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sábado, 11 de abril de 2015

VII Cumbre de las Américas: El péndulo retrocede

Se vienen estabilizando instituciones regionales de claros alcances políticos en valores de unidad, cooperación, complementariedad que dejan atrás el santanderismo, monrroismo y la práctica colonizadora de lógicas instaladas en el egoísmo político de intereses que orbitan en el imantado capital.

Jesús Alejandro Marcano Fernández / Especial para Con Nuestra América
Desde Maturín, Venezuela

La “VI Cumbre de las Américas” se realizó en Cartagena, Colombia, del 09 al 15 de abril del 2012, y el lema asumido fue “Conectando las Américas: Socios para la prosperidad”. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, no se presentó por considerar que no asistiría mientras exista el “intencional rechazo de países dominantes como USA y Canadá” a  Cuba; igualmente, no asistió el presidente de Nicaragua por la misma razón. La Cumbre culminó sin ninguna declaración conjunta, mientras que Hilary Clinton terminó en un Bar de Cartagena trago tras trago, según las fotos publicadas en la prensa. ¿Qué Cumbres son esas?

Tres años después, menos socios somos con el norte y 35 países están convocados para la nueva cita del 10 y el 11 de abril de este año 2015, en la “VII Cumbre de las Américas” , cuyo lema ahora es “Prosperidad con equidad”; acontecimiento éste cuya antesala lo hace propicio para que mucha tinta corra y el debate se encienda: voces como la del presidente Evo Morales solicitan que el premio Nobel de la paz, que tiene sus fuerzas invadiendo por doquier, pida perdón antes de llegar a Panamá; el inquilino de la Casa Blanca no pierde tiempo y hace gira por países caribeños, donde nada permite pensar que hayan señales que digan que la soberbia del representante de las transnacionales que gobiernan Norteamérica vaya a disculparse; igualmente, más de 10 millones de firmas de venezolanas y venezolanos se presentarán en la reunión, solicitando la derogación del decreto de Obama, cargado de redundancia de inteligencia por su sui generis “amenaza inusual y extraordinaria”.

Ahora bien; ¿para qué sirve, cómo funcionaría, qué buscaría en el contexto de coordenadas de estructuración geopolítica contemporánea, una Cumbre de las Américas? Bien, la Organización de Estados Americanos (OEA) actúa como Secretaría técnica del proceso de cumbre, esto es, la OEA busca con las cumbres mantenerse como institución continental en un continente que se re-ordena deslocalizando el clásico poder del norte.

Un poco de narrativa o relato hispanoamericano, nos dice que hace casi 189 años, por allá por Lima,  Perú, un 22 de junio de 1826, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, conocido sin tantas palabras como Simón Bolívar, llama a una asamblea que se denominaría Congreso Anfictiónico que debía dar los cimientos de una gran nación, que en claves geopolítica buscaba ser el muro de contención en esta latitud de las pretensiones colonialistas, jugando un posterior papel en el mundo de las naciones como potencia tanto por su extensión territorial como por sus riquezas. Hermosísima idea esta que hoy tiene tendencia firme en las iniciativas de muchos de los pueblos y gobiernos de países latinoamericanos, con distintas revoluciones que anclan en esta inspiración, vivenciadas explícitamente en la revolución socialista cubana, revolución bolivariana en Venezuela, revolución sandinista en Nicaragua, revolución ciudadana en Ecuador revolución indigenista en Bolivia y procesos análogos en tendencias progresistas en Argentina, Paraguay, Brasil y el Salvador con solidaridades concretas de países centroamericanos y caribeños que van construyendo la urdimbre geoestratégica en la profundización y radicalización del reordenamiento del poder en el subcontinente.

Se vienen estabilizando instituciones regionales de claros alcances políticos en valores de unidad, cooperación, complementariedad que dejan atrás el santanderismo, monrroismo y la práctica colonizadora de lógicas instaladas en el egoísmo político de intereses que orbitan en el imantado capital.

¿Qué se creó en aquel 1826? Las obras de mayor trascendencia fueron: una liga de repúblicas americanas, una Asamblea Parlamentaria Supranacional y un pacto mutuo de defensa; ayer como hoy, es en la misma ciudad donde reposa envainada una espada de Bolívar, donde los  resultados podrían metafóricamente desenvainarla, también se encuentran allí los “protocolos del Istmo”, esto es, los primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que asistieron a aquella reunión. Los historiadores oficiantes de la educación que se trasmite en América Latina, han venido asumiendo que la OEA tuvo su germen en aquella reunión y visión integradora de Bolívar. Nada más extranjero y lejos del pensamiento e ideal bolivariano, pues esta organización ha sido el relato panamericanista y antibolivariano que funcionó como organización de estados para los americanos del norte: allí se negociaron invasiones, golpes de estados, bloqueos y cuanta conspiración fuese necesaria para adormecer los espíritus y voluntades democráticas que, sujetadas a conciencias revolucionarias, planteaban otra opción latinoamericanista.

De allí que en el siglo XXI se impulsa desde una rizomática (Deleuze-Guattari) Latinoamérica que propicia el mundo ascentrado y descentrado políticamente para ocupar espacios deliberantes que sepulten poco a poco, tierrita a tierrita los instrumentos de hegemonía y dominación que como la OEA se han establecido para funcionar como dictamen de quien no tiene nada que ofrecer en el crisol politico contemporáneo.

Sólo servirá la OEA en su cumbre para pulsionar la tensión del país del dólar con las instituciones que como UNASUR, ALBA, PETROCARIBE, CARICOM. Ya sentenciaron en aforisma claro su posición. Pues, ¿cuál agenda? Ocho puntos vinculados a la “prosperidad con equidad”, ¿pantomima?, ¿remedo?, ¿qué de qué?, ¿Qué es lo qué?

Nos interesa la exigencia de 196 países del planeta sobre el inmediato desbloqueo de los Estados Unidos a Cuba, la situación colonial de las Malvinas por parte de Inglaterra en alianza con los Estados Unidos, nos interesa el proceso de paz en Colombia, la legitimidad que se dan los Estados Unidos con un decreto injerencista sobre Venezuela, la independencia de Puerto Rico, las bases militares norteamericanos en nuestro territorio, entre otras de ese calibre.

¿Pero qué nos tienen planteado la Secretaría Técnica del proceso de cumbre, esto es, la OEA y Panamá? El foro hemisférico de la sociedad civil, cuya civilidad y civitas ya sabemos a qué apuesta, con la participación del Bill Clinton, el 42 presidente de los Estados Unidos y cuya esposa, Hillary Diane Rodham Clinton, cerró la VI cumbre en un bar de Cartagena. 

¿Qué relaciones fortalecer? Todos estos puntos ya tienen sus foros propios, sus instituciones cabales para su abordaje, sólo que la soberbia  de los operarios políticos de las transnacionales que gobiernan en el país dueño del  otrora ministerio de colonias se le imposibilita ver, por cuanto las fórmulas de sus gafas de lecturas ya no cuadran en el escenario emergente que están constituyendo en claves geopolíticas los pueblos de éste subcontinente. Coincido con el profesor Atilio Boron en que América del Sur y la CELAC no deben asistir a esa cumbre, y que de asistir sea para sepultar semejante instrumento.

Parece que el péndulo retrocede, por ello digo con el cantautor de la canción necesaria Alí Primera: “Gallina vieja esa gente ni pone ni deja la culequera”; así está la OEA, es una gallina vieja, nada qué decir con un gran escándalo.

*Director de la Universidad Bolivariana de Venezuela en el Eje Geopolítico “Heroína Juana la Avanzadora”.

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