Páginas

sábado, 14 de enero de 2017

2017 apunta hacia un mundo multipolar

La era de la hegemonía norteamericana y de neoliberalismo es, por definición, un tiempo de turbulencias e incertidumbres. Nadie ni nada permite prever con un mínimo de certidumbre ni el futuro inmediato, menos todavía el de mediano y largo plazo. Pero el cúmulo de acontecimientos permite proyectar a 2017 como un año en que se dibujará, con más claridad, el surgimiento de un mundo multipolar.

Emir Sader / LA JORNADA

El final de la guerra fría hizo que el mundo retrocediera al período histórico de la hegemonía británica, en que una única potencia detentaba el predominio mundial. La decadencia británica introdujo un tiempo de disputas hegemónicas, primero entre los EUA y Alemania, con dos guerras mundiales de por medio, después entre los EUA y la Unión Soviética, en el escenario llamado “guerra fría”.

La desaparición de la URSS hizo que la humanidad volviera a un mundo unipolar, esta vez con la hegemonía imperial norteamericana. No se tardó en anunciar que la historia terminaría, desembocando en esa hegemonía, que traería, con ella, la economía capitalista de mercado y la democracia liberal, como horizontes insuperables de la historia. Seguirían habiendo acontecimientos, pero todos encerrados en ese marco, que nos aprisionaría definitivamente.

En lugar de girar hacia adelante, la historia habría retrocedido y quedado congelada. La superioridad militar, económica, política e ideológica de EEUU no permitiría alimentar ilusiones en otra dirección. El fin del socialismo, que sería el futuro de la humanidad, en la concepción derrotada, relegaba ese tipo de sociedad al museo de la historia, como un largo paréntesis finalmente concluido. La economía capitalista pasaba a ser “la economía”, la única posible, así como la democracia liberal, la única posible.

Sin embargo, la Pax Americana no trajo el final de los conflictos bélicos, sino su multiplicación, al tiempo que el reino del mercado no trajo de vuelta el crecimiento económico, sino la recesión prolongada. Como resultado de esas contra-tendencias, han surgido gobiernos anti-neoliberales, como en América Latina, así como fuerzas que se coordinan por la construcción de un mundo multipolar, como las congregadas en los Brics.

Un episodio que parecía ser simplemente uno más del ejercicio de la superioridad militar de EEUU y de sus aliados del bloque imperialista occidental –como ya había ocurrido en Afganistán, en Irak, en Libia-, el de la destrucción del gobierno de Siria, como pasó previo al bombardeo de Irán, terminó promoviendo una gran revuelta que, sumada a otros fenómenos, apunta hacia el surgimiento de un mundo multipolar.

EEUU no había logrado crear las condiciones del bombardeo de Irán, ni adentro, ni con sus aliados externos. Rusia se aprovechó para proponer un proceso de negociación entre EEUU e Irán, que tuvo éxito, desarticulando los planes bélicos de Israel, apoyado por Arabia Saudita y poniendo en práctica el primer proceso de resolución pacifica de un conflicto bélico importante en el mundo, en mucho tiempo.

Este éxito fue el preámbulo que permitiría también una resolución de la también aparentemente interminable guerra en Siria. Arabia Saudita, contradicha en las negociaciones con Irán, intensificó el apoyo al llamado Estado Islámico, que se ha vuelto la fuerza fundamentalista y terrorista que pasó a amenazar no solo a gobiernos del Medio Oriente, sino en todo el mundo con sus acciones terroristas.  Como uno de sus efectos, la guerra en Siria quedó polarizada entre el EI y el gobierno sirio, sacando definitivamente del escenario supuestas fuerzas moderadas de oposición, usadas como pretexto para que EEUU apoye intentos de derrumbar al gobierno sirio. El acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán, apoyado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, basado en la derrota militar del EI, por intervención decisiva de las tropas rusas, promovió un nuevo acuerdo de paz, esta vez sin los EEUU.

A este nuevo horizonte se suma la alianza alrededor de los Brics, con Rusia y China como protagonistas esenciales, como fuerzas que promueven el fortalecimiento de modelos de desarrollo económico con distribución de renta, como contrapartida del agotamiento del neoliberalismo y la prolongada recesión a la que ha desembocado ese modelo.

El Brexit y la victoria electoral de Donald Trump en las elecciones norteamericanas apuntan hacia retrocesos en el proceso de globalización, con políticas proteccionistas y debilitamiento de los procesos de libre comercio, imponiéndose en las dos potencias que, desde hace más de un siglo, han estado a la cabeza del bloque imperialista en el mundo

La combinación de esos factores tendrá, en 2017, un nuevo escenario mundial, con la retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea, así como la toma de posesión de Donald Trump, haciendo lo que ya se venía dibujando con el agotamiento del modelo neoliberal, la incapacidad de EEUU para concluir las guerras de Afganistán y de Irak y su impotencia frente a la extensión de los conflictos bélicos en toda la región, así como el fortalecimiento de Rusia como actor político y militar global.

Un nuevo escenario que tiene que ser, para América Latina, un espacio de nuevas oportunidades, para salir definitivamente del modelo neoliberal y de la hegemonía norteamericano, buscando profundizar alianzas que promuevan la solución pacífica de los conflictos y apoyen politices de desarrollo con distribución de renta. Brasil, Argentina, México, y todos los países del continente, tienen que decidir dónde quieren ubicarse en ese nuevo escenario mundial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario