La desbocada ambición humana no
tiene límites, y los caminos que encuentra para realizarse son muchos y muy
variados. Lo de Panamá es solo una anécdota en el entramado mafioso de quienes
tienen la sartén por el mango en el mundo.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
La frase que entrecomillada
encabeza este artículo es de Deng Xiaoping, quien fuera máximo dirigente de la
República Popular China desde 1978 hasta su muerte en 1997. Bajo su dirección,
el país se embarcó en el rumbo pragmático que lo que encaminó hacia la
restauración del capitalismo, y que desató la fiebre de enriquecimiento que lo
ha llevado a que sea, hoy en día, uno de los que más millonarios tiene en el
mundo.
En los llamados Papeles de Panamá,
los chinos abundan. Han seguido al pie de la letra la consigna de su líder de
los años ochenta y no escatiman esfuerzos para enriquecerse. Emulan con otros
ambiciosos del mundo, grandes y pequeños, por alcanzar la gloria, y no paran
mientes en métodos ni artimañas para lograrlo.
Lo que ha salido a la luz pública
esta semana no debiera sorprendernos. La desbocada ambición humana no tiene
límites, y los caminos que encuentra para realizarse son muchos y muy variados.
Lo de Panamá es solo una anécdota en el entramado mafioso de quienes tienen la
sartén por el mango en el mundo. Fuera de ese entramado estamos nosotros, los
sin capital, los sin poder, los despreciados por falta de ambición, por
conformistas y mediocres que no brillan en las fiestas del jet set, los que no viajamos
en yate ni tenemos avión privado.
Nosotros los de abajo, los que no
formamos sociedades en el bufete Mossack Fonseca, los que no sabemos de esas
triquiñuelas de bandoleros, asistimos ahora al espectáculo de la negación
unánime: nadie ha hecho nada indebido, todos son angelitos que o no sabían, o
no entendían, o no tienen idea de por qué aparecen en ese listado horroroso que
se ha divulgado con la sola intención de dejarlos mal parados.
Muchos, además, no comprenden por
qué se les inoportuna con cuestionamientos. Ese tipo de procedimientos son
moneda corriente entre los amos del mundo. El camarada Deng, a quien ya hemos
citado al inicio de estas líneas, también tuvo la clarividencia para sintetizar
en un aforismo el espíritu que anima tales artimañas: “no importa que el gato
sea negro o blanco, lo importante es que cace ratones”. Los chinos –se nota a
leguas-, sintetizan mucho del ambiente de época.
No habría que extrañarse que atrás
de esta zancadilla haya disputas globales entre quienes libran la guerra por
quedarse con la tajada más grande. No cabe duda que hay mafiosos chinos, rusos
y argentinos, pero ¡por favor! los mafiosos norteamericanos que no aparecen en
esta lista se cuentan por miles; y Panamá, como locación en la que se puede
hacer este tipo de trampas, no tiene nada que envidiarle a Suiza o a los
Estados Unidos, por ejemplo. Nosotros, los de abajo, los que no tenemos que
quebrarnos la cabeza buscando el mejor escondite para nuestro dinero, no
tenemos idea de las ventajas y desventajas que ofrece cada uno de estas
guaridas de bandidos.
El señor presidente de los Estados
Unidos, el mismo que recientemente arengó a los cubanos desde el Gran Teatro
Alicia Alonso de La Habana, salió a hablar sobre el asunto haciendo un llamado
para que las cosas no se desmadren. No dijo nada de los emporios que en su
propio país hacen lo mismo que se hace en Panamá. No le conviene porque bien
que atraen capitales y, siendo esto buen negocio, los Estados Unidos no piensan
quedarse atrás. Tal vez algo de la disputa por esa hegemonía de la atracción de
capitales sucios esté atrás de todo este Watergate del bufete panameño.
Nosotros, desde nuestro humilde
mirador, escribiendo en una maquinita lenta y demodé, vemos el espectáculo de los ricos sorprendidos in fraganti y, aunque nos indignamos,
reímos, nos divertimos de verlos tan apurados y recordamos aquel dicho popular
centroamericano que hoy les cae tan al pelo: “a todo chancho le llega su
sábado”.
Excelente nota Rafa, nunca nos hemos saludado personalmente pero respeto mucho tu trabajo, por eso la confianza de llamarte Rafa..
ResponderEliminarTrato de no perderme la lectura semanal de estas notas. Enhorabuena y a echar punta!
Saludos!
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