“En Argentina no se trató de una guerra con dos demonios de
responsabilidades similares y simétricas (el Estado y la resistencia
anti-dictatorial), sino que se trató de la implementación sistemática de una política de terrorismo de Estado para imponer un modelo económico de exclusión
de las mayorías”, sostiene en esta entrevista Alfredo Vivono, activista
argentino de Derechos Humanos.
Sergio
Ferrari / Especial para Con Nuestra América
Alfredo Vivono |
Desde hace una década Argentina vive un verdadero tsunami
a nivel de juicios a los represores de
los años setenta y ochenta. Más de 1.600
militares de alta graduación ya fueron procesados por crímenes de Lesa
Humanidad cometidos durante la última dictadura - 1976 a 1983. Más de 500 entre
ellos fueron condenados, muchos de los
cuales a cadena perpetua. Decenas de nuevos juicios se abren cada año, llegando
incluso ahora a médicos, parteras y capellanes comprometidos en la represión. Y
a los oficiales que dirigieron algunas cárceles del país, como es el caso de
Coronda, al norte de Santa Fe. En paralelo, las Abuelas de Plaza de Mayo
continúan su tenaz lucha por recuperar los bebes nacidos en cautiverio de
padres desaparecidos. Un intenso activismo a favor de la memoria, la verdad y
la justicia, que sin embargo, puede verse condicionado por las elecciones
presidenciales de octubre del año en curso, afirma Alfredo Vivono, ex–sub
secretario de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe en el periodo 2005-2007.
Con apenas 21 años, Vivono, entonces militante de la
juventud peronista fue detenido y
desaparecido (luego legalizado) por su participación en la resistencia
anti-dictatorial. Desde 1984 hasta ahora,
ha sido testigo y querellante en cuatro procesos jurídicos –dos de ellos
en curso- contra militares, que recibieron condenas de entre 10 años y cadena
perpetua.
P: ¿Qué
significado tienen los juicios contra los principales responsables de la
dictadura argentina que se vienen dando desde 2004, al anularse las leyes
anteriores de indulto?
Alfredo
Vivono: Creo, casi con
seguridad, que se trata de algo único en el mundo. La experiencia más
conocida han sido los Juicios de
Núremberg contra los criminales de guerra nazi. Pero se trató de tribunales
especiales con leyes propias para esos procesos. La especificidad de Argentina
es que estos juicios son realizados por el propio Estado que había cometidos
los crímenes. Y fundamentalmente con
tribunales y leyes ordinarias. Lo que hace casi imposible que alguien pueda
intentar volver atrás estos procesos y pretenda, en el futuro, declarar la
inconstitucionalidad de los mismos.
P: ¿En tanto promotor – y testigo- de cuatro de esos juicios, cuál es su
valoración de esos procesos y las condenas resultantes?
AV: Los
procesos jurídicos permitieron y permiten todavía develar la verdad de lo ocurrido
en el país. La documentación oficial que sustentó esos procesos -así como los
fallos de los jueces- dejó en claro que en Argentina no se trató de una guerra
con dos demonios de responsabilidades similares y simétricas (el Estado y la
resistencia anti-dictatorial), sino que se trató de la implementación
sistemática de un política de terrorismo de Estado para imponer un modelo
económico de exclusión de las mayorías.
P: Y en el terreno de la vivencia más personal…
AV: Para
las víctimas se trata de un hecho esencial de reparación. Imposible de
reemplazar ni con años y años de terapias sicológicas. Poder ser escuchado ante
un tribunal; sostener los relatos y acusaciones, muchas veces incluso en medio
de lágrimas, deja en cada testigo una enorme sensación de alivio-reparación
difícil de describir. Y más aun, cuando
llegan las condenas de los jueces.
Es importante decir que muchos
jueces no comparten hoy en Argentina las posiciones político-ideológicas de las
víctimas. Pero no pudieron eludir su responsabilidad y emitieron fallos
ajustados al derecho. Esto significa un enorme triunfo de la democracia.
P: ¿Cómo explica este esfuerzo por
la verdad histórica en Argentina, que no se ha dado en otros países
latinoamericanos que sufrieron también dictaduras y crímenes de lesa humanidad?
AV:
Menciono tres factores que tal vez expliquen parcialmente la generalización de
esta lucha por la memoria, la justicia y la reparación en Argentina.
En primer lugar, la represión
masiva y sangrienta golpeó a una gran
parte de los argentinos. Todos fuimos afectados. Quienes no habían sido
víctimas directas, tenían algún familiar, vecino, compañero de trabajo
secuestrado, preso o asesinado.
En segundo lugar, la lucha
heroica e inclaudicable de las víctimas directas, es decir de los organismos de
Derechos Humanos, en general, y
fundamentalmente las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Fueron ellas
quienes mantuvieron la llamita encendida
por la memoria, la verdad y la justicia aun en los momentos más difíciles de la
historia reciente: sea cuando se sancionaron las leyes de indulto y obediencia
debida –que benefició a los militares-; o en los años dramáticos del
neo-liberalismo a ultranza cuando el tema de la memoria intentó ser relegado.
¡El prestigio nacional e internacional de Madres y Abuelas ha sido decisivo!
Otro elemento importantísimo es
el involucramiento activo del ex – presidente Néstor Kirchner y de la actual
presidenta Cristina de Kirchner en reivindicar los derechos humanos como
esencia de la política de Estado.
P: ¿Qué significa en concreto esa valoración? En el exterior no faltan las
críticas frontales contra el “Kirchnerismo”…
AV: El expresidente
Kirchner dijo en su primer discurso a la Nación: "No voy a dejar mis
convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno" y cumplió. Una de sus
primeras acciones fue recibir a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto a
otros organismos y víctimas. Fui testigo ya que
asistí a dos de esas reuniones. Escuchó nuestros reclamos -al igual que
la actual presidenta y ambos generaron políticas públicas tendientes a
facilitar el acceso a la memoria, la verdad y la justicia reclamadas durante
tantos años. A pesar de las fuertes presiones en contra de muchos factores de
poder en Argentina.
P: La Abuelas y las Madres en su mayoría ya son ancianas. ¿Cómo asegurar la
continuidad de la vigencia del tema de los Derechos Humanos en el futuro
mediato?
AV: Es
imposible "heredar" el prestigio de las Madres y Abuelas que le
dieron fortaleza a nuestros reclamos.
En consecuencia hay que generar
organización en torno al tema de los DDHH para poder sustituirlas. Los hijos de
los desaparecidos (hoy entre 30 y 40 años de edad) están cumpliendo un rol
importante de relevo.
Respecto de la especificidad del
terrorismo de Estado, los próximos pasos consisten en avanzar con los juicios
pendientes a los responsables directos de la represión y extenderlos a ideólogos y responsables
económicos. Por ejemplo asegurar la continuidad del proceso iniciado contra la empresa Mecedes Benz por
la desaparición forzada de 14 obreros y delegados de esa fábrica y que es también impulsado en Alemania. Estos juicios
contra los que otrora fueron los verdaderos “jefes” de los militares, serán más dificultosos de promover que a los
militares mismos. Especialmente por los factores de poder que se tocan, que hoy
siguen siendo enormes.
P: Se entra en un año electoral en Argentina. ¿En qué medida este proceso
de memoria/juicios/castigos/reparación podría frenarse?
AV: Hay
riesgos. Casi toda la oposición -con expresiones más frontales o más
encubiertas- piensa encontrar la forma
de ponerle freno a los juicios. Pienso que la amenaza no pesa solo sobre los
derechos humanos en su sentido más tradicional. Sino sobre toda una serie de
conquistas sociales, económicas y culturales como la Ley de Medios (que
controla a los monopolios mediáticos); el matrimonio igualitario; el derecho a
la identidad de género; las paritarias (libre discusión de salarios y
condiciones de trabajo); programas de educación y salud gratuitas; subsidios a
los niños pobres en edad de estudio etc. que hacen a la esencia de la
ampliación de derechos en su sentido más amplio.
P: Quisiera concluir con un tema muy sensiblemente ligado a la dinámica
europea de los derechos humanos. Diversas organizaciones españolas de víctimas
del franquismo han encontrado en la justicia argentina el camino más efectivo
para abrir procesos contra los represores de la España dictatorial. Su
comentario.
AV: Refuerza mi análisis sobre el compromiso de la justicia
y del Estado argentinos hacia todos los
procesos de justicia-castigo, considerándolos como piezas esenciales de la
reconstrucción de la memoria colectiva. Es muy meritorio que haya sido una
jueza argentina la que emitió en octubre pasado la orden de detención contra
una veintena de altos responsables de esa terrible época de la historia
española. La verdad y vigencia de los derechos humanos es una y única. Y si
ciertos mecanismos legales españoles obstaculizan juicios pendientes desde
décadas, la vía argentina es pertinente y correcta. Ya que los crímenes de lesa
humanidad deben ser sancionados, los represores condenados y las víctimas o sus
familiares, reparadas. No olvidamos que cuando en Argentina estaban frenados
por ley los juicios, el juez español Baltazar Garzón los impulsó desde España
logrando la detención y condena de algunos de los represores. Como por ejemplo
Ricardo Cavallo, que secuestró y asesinó entre otros al militante popular
argentino y escritor Rodolfo Walsh; a las monjas francesas que trabajaban en
Argentina, Alice Domon et Léonie
Duquet; a Azucena Villaflor, una de las fundadoras de las Madres de Plaza
de Mayo. Lamentablemente cuando el juez Garzón decidió investigar estos
crímenes al interior de España fue destituido. Sea en
Argentina o en España…los derechos humanos son universales y por lo tanto no
tienen fronteras.
Ustedes titularon asi: "“En Argentina no se trató de una guerra con dos demonios de responsabilidades similares y simétricas (el Estado y la resistencia anti-dictatorial)," y yo cambio la ultima parte por: "delincuentes subversivos que trataron de destruir a nuestra democracia"...no debemos olvidar que estos "muchachos" actuaron muy duramente durante el gobierno constitucional de Peron y su esposa
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