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sábado, 16 de julio de 2016

Venezuela: demonizar a Maduro para justificar su destitución

No hay que ser mezquinos, y hay que expresarlo bien claro: Nicolás Maduro está resistiendo esta brutal embestida de la oposición, que no ha cesado un sólo día de atacarle, desde que asumió la presidencia. Hasta hace poco la oposición envalentonada, se creía dueña de las calles; hoy el panorama no es el mismo, éstas vienen siendo recuperadas por los seguidores del chavismo.

Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.
Salvo la agresión, manipulación y terrorismo mediático ejercido contra la Revolución Cubana desde el triunfo en 1959, la embestida que sufre hoy la Revolución Bolivariana no tiene antecedentes en otro país de América Latina. Las oligarquías nativas obedientes a las directrices de Washington, vienen desarrollando sistemáticamente una campaña brutal a través de los medios masivos, contra los gobiernos de izquierda en América Latina. Su influencia es tan grande que incluso no es difícil leer o escuchar a algunos académicos e intelectuales, otrora simpatizantes y partidarios de las causas populares y progresistas en la región, repetir discursos ideologizados contra el gobierno de Venezuela.

Cada vez es más común encontrar en distintos países de América Latina, a venezolanos organizados, dirigiendo un programa radial o un semanario, desde donde se proclaman grandes defensores de la democracia y los derechos humanos, pero defienden abiertamente un golpe de Estado en Venezuela; elogian las actividades de la oposición, sin señalar cuáles son, y al mismo tiempo demonizan a Nicolás Maduro, acusándolo de todo, incluso de acaparar los alimentos y el papel higiénico.

Contra el gobierno venezolano no solamente se lleva a cabo una guerra mediática, sino también una guerra económica despiadada; esta se expresa, por ejemplo, en la desaparición de alimentos, carencia de productos de higiene, escasez de medicamentos, apagones, entre otros, que han creado una situación de angustia en la ciudadanía. Los grandes medios jamás explican las causas reales de esas ausencias; por ejemplo no dicen quiénes son los que acaparan y escoden los víveres; nunca informan de la estrepitosa caída del precio del petróleo, que en enero y febrero de este año estaba en menos de $20.00 y las consecuencias que tiene para la economía nacional; tampoco informan que la sequía provocada por el fenómeno El Niño produce resultados completamente negativos para un país donde toda la electricidad es hidráulica. Para esos medios, la culpa de todo lo tiene el presidente Nicolás Maduro; él es el responsable del bajo precio del petróleo, él es el causante de que en Venezuela no llueva.

Hoy aunque la guerra mediática continúa, el gobierno empieza a resistir en el plano económico. Por ejemplo, el precio del petróleo es de $50.00, no $20.00 como en los meses de mayor crisis, esto le permite una pequeña, pero significativa mejora en sus exportaciones; también hay una reducción de los apagones, gracias al aumento considerable de las lluvias. Y ante el acaparamiento y desabastecimiento, el Gobierno ha creado los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), que consiste en la distribución quincenal casa por casa, de bienes de tres tipos: alimentos, productos de higiene y medicamentos, dirigidos a las comunidades más vulnerables (dos millones de personas). Como ha dicho el presidente Maduro: "la Revolución con la Misión Alimentación va llegando, enfrentando la emergencia económica, estas son medidas de emergencia económica, para garantizarle a nuestro pueblo la atención directa en el hogar, Mercal casa por casa y Mercal obrero también". Esta es la batalla que hoy enfrenta el gobierno de Venezuela.

No hay que ser mezquinos, y hay que expresarlo bien claro: Nicolás Maduro está resistiendo esta brutal embestida de la oposición, que no ha cesado un sólo día de atacarle, desde que asumió la presidencia. Hasta hace poco la oposición envalentonada, se creía dueña de las calles; hoy el panorama no es el mismo, éstas vienen siendo recuperadas por los seguidores del chavismo.

Pero de todo esto, nada informan los grandes medios; la idea más bien es desvirtuar cada vez más al Gobierno, continuar demonizando a Nicolás Maduro, ocultar las fechorías de la oposición, generar caos, insistir en que estamos ante una crisis humanitaria y justificar la intervención extranjera.

En estas circunstancias el presidente Nicolás Maduro ha mostrado una gran voluntad por dialogar con la oposición; el mejor testigo de esta actitud es el exjefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ahora está proponiendo que intervenga el Vaticano. Sin embargo, lo que reciben por respuesta de estos “demócratas”, es más guarimbas y total rechazo al diálogo. La propuesta de ellos -con el visto bueno y solapado de Washington-, se reduce a destituir a la fuerza a Nicolás Maduro.

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