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sábado, 26 de noviembre de 2016

Elecciones en EEUU. Los síntomas de un cambio de época

Para analizar correctamente el resultado de las elecciones en EEUU  creemos que es más preciso fijarse  primero en quién perdió que en quién ganó. Visto así, el triunfo de Trump es el síntoma más evidente de que  se quebró el espinazo de la globalización neoliberal, etapa final del capitalismo y, por ello, cruje la columna  vertebral  de todo el capitalismo realmente existente en nuestros días.

Mariano Ciafardini / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina

No pensamos estar exagerando si decimos que estaríamos entrando  a una transición histórica  en la que, a poco andar no sabremos cómo llamar exactamente al modo de producción y apropiación en el que estemos viviendo,  pero de seguro ya no podrá  hablarse lisa y llanamente de capitalismo, al menos en lo que ello significa en términos marxistas.

Globalización neoliberal es lo contrario de proteccionismo y de industrialismo. Es desregulación casi total y el  financierismo (esto significa: las finanzas no al servicio de la producción –capitalista o imperialista- sino la producción  en función de la renta financiera capitalista global).

Trump expresa a poderosos grupos económico-políticos que se han puesto en contra de esta dinámica porque no les queda otra alternativa. No es, entonces  que sus anunciadas propuestas económicas, se traten de meros de meros slogans de campaña. Van a intentar realmente un gran cambio en la estrategia de EEUU como país, como bloque político económico  con pretensiones hegemónicas. No es necesario aclarar el impacto que esto va a tener en el resto del mundo.

Es un error considerar a Trump un mero “outsider oportunista”. Nadie llega a la presidencia de EEUU y le gana al bipartidismo tradicional del establishment mundial de la época, que en este caso había unido a Demócratas y Republicanos y a los clanes Clinton y Bush, simplemente porque “leyó mejor el estado de ánimo de los votantes”  y “se aprovechó de un sistema electoral en el que no gana la mayoría real sino la mayoría de los electores”.

 Con ese mismo sistema electoral la pendularidad del sistema se las había arreglado hasta ahora para tener dos candidatos más o menos aceptables  en los términos del sistema mismo y si había algún tipo de sorpresa (que nunca podía ser mayor)  el curso de la campaña electoral se arreglaba con una pequeña dosis de fraude correctivo o con acuerdos post electorales. Esta vez no fue así, ni lo será.

Por supuesto hasta hoy hubiera sido inimaginable que una vez  cerrado el resultado electoral no se alinearan todos los medios (y todo el establishment) al menos en las apariencias detrás del ganador,  que empezaba, automáticamente,  a ser tratado como un héroe de la nación hasta promediar su mandato.

Hoy no sólo sigue la campaña contra Trump en los principales medios norteamericanos y del capitalismo mundial sino que se ha agudizado, hasta ha habido manifestaciones callejeras  contra el presidente legítimamente elegido por el pueblo el día siguiente al de la elección. Ni en lo que ellos llaman una “republiqueta bananera” pasó nunca esto.

Como se explica entonces que haya ganado? Y porqué por primera vez en la historia hay una reacción semejante?

Es que ha pasado algo totalmente anómalo  que no tiene que ver  solo con lo electoral,  sino con una  crisis sistémica total.

Como decimos,  más  que pensar centralmente en quien ganó debe pensarse en quién (y qué)  fue derrotado . La derrotada fue Hillary que representaba la continuidad de la globalización para pocos y quien la derrotó no fue puramente Trump, ni siquiera puede considerarse como los principales victoriosos  al electorado de desocupados,  semi-ocupados o precarizados  trabajadores industriales del anillo de los grandes lagos. Aunque el sentido en que votó la clase obrera industrial norteamericano, o lo que queda de ella, no deja de ser significativo.

 No, los principales vencedores,   quienes le propinaron la paliza a la hillaryzación financiera terrorista global, fueron los pueblos del mundo. Ese sujeto histórico  que con tanta desesperación buscan tantos izquierdistas melancólicos. Ese sujeto  que como “topo” está siempre cavando aunque no lo vean  y que ha destruido ahora  irreversiblemente los  cimientos del sistema y ha “dado por tierra” con  la eternidad de utilería del capitalismo que “siempre se recicla”.

Intentemos una descripción sintética  de lo que ha pasado en realidad.

Detrás de la ágil frescura de la imagen de Obama y de la de su familia televisiva, se escondió, durante sus mandatos la más perversa de todas las estrategias de dominación del capitalismo. El plan globalizador siempre fue   transformar el mundo en una red de centros financieros tipo Londres o Nueva York, esparcidos por todo el mundo, sin importar de qué país se trate. En torno a cada uno de esos nodos  se agolparía la oligarquía financiera y una cada vez más escueta clase media,  protegidos, todos ellos, por legiones de desclasados a sueldo y apoyados por unos no muy numerosos “staffs”  de administradores y profesionales y equipos tecno científicos etc. El resto de la humanidad (es decir  no menos de seis mil millones de personas) se agolparían en torno de estos centros en círculos concéntricos de “Ilotas” de distintas categorías. Repetimos, cualquiera sea el país de que se trate, es decir sean países centrales o periféricos, industrializados o no, lo que incluye, especialmente, a los EEUU de Norteamérica y Europa Occidental.

Así se venía diseñando el “nuevo mundo” de la globalización ya aceleradamente  desde  Bill Clinton, y a ello era a lo que debía dar continuidad Hilary.

 Claro que esta estrategia tenía entre sus “perdedores”, además de las tres cuartas partes de la humanidad,  a los pocos pero todavía muy poderosos magnates remanentes del ya atrasado esquema de dominación del siglo XX, el del imperialismo (principalmente norteamericano) con sus grandes monopolios industriales  atados al estado norteamericano a través del complejo militar industrial y los grandes bancos que servían de apoyo financiero a esta estrategia imperialista. Los nombres de aquellas épocas eran Rockefeller , Carnegie,  Morgan, Standard Oil,  Ford, General Motors,  Chase Manhattan, Bank of América, banca Morgan. Era la época del gran sueño “americano”,  del uso de la banca estatal como reaseguro de la operabilidad financiera con instituciones como Freddie Mac  y  Fannie Mae,  de la Ley Glass-Steagal, que impedía mezclar la banca de depósito con la banca de inversión, de la articulación salarial con  los sindicatos cómplices de la AFL-CIO y del juego bipartidista de los Demócratas-Republicanos,  mediante el que se administraban los roces competitivos hacia el interior  del imperialismo norteamericano. Tiempos  de keynesianismo en tensión con liberalismo, con un poderoso mercado interno y una alta tasa de ocupación industrial y balanza comercial favorable.

Todo este esquema,  para la nueva dinámica financiera de alta desregulación,  hasta la cuasi inexistencia económico-financiera de los estados nación como estructura política soberana, (representada fundamentalmente por la red City Coorp-HSBC- banca Rothschild-Santander)  resultaba un estorbo. Más aún su desaparición era (y es) condición “sine qua non” para el logro del plan de la red de “cities” financieras, ágiles y flexibles como los pasos de Obama.

Esta contradicción de sectores capitalistas imperialistas empezó desde la constitución misma de esta etapa del capitalismo llamada globalización allá por fines de los años 80, pero   el primer golpe que le asestó la nueva estrategia globalista a aquellos grandes barones imperialistas del siglo XX, fue el de la desterritorialización industrial en masa,  con radicación preferencial en China, minándoles  a los grupos imperialistas industrialistas su base de apoyo geo-demográfica. El segundo gran golpe  fue la hiper liberalización comercial a nivel global  de la OMC y de los tratados ómnibus de libre comercio que, en esas condiciones de desventaja competitiva hizo que los EEUU sólo pudieran mantener sus tasas de ocupación con el hiperdesarrollo de los servicios y el consumismo artificialmente sostenido con la burbuja crediticia. Es burbuja tuvo su primer estallido grande en 2008 y a partir de allí el enfrentamiento entre el “nuevo capitalismo financiero globalizador y el “viejo capitalismo  imperialista rezagado” empezó a tener más visibilidad. Es más, esa crisis fue precisamente desatada por una movida defensiva de los rezagados  que, a través de su agente en el gobierno norteamericano de W. Bush,  Paulson ( ex Goldman Sachs),  dejaron caer uno de los banco importantes de la coalición globalista, el ahora famoso “Lehman Brothers”.

Todo esto, está muy inteligentemente estudiado y expuesto en los trabajos de los argentinos Gabriel Merino y Walter Formento  en sus libros pioneros en este sentido (incluso  a nivel internacional)  “Crisis Financiera Global” y en la reciente publicación de Formento con el holandés Wim Dierckxsens, “Geopolítica de la Crisis Económica Mundial”.

Pero como veníamos diciendo, no ha sido, sin embargo, este grupo  conservador rezagado  el escollo más importante  para los globalizadores. Es otra la fuerza que se les ha venido oponiendo en serio  y que es la verdadera imposibilidad  para cumplir con sus objetivos. Ha sido, se podría decir en forma abstracta  la historia misma. Y en forma concreta: la humanidad.

Veamos cómo ha sido este proceso  de reconfiguración del sujeto histórico en la globalización

El capitalismo,  aun antes de adoptar  su forma “new age”  globalizadora y financierista, había empezado a dar muestras de su finitud . Ya  E. Mandel había visualizado su decrepitud  con sus análisis sobre lo que llamó capitalismo tardío  en los 70, pero hoy queda más en evidencia que nunca que estamos ante su decadencia  y su final. El capitalismo comercial  duró desde sus comienzos en el siglo XIV hasta el XIX uso 500 años , el capitalismo industrial denominado imperialismo que lo sucedió duró aproximadamente 100 años desde fines del XIX hasta fines del XX.

La tercera y  última estrategia desesperada de reciclamiento ha sido como dijimos,  la globalización financiera, a la que nos venimos refiriendo,  pero ha durado “apenas” unos treinta años y ya está agotada. Y no  se percibe rastro alguno de alguna otra nueva versión.  Solo se notan los manotazos  perversos de acciones militares,  disfrazadas de rebeliones democráticas,  en el mejor de los casos y, ya desenfadadamente  expuestas como apoyo directo a grupos terroristas sanguinarios, en el peor. Una de las principales involucradas en todo este lodazal geopolítico  es precisamente  Hillary Clinton quien ha llevado junto con Obama los niveles de cinismo a extremos nunca vistos antes en la historia de la humanidad.

Entre los hechos más notorios de que el capitalismo está condenado, como sistema, a desestructurarse y sucumbir, está  la aparición contundente, en la escena geopolítica y económico financiera internacional, de dos potencias como China y Rusia  que no han hecho, en estos últimos años, más que proporcionarle fuertes derrotas económicas y militares  al, perversamente liviano, globalismo de Obama y Hillary y sus socios ingleses (también golpeados por el Brexit como un pequeño adelanto de la  victoria trumpista).

Que los sistemas ruso y chino vayan a derivar en una nueva versión del capitalismo mundial  es algo que está en principio en el plano especulativo, pero  parecería muy   difícil  y contradictorio en el marco de un análisis más profundo e integral. Su rol de opositores globales tanto a la estrategia neoliberal de las “cities”, como a cualquier tipo de neo hegemonismo,  parece estar  impulsándolos más y más  a posiciones antifinancieristas , a nivel internacional , oponiéndole grandes proyectos productivos y comerciales como la Ruta de la Seda, y hacia posiciones anticapitalistas,  a nivel de sus políticas  internas, al reconocer lo imprescindible del desarrollo de sus pueblos  y de  la elevación del nivel de vida, sin exclusiones,  como parte imprescindible de su estrategia económico política, aunque es cierto que deberán resolver sus propias contradicciones interiores en este sentido.

Estos sistemas nacional-continentales no surgieron por generación espontánea. Son el resultado de la rearticulación interna de sus propias fuerzas populares en los complejísimos momentos del paso del capitalismo imperialista al capitalismo de la globalización financiera. Fue la tremenda experiencia de lucha y resistencia de sus pueblos durante el siglo XX la que permitió que ambas potencias se reciclaran en los actores mundiales que son hoy y no pasaran a ser tierra arrasada y colonizada por la estrategia globalista neoliberal.

Además ( y esto también es demostrativo de su rumbo) esas fuerzas de naciones-continente se suman  y articulan cada vez más  con una gran resistencia  de masas  mundiales a la globalización, que se expresa   por la multipolaridad  y la autonomía de las naciones o su integración  en regiones que no reproduzcan  el neoliberalismo sino la cooperación y la complementariedad global.

Es este gran sujeto histórico de la globalización, conformado  por personas,  movimientos,  partidos,  asociaciones e, incluso, y en algunos casos principalmente , proyectos nacionales  y continentales que ejercen el gobierno y el poder de sus países en contra dela deriva neoliberal y las artimañas de los Obamas, Hillarys, Blairs, Camerons etc., el que produjo, en realidad, la derrota de la Sra. Clinton, es decir de su proyecto de continuidad  y profundización de la globalización neoliberal de la red de “cities” financieras. Es este movimiento el que puso al descubierto su cinismo y su falsedades  y su involucramiento directo en el genocidio a que se está sometiendo a los pueblos en medio oriente con la estrategia del caos de la que es principal impulsora.

No nos confundamos, Hillary perdió contra la resistencia  mundial de los pueblos a la globalización capitalista, y parte de ese gran movimiento es la clase trabajadora norteamericana, aunque se mezclen irracionalmente entre sus ideas discursos xenófobos o raciales, manipulados por el oportunismo electoral. Que esto lo haya aprovechado el grupo imperialista rezagado  para ajustar cuentas con sus adláteres globalizadores  y haya impuesto a Trump es otro tema,  que está en un   plano secundario,  aunque no por ello, es claro,  poco importante.

Está claro también, como dijimos al principio,  que Trump no es una casualidad o  el éxito electoral de un “outsider” que se financió por sus propios medios  y supo leer inteligentemente  los deseos de gran parte de la población norteamericana. Eso es una ingenuidad. No es posible ser presidente de los EEUU  ( y comandante en jefe de sus FFAA) sin un apoyo de al menos un sector del poder global  Y ese sector es en este caso, como ya dijimos , el grupo imperialista  “rezagado”, vinculado a la banca más atada al mercado interno norteamericano y a importantes  ámbitos del viejo complejo militar industrial. O acaso alguien supone que el FBI va a denunciar a la principal candidata a la presidencia,  en el tramo final de la definición electoral  porque simplemente “está cumpliendo con su deber”. Eso no lo hace ningún jefe del FBI sino  es parte y está jugando el partido del poder con uno de los bandos  principales (y, en este caso, ahora lo sabemos, con el bando  que más posibilidades en la coyuntura). Este grupo rezagado  del capitalismo global ha aprovechado, como ya dijimos, su oportunidad coyuntural. De todos modos este intento de volver a los “años dorados de la posguerra”,  que parece ser  el objetivo de los que están detrás de Trump,  aunque contenga destellos de racionalidad frente a la locura desenfrenada del grupo globalizador, no deja de ser tan irracional como su ad-later y ello se pone en evidencia cuando uno intenta responder a la pregunta:  ¿cómo va a hacer Trump para cumplir con sus promesas de reindustralización  de los EEUU y recuperación de los niveles de vida de sus trabajadores?

Pero, insistimos en  que no debe perderse de vista  que ha sido  y es el esfuerzo de los pueblos y la izquierda mundial lo que  está impidiendo que la última versión del capitalismo siga avanzando.  Su expansionismo militar se empantanó en Afganistán e Iraq,  en  Siria está siendo directamente derrotado, su plan ucraniano fracasó, sus leoninos tratados oceánicos son cada vez más rechazados, su estructura financiera y monetaria  se debilita y aparecen con fuerza planes globales alternativos.

En  lo que respecta a América Latina, aunque se han sentido los golpes de un intento de contraofensiva desesperada del Departamento de Estado  y la CIA obamianos,  Nicaragua, en la que el Frente Sandinista acaba de ganar las elecciones con más del 70 %, está construyendo  un canal inter-océanico con participación china, en las narices del imperio, por el que podrán pasa  mega buques mercantes y portaaviones, Venezuela resiste,  Cuba, a la que quisieron  sobornar, se mantiene cada vez más digna, Ecuador,  El Salvador y Bolivia prosiguen con sus proyectos autónomos, hay posibilidades del regreso de Lugo al gobierno de Paraguay y El frente Amplio prosigue con su gestión de más de diez años en Uruguay. Por otro lado, los gobiernos de Macri y Temer  muestran, aceleradamente, las nefastas consecuencias de querer regresar a la senda neoliberal.

 Todo ello también influyó para poner en descubierto la hipocresía Obama –Hillary pero, sobre todo, para mostrar al mundo, y en este caso especial al pueblo norteamericano, que ya nada bueno puede esperar pueblo alguno del proyecto que se inició a partir de Reagan- Bush, Clinton y  Tatcher-Major-Blair. No debe olvidarse que muchos demócratas que habían seguido a Bernie Sanders,  un liberal que compartía muchas de las propuestas económicas de Trump, decidieron finalmente no votar por nadie, y que la mala imagen de Hillary llego alcanzar más del 60%.

La derrota de Hillary es un triunfo histórico de los pueblos; Trump es, en todo caso,  un efecto inevitable y en cierta medida impredecible pero preferible a lo que hubiera sido la extensión de la globalización financiera pura y dura sin solución de continuidad. Habrá que ver muy atentamente cómo se desarrollan los acontecimientos a partir de ahora. Nadie dijo que todo esto iba a ser fácil pero se abre una inmensa oportunidad.

*Instituto Argentino de Estudios Geopoliticos

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