Hostos
tenía
un pensamiento revolucionario y antiimperialista, el cual desarrolló en todos
los principales países
de América
Latina. Su idea del progreso de las sociedades y lo avanzado de su pensamiento
para la época,
lo convirtieron en uno de los pensadores de mayor importancia en Nuestra
América.
Carlos Pérez
Morales* / Especial para Con Nuestra América
Desde Puerto Rico
Eugenio María de Hostos fue el más grande
pensador puertorriqueño y uno de los más importantes de América en el Siglo
XIX. Su influencia y la vigencia de su pensamiento se extienden hasta el Siglo
XXI. Cursó estudios de derecho en Madrid, donde comenzó el desarrollo de su
pensamiento político. De regreso a tierras americanas, su pensamiento se tornó
revolucionario y antiimperialista.
Decidió luchar toda su vida por
la total independencia de las Antillas y la liberación de América de las
instituciones retrógradas heredadas de España. Concibió la independencia de
Puerto Rico, como un paso adelante para formar una Confederación antillana. Con
el fin de reclamar ayuda y solidaridad para la independencia de Cuba y Puerto
Rico, recorrió diferentes países de América latina. Se reunió con las personas
más influyentes de su sociedad incluyendo líderes políticos y sociales. Entre
esos países se encuentran Estados Unidos, Colombia (Cartagena), Panamá, Perú,
Chile, Argentina, Brasil y Venezuela. En todos ellos dejó una profunda huella
con su pensamiento social. Hostos criticó abiertamente a los gobiernos injustos
y corruptos de América. Luchó por la justicia y el progreso de los pueblos.
En la República Dominicana convirtió la
enseñanza y la educación en una poderosa arma de lucha. Allí fundó Escuelas de
Enseñanza Superior como la Escuela Normal de Santo Domingo, la de Santiago de
los Caballeros y otras escuelas en distintas ciudades dominicanas. También
contribuyó a fundar el Instituto de Señoritas, que dirigió la notable poetisa
dominicana Salomé Ureña de Henríquez. Fue amigo entrañable de la distinguida
familia Henríquez Ureña y de don Francisco Henríquez y Carvajal.
Como intelectual, cultivó muchas disciplinas
tales como la Filosofía, la Sociología, la Pedagogía, la Geografía, el
Periodismo, la Historia, la Literatura, la Gramática, la Economía Política, y
el Derecho.
Luego de una prolongada estadía en Santo
Domingo, continuó su largo peregrinar por América Latina. Su destino inmediato
era Lima, Perú, cruzando Panamá en el ferrocarril que unía los dos océanos. En
Panamá, defendió la construcción de un canal “neutral” que pudiese ser
utilizado por todas las naciones. En Perú, residió por un año y fue co-fundador
del periódico La Patria. En Lima,
criticó ampliamente al gobierno y defendió el mejoramiento de las condiciones
de trabajo de los chinos que allí vivían. Expuso sus teorías sobre el racismo y
las desigualdades sociales en su famoso ensayo El Cholo.
En el año de 1872, llegó a Chile, donde hizo
importantes contribuciones. En la Academia de Bellas Letras dictó su famosa
conferencia sobre La educación científica
de la mujer.
En 1889 regresó a Chile y fue nombrado rector
del Liceo de Chillán, Un año después es trasladado a Santiago para fungir como
rector del Liceo Miguel Luis Amunátegui. Desde allí continuó su aportación a la
enseñanza con una nueva metodología y revisando los contenidos de diversas
materia. Una de sus grandes contribuciones a la reforma educativa en Chile fue
su aportación escribiendo nuevos libros, revisando sus contenidos y brindando
indicaciones para los maestros sobre la nueva metodología a utilizarse llamada
método concéntrico.
También en esta austral nación, compartió con un
grupo de amigos que compartían el positivismo como doctrina moderna. Entre
estos notables positivistas estaban José Victorino Lastarria, Valentín
Letellier, Claudio Matte, Manuel Antonio Mata y Diego Barrios Arana.
Luego
continuó su viaje hacia Buenos Aires, donde le fue ofrecida una cátedra en la
Universidad. Rechazó esta oferta porque quería cumplir con lo que consideraba
su deber autoimpuesto: conseguir la solidaridad y ayuda a la lucha por la
independencia de Cuba y Puerto Rico. En Buenos Aires colaboró con varios periódicos y promovió
la idea de la creación de un ferrocarril trasandino. Partió hacia Río de Janeiro con el fin
de trasportarse a Nueva York, vía
Panamá. Llegó a Puerto Rico, luego de la invasión de Estados Unidos con el fin de
evitar la anexión
del país a
Estados Unidos. Decepcionado, partió
hacia República
Dominicana, donde hizo importantes contribuciones al desarrollo escolar, pero
murió allí en el año 1903.
Como
podemos observar Eugenio María
de Hostos fue un ilustrado viajero que combinó la filosofía y enseñanza con su lucha propagandística por la libertad de Cuba y
Puerto Rico. Hostos tenía un pensamiento revolucionario y
antiimperialista, el cual desarrolló
en todos los principales países
de América
Latina. Su idea del progreso de las sociedades y lo avanzado de su pensamiento
para la época, lo
convirtieron en uno de los pensadores de mayor importancia en Nuestra América.
*Docente Jubilado,
Universidad de Puerto Rico
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