Estamos a poco
menos de un mes de las elecciones presidenciales estadounidenses y nosotros, el
resto del mundo, dependemos de que gane una mujer que se ha caracterizado por
su vinculación con lo peor del establishment económico y a un agresivo
imperialismo o que gane un desquiciado fascista que tendría en sus manos el
maletín nuclear.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra
América
Desde Puebla,
México
Es probable que muy pocos candidatos
presidenciales en los Estados Unidos de América hayan sido tan inmunes a los
efectos de algún traspiés en lo políticamente correcto. Obviamente me refiero a
Donald J. Trump cuyo racismo, homofobia y misoginia no lo hundieron en todas
estos meses de campaña presidencial. Más aun, lo que hace un año parecía un
chiste, hoy se ha convertido en una posibilidad real: que un vociferante como
el magnate sea el próximo presidente estadounidense. Sin embargo, hoy parecer
ser que la corrección política finalmente lo alcanzó. Una grabación en donde
Trump aparece fanfarroneando acerca de sus conquistas sexuales y su abusiva
manera de relacionarse con las mujeres, le está costando bastante caro.
Al momento de
escribir estas líneas, al final del segundo debate entre los dos candidatos,
Trump enfrentaba el abandono a su campaña presidencial de aproximadamente 150
prominentes republicanos entre ellos legisladores, ex candidatos presidenciales y gobernadores. Entre ellos figuras notables como John McCain y Condolezza Rice.
Aun la esposa de Trump y Mike
Pence, su compañero de fórmula, han
tenido que deslindarse de los comentarios sexistas del millonario que hoy
pretende estar en el salón oval de la Casa Blanca. El que comentarios machistas
se conviertan en un gran tema en esta campaña presidencial, revela cuan
profundamente delicado se ha convertido el tema de género. Al parecer más
espinoso que el racismo fascista que Trump ha mostrado todo este tiempo contra
la otredad negativa que ha construido: los migrantes y especial los migrantes
mexicanos.
Desde el primer
debate presidencial, Hillary Clinton se ha beneficiado de haber ganado éste,
del escándalo suscitado por las revelaciones de que Trump ha evadido pagar
impuestos durante muchos años y ahora por estas grabaciones misógenas que se
unen a los comentarios sexistas que en algún momento dedicó a Alicia Machado la
ex Miss Universo 1996. El que en el debate se haya destacado la misoginia de
Trump y que éste haya revirado aludiendo a las aventuras sexuales de Bill
Clinton, revela cómo los grandes temas políticos, económicos
y sociales, ocupan un lugar secundario
en lo que al menos mediáticamente resultan importantes para el pueblo
estadounidense.
Las primeras
noticias nos indican que Hillary Clinton ganó también el segundo debate y de
manera dificultuosa ha empezado a obtener alguna ventaja sobre Trump. Esto puede mostrarnos que lo
políticamente correcto finalmente ha alcanzado a éste y que ello puede tener
efectos muy negativos para sus pretensiones presidenciales. Estamos a poco
menos de un mes de las elecciones presidenciales estadounidenses y nosotros, el
resto del mundo, dependemos de que gane una mujer que se ha caracterizado por
su vinculación con lo peor del establishment económico y a un agresivo
imperialismo o que gane un desquiciado fascista que tendría en sus manos el
maletín nuclear. La tragedia de todo
esto es que los efectos de lo que suceda en las elecciones presidenciales las
sufrimos todos, pero los que votan y
deciden son los estadounidenses, una parte de los cuales son muestra palpable
de la insensatez.
Totalmente de acuerdo
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