aparecido. No es
noticia nueva, aunque la magnitud siempre sospechada y pocas veces comprobada,
ha incrementado la rabia que se siente ante tan grave situación e impunidad. El
Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED),
indica que durante la gestión de Enrique Peña Nieto más de 8 mil mexicanos han
desaparecido, engrosando los casi 13 mil desaparecidos durante el gobierno de
Felipe Calderón -más de 21 mil en total-, en los últimos años.
Vivimos
tiempos de ruptura y de construcción, el desprestigio que han alcanzado los
partidos políticos (de todos los colores) era inimaginable unos años atrás, la
falta de confianza en el sistema judicial y descredito a la mayoría de los
medios de comunicación, abren paso a la construcción y consolidación de nuevas
formas de organización social y comunicación, que se van articulando desde una
perspectiva crítica e incluso escéptica a todo lo existente hasta ahora.
La
salida del gobernador de Guerrero, solo sirve de distractor, la fuga del
alcalde de Iguala y el show de la llamada primera dama, son secundarios ante la
brutalidad de los hechos. No se pude permitir tal cinismo cuando nos dicen que
no hay más avances en las investigaciones. Sabemos que saben que sucedió,
sabemos que se ocultan los unos a los otros en las cúpulas del poder político y
económico, no somos los ingenuos que nos creen. El dolor y la rabia que sienten
los familiares, los compañeros de la Normal Rural, y que sentimos todos, no
tiene olvido. En la memoria del pueblo de México, hay muchas fechas trágicas
(Tlatelolco, Acteal, Atenco, Oaxaca, Ayotzinapa, etc.), muchas matanzas,
desapariciones y mentiras, no se ha olvidado ninguna, simplemente aguardan la
llegada de la justicia.
Desde
esta humilde trinchera nos expresamos por la inmediata aparición de los 43
normalistas desaparecidos, por el castigo a los culpables materiales e
intelectuales de esta violencia gubernamental, y de igual forma llamamos a los
intelectuales, escritores y artistas para que intensifiquemos la demanda que
ahora une a todo México y que no debemos permitir que nadie se interponga ante
el clamor doloroso ¡Vivos
los llevaron, vivos los queremos!
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