La convocatoria de este Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un
hecho más, aunque especialmente relevante, en la lista de eventos en los que el
Papa hace planteamientos en los que pone el dedo en la llaga y toca
problemáticas centrales de nuestro tiempo ocupándose, en primer lugar, de los
pobres, los excluidos, los marginados y los discriminados.
Rafael
Cuevas Molina /Presidente AUNA-Costa Rica
El Papa Francisco recibió al presidente Evo Morales en el Encuentro de Movimientos Sociales. |
Convocado por el Papa Francisco a través
del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, se reunió en el Vaticano los días 27
y 29 de octubre el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en el que participaron más de 150
personas de diferentes países del mundo que luchan por la dignidad de los
trabajadores más pobres.
Debo aceptar que, inicialmente, desde
esta publicación reaccionamos con suspicacia cuando se eligió al argentino
Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa. Las sospechas que, cuando menos, no
hubiera hecho lo necesario para salvar la vida de sacerdotes perseguidos en
Argentina en los años de la dictadura, y la asociación que hicimos entre el
papel activo de Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, en los acontecimientos
vinculados a la caída del comunismo europeo, con la necesidad de la derecha
latinoamericana de socavar la estabilidad de los gobiernos nacional-populares
latinoamericanos de hoy, nos hizo ser reticentes.
Pero el Papa se ha encargado, poco a
poco, de desmontar nuestras dudas y procurarnos sorpresas.
La convocatoria de este Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un
hecho más, aunque especialmente relevante, en la lista de eventos en los que el
Papa hace planteamientos en los que pone el dedo en la llaga y toca
problemáticas centrales de nuestro tiempo ocupándose, en primer lugar, de los
pobres, los excluidos, los marginados y los discriminados.
Recientemente, un documento, preparado después de una
semana de discusiones en una asamblea de 200 obispos sobre la familia, dijo que
la Iglesia debería desafiarse a sí misma para encontrar "un espacio
fraternal" para los homosexuales, y que estos
"tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana",
afirmación que llevó a algunos de los participantes más conservadores a
demarcarse, mientras el Papa los calificaba de tener una "la rigidez
hostil".
En repetidas oportunidades, y en el
Encuentro de Movimientos Populares volvió ha hacerlo, ha identificado
indubitablemente a la sociedad de consumo y su expresión contemporánea, el
capitalismo neoliberal, como causa fundamental del mundo desigual e injusto en
el que vivimos.
En esta oportunidad, no se escatimó en
identificarla también como la principal causa del posible desastre ambiental que
se cierne sobre el mundo, y abogó por
las mujeres y los niños que, en su condición de vulnerabilidad, requieren
atención especial.
La presencia de Evo Morales, presidente
de Bolivia y referente del movimiento indígena, tuvo una especial
significación. Evo forma parte de una
corriente que se abre camino en Nuestra América, que aboga por una respuesta a
la crisis civilizatoria en la que se encuentra sumido el mundo, proponiendo
partir de valores comunitarios que abogan por el buen vivir. Se trata, pues, de
una propuesta alternativa a esa sociedad que el Papa repetidamente ha
criticado, que ha sacado al ser humano del lugar central que debería ocupar en
todo proyecto de desarrollo social.
En América Latina, la Iglesia Católica
tiene una influencia importante en amplios sectores sociales. En el pasado,
como es conocido, sectores de ella optaron por lo que se catalogó como una
“opción preferencial por los pobres”, corriente a la que se denominó Teología
de la Liberación, y que tuvo serios enfrentamientos con las autoridades
vaticanas.
El anterior Papa, el dimitente
Benedicto XVI, cuando aún era el cardenal Joseph Ratzinger, jugó un papel
central en la represión a la que se le sometió a esta corriente. Como
prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Sagrada Congregación de
la Romana y Universal Inquisición o Sagrada Congregación del Santo Oficio, se
ocupó de defenestrar a varios de sus representantes bajo el argumento de haber
sido penetrados por el pensamiento marxista, aunque tuvo que admitir que su
lógica era inapelable. Aceptó implícitamente, pues, que lo que les molestaba
era su separación de la tradicional posición reaccionaria al lado de los
poderosos de la Iglesia oficial.
Pasar de Juan
Pablo II y Benedicto XVI a Francisco es un soplo de aire fresco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario