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sábado, 20 de junio de 2015

2015: Elecciones intermedias en México

La radiografía de las elecciones intermedias en México y sus resultados son un claro reflejo del tipo de sociedad que predomina en un país que en otro momento se le identificó políticamente como el más progresista de América Latina y el Caribe.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

El 7 de junio de 2015 en la República Mexicana se realizan las llamadas elecciones intermedias. Proceso electoral que acontece a la mitad de las elecciones que determinaron el  periodo presidencial y el de los senadores (2012-2018).  Es un momento político en que se elige una nueva composición del total de los diputados federales (500) tanto de elección directa (300 de mayoría relativa) como de 200 diputados de representación proporcional de acuerdo a la votación alcanzada por los respectivos partidos políticos.  Un número significativo de esa “fiesta electoral” es  el número de candidatos a diputados federales por mayoría relativa que llegó a 5,288. En tanto que los candidatos a diputados por representación proporcional sumó 3,704.

Estas elecciones  también coincide con los comicios que se realizan  en nueve estados donde se escogen a sus candidatos a gobernadores o gobernadoras (Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora). Cargos cuya designación por el voto mayoritario  gobernará por un periodo de seis años   (2015-2021). Asimismo también en 16 estados se eligen a los congresos locales, como a las autoridades de ayuntamientos, así como en la capital del país, el Distrito Federal donde se eligen 16 jefes delegacionales.  Esto también implica la realización de una jornada electoral que a nivel nacional y  local hace que la ciudadanía pueda designar con su voto a 2,179  cargos de elección popular. Incluso,  también implica que en algunas entidades de la federación mexicana, como es el caso del estado de  Oaxaca, se desarrollen de conformidad con su propia constitución y en determinadas comunidades indígenas, elecciones bajo el sistema reconocido de usos y costumbres.

Un elemente novedoso en este proceso electoral es la participación permitida y registrada por el órgano regulador de candidatos independientes. A nivel nacional participan diez partidos políticos que por el volumen de su respectivas votaciones alcanzadas en las elecciones pasadas (2012), figuran en el siguiente orden: Partido Revolucionario Institucional  (PRI); Partido Acción Nacional (PAN); Partido de la Revolución Democrática (PRD); Partido Verde Ecologista de México (PVEM); Partido Nueva Alianza (PNA); Movimiento Ciudadano (MC); Partido del Trabajo (PT) y las nuevas entidades partidarias que pretenden alcanzar su registro si logran obtener un 3 por ciento de la votación: Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA); Partido Humanista (PH) y Partido Encuentro Social (PES).  Asimismo también participan en determinadas elecciones estatales o locales partidos con una identificación regional, como son los casos  del Partido de los Pobres de Guerrero (PPG) o del Partido Social Demócrata en el estado de Morelos entre otros.

De esta manera estos comicios intermedios permiten votar formalmente a 87,244,921 ciudadanos que figuran en el padrón electoral. Lo que representa en términos de género un universo de 52% de  mujeres y 48% de hombres. Lo cual también hace ver que entre los potenciales  votantes que suman el 70 por ciento,   se ubique la franja de los que tienen entre 18 y 39 años de edad. Bloque generacional que desde la perspectiva de la democracia electoral, seguramente define el curso general de ese proceso  en el que muestran sus inclinaciones y preferencias ideológicas y políticas.

Un elemento más que significativo en esos comicios es el enorme gasto formal que ha destinado el Instituto Nacional Electoral (INE). Esto es, el costo económico que ha servido para que los distintos candidatos realicen con el presupuesto oficial y con recursos públicos hacer el gasto financiero electoral de sus campañas. Lo más resaltante es que si bien la economía mexicana atraviesa por un nuevo periodo de crisis, para la llamada clase política se le otorgaron más que suficientes recursos para realizar sus campañas electorales.  En la mayoría de los casos los candidatos buscaron difundir su imagen y discurso político a través de la propaganda mediática (radio, televisión, cine, Internet) o de anuncios impresos  (espectaculares, afiches colocados en postes de luz, bardas y todo tipo de mobiliario urbano y rural).   Casi todas las campañas publicitarias en gran medida resultaron un gran negocio para las empresas encargadas de  hacer y difundir esa propaganda. Una enorme cantidad de millones de pesos se destinaron para ello y para  buscar legitimar la llamada democracia electoral.

Otro elemento resaltante  es que esos comicios intermedios se llegaron  a desarrollar en un clima de aspero y violento contexto político nacional. México y Colombia son los dos únicos países de nuestra región latinoamericana donde se desarrollan conflictos armados. La guerra en Colombia lleva ya más de medio siglo y más de 250 mil víctimas, así como más de 4 millones de personas  desplazadas de sus lugares de origen. En el caso mexicano el recuento es más incierto estadísticamente. Oficialmente se estima  muy conservadoramente en  más de ochenta mil muertos producto de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado y más de 25 mil desaparecidos desde el gobierno del  presidente panista Felipe Calderón (2006-2012) hasta el actual gobierno del presidente príista Enrique Peña Nieto.

Un tema relevante de la jornada electoral del 2015, es el hecho sintomático de la crisis de violencia en México que muestra que las elecciones se llevan en un clima donde hay  15,134 secciones de atención electoral (SAE), en virtud de problemas de diversa índole. Tales  como un número de 2,077 secciones donde  ciudadanos que van a  votar no saben leer ni escribir. O bien 8,128 secciones  que presentan altos índices de migración o 6,656 secciones con alta inseguridad pública, o también donde prevalecen problemas como la discriminación, conflictos religiosos o interétnicos, agrarios, limítrofes o políticos. Lo cual nos pone en evidencia los casos más conocidos como son las protestas de los profesores afiliados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que en algunos estados junto con otras organizaciones políticamente muy beligerantes contra la democracia oficial han llamado a boicotear el proceso electoral. Asimismo todo ello contrasta con otros espacios electorales donde el clientelismo político es más evidente en la práctica de diversos partidos políticos que se ubican geométricamente en el esquema ideológico de  la izquierda, centro o la derecha.

Sin duda la radiografía de esas elecciones intermedias en México y sus resultados son un claro reflejo del tipo de sociedad que predomina en un país que en otro momento se le identificó políticamente como el más progresista de América Latina y el Caribe. Sobre todo cuando los valores éticos de su horizonte eran la búsqueda de la justicia y la democracia social, valores hoy sustituidos por los de la lógica individualista y consumista del llamado libre mercado o del capitalismo salvaje.

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