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sábado, 1 de noviembre de 2014

Un Papa que nos está deparando sorpresas

La convocatoria de este Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un hecho más, aunque especialmente relevante, en la lista de eventos en los que el Papa hace planteamientos en los que pone el dedo en la llaga y toca problemáticas centrales de nuestro tiempo ocupándose, en primer lugar, de los pobres, los excluidos, los marginados y los discriminados.

Rafael Cuevas Molina /Presidente AUNA-Costa Rica

El Papa Francisco recibió al presidente Evo Morales
en el Encuentro de Movimientos Sociales.
Convocado por el Papa Francisco a través del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, se reunió en el Vaticano los días 27 y 29 de octubre el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en el que participaron más de 150 personas de diferentes países del mundo que luchan por la dignidad de los trabajadores más pobres.

Debo aceptar que, inicialmente, desde esta publicación reaccionamos con suspicacia cuando se eligió al argentino Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa. Las sospechas que, cuando menos, no hubiera hecho lo necesario para salvar la vida de sacerdotes perseguidos en Argentina en los años de la dictadura, y la asociación que hicimos entre el papel activo de Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, en los acontecimientos vinculados a la caída del comunismo europeo, con la necesidad de la derecha latinoamericana de socavar la estabilidad de los gobiernos nacional-populares latinoamericanos de hoy, nos hizo ser reticentes.

Pero el Papa se ha encargado, poco a poco, de desmontar nuestras dudas y procurarnos sorpresas.

La convocatoria de este Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un hecho más, aunque especialmente relevante, en la lista de eventos en los que el Papa hace planteamientos en los que pone el dedo en la llaga y toca problemáticas centrales de nuestro tiempo ocupándose, en primer lugar, de los pobres, los excluidos, los marginados y los discriminados.

Recientemente, un documento, preparado después de una semana de discusiones en una asamblea de 200 obispos sobre la familia, dijo que la Iglesia debería desafiarse a sí misma para encontrar "un espacio fraternal" para los homosexuales, y que estos "tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana", afirmación que llevó a algunos de los participantes más conservadores a demarcarse, mientras el Papa los calificaba de tener una "la rigidez hostil".

En repetidas oportunidades, y en el Encuentro de Movimientos Populares volvió ha hacerlo, ha identificado indubitablemente a la sociedad de consumo y su expresión contemporánea, el capitalismo neoliberal, como causa fundamental del mundo desigual e injusto en el que vivimos.

En esta oportunidad, no se escatimó en identificarla también como la principal causa del posible desastre ambiental que se cierne sobre el  mundo, y abogó por las mujeres y los niños que, en su condición de vulnerabilidad, requieren atención especial.

La presencia de Evo Morales, presidente de Bolivia y referente del movimiento indígena, tuvo una especial significación.  Evo forma parte de una corriente que se abre camino en Nuestra América, que aboga por una respuesta a la crisis civilizatoria en la que se encuentra sumido el mundo, proponiendo partir de valores comunitarios que abogan por el buen vivir. Se trata, pues, de una propuesta alternativa a esa sociedad que el Papa repetidamente ha criticado, que ha sacado al ser humano del lugar central que debería ocupar en todo proyecto de desarrollo social.

En América Latina, la Iglesia Católica tiene una influencia importante en amplios sectores sociales. En el pasado, como es conocido, sectores de ella optaron por lo que se catalogó como una “opción preferencial por los pobres”, corriente a la que se denominó Teología de la Liberación, y que tuvo serios enfrentamientos con las autoridades vaticanas.

El anterior Papa, el dimitente Benedicto XVI, cuando aún era el cardenal Joseph Ratzinger, jugó un papel central en la represión a la que se le sometió a esta corriente. Como prefecto  de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición o Sagrada Congregación del Santo Oficio, se ocupó de defenestrar a varios de sus representantes bajo el argumento de haber sido penetrados por el pensamiento marxista, aunque tuvo que admitir que su lógica era inapelable. Aceptó implícitamente, pues, que lo que les molestaba era su separación de la tradicional posición reaccionaria al lado de los poderosos de la Iglesia oficial.

Pasar de Juan Pablo II y Benedicto XVI a Francisco es un soplo de aire fresco.

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