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sábado, 9 de enero de 2016

Eugenio María de Hostos y América

Hostos tenía un pensamiento revolucionario y antiimperialista, el cual desarrolló en todos los principales países de América Latina. Su idea del progreso de las sociedades y lo avanzado de su pensamiento para la época, lo convirtieron en uno de los pensadores de mayor importancia en Nuestra América.

Carlos Pérez Morales* / Especial para Con Nuestra América
Desde Puerto Rico

Eugenio María de Hostos fue el más grande pensador puertorriqueño y uno de los más importantes de América en el Siglo XIX. Su influencia y la vigencia de su pensamiento se extienden hasta el Siglo XXI. Cursó estudios de derecho en Madrid, donde comenzó el desarrollo de su pensamiento político. De regreso a tierras americanas, su pensamiento se tornó revolucionario y antiimperialista.  Decidió  luchar toda su vida por la total independencia de las Antillas y la liberación de América de las instituciones retrógradas heredadas de España. Concibió la independencia de Puerto Rico, como un paso adelante para formar una Confederación antillana. Con el fin de reclamar ayuda y solidaridad para la independencia de Cuba y Puerto Rico, recorrió diferentes países de América latina. Se reunió con las personas más influyentes de su sociedad incluyendo líderes políticos y sociales. Entre esos países se encuentran Estados Unidos, Colombia (Cartagena), Panamá, Perú, Chile, Argentina, Brasil y Venezuela. En todos ellos dejó una profunda huella con su pensamiento social. Hostos criticó abiertamente a los gobiernos injustos y corruptos de América. Luchó por la justicia y el progreso de los pueblos.

En la República Dominicana convirtió la enseñanza y la educación en una poderosa arma de lucha. Allí fundó Escuelas de Enseñanza Superior como la Escuela Normal de Santo Domingo, la de Santiago de los Caballeros y otras escuelas en distintas ciudades dominicanas. También contribuyó a fundar el Instituto de Señoritas, que dirigió la notable poetisa dominicana Salomé Ureña de Henríquez. Fue amigo entrañable de la distinguida familia Henríquez Ureña y de don Francisco Henríquez y Carvajal. 

Como intelectual, cultivó muchas disciplinas tales como la Filosofía, la Sociología, la Pedagogía, la Geografía, el Periodismo, la Historia, la Literatura, la Gramática, la Economía Política, y el Derecho. 

Luego de una prolongada estadía en Santo Domingo, continuó su largo peregrinar por América Latina. Su destino inmediato era Lima, Perú, cruzando Panamá en el ferrocarril que unía los dos océanos. En Panamá, defendió la construcción de un canal “neutral” que pudiese ser utilizado por todas las naciones. En Perú, residió por un año y fue co-fundador del periódico La Patria. En Lima, criticó ampliamente al gobierno y defendió el mejoramiento de las condiciones de trabajo de los chinos que allí vivían. Expuso sus teorías sobre el racismo y las desigualdades sociales en su famoso ensayo El Cholo.

En el año de 1872, llegó a Chile, donde hizo importantes contribuciones. En la Academia de Bellas Letras dictó su famosa conferencia sobre La educación científica de la mujer.

En 1889 regresó a Chile y fue nombrado rector del Liceo de Chillán, Un año después es trasladado a Santiago para fungir como rector del Liceo Miguel Luis Amunátegui. Desde allí continuó su aportación a la enseñanza con una nueva metodología y revisando los contenidos de diversas materia. Una de sus grandes contribuciones a la reforma educativa en Chile fue su aportación escribiendo nuevos libros, revisando sus contenidos y brindando indicaciones para los maestros sobre la nueva metodología a utilizarse llamada método concéntrico.

También en esta austral nación, compartió con un grupo de amigos que compartían el positivismo como doctrina moderna. Entre estos notables positivistas estaban José Victorino Lastarria, Valentín Letellier, Claudio Matte, Manuel Antonio Mata y Diego Barrios Arana.

Luego continuó su viaje hacia Buenos Aires, donde le fue ofrecida una cátedra en la Universidad. Rechazó esta oferta porque quería cumplir con lo que consideraba su deber autoimpuesto: conseguir la solidaridad y ayuda a la lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico. En Buenos Aires colaboró con varios periódicos y promovió  la idea de la creación de un ferrocarril trasandino. Partió hacia Río de Janeiro con el fin de trasportarse a Nueva York, vía Panamá. Llegó a Puerto Rico, luego de la invasión de Estados Unidos con el fin de evitar la anexión del país a Estados Unidos. Decepcionado, partió hacia República Dominicana, donde hizo importantes contribuciones al desarrollo escolar, pero murió allí en el año 1903.

Como podemos observar Eugenio María de Hostos fue un ilustrado viajero que combinó la filosofía y enseñanza con su lucha propagandística por la libertad de Cuba y Puerto Rico.  Hostos tenía un pensamiento revolucionario y antiimperialista, el cual desarrolló en todos los principales países de América Latina. Su idea del progreso de las sociedades y lo avanzado de su pensamiento para la época, lo convirtieron en uno de los pensadores de mayor importancia en Nuestra América.

*Docente Jubilado, Universidad de Puerto Rico

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