La situación económica y
financiera mundial, en momentos en que Donald Trump asumió la presidencia de
EEUU, es la más grave que se haya conocido hasta ahora. La desigualdad social
es mayor que nunca, la pobreza continúa creciendo y no hay forma de luchar por
cambiar esta injusta e inmoral situación, si no es a partir de consenso y la
unidad de nuestras naciones.
Rubén
Armendáriz / ALAI
En la dominicana Punta
Cana quedó en claro que no habrá gobierno en América Latina y el Caribe,
progresista o neoliberal, al que le pueda ir bien solo, o si se aparta de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y eso es lo que
refleja la declaración política final del organismo regional suscrito por 33 países
de la región que, no por casualidad, fue invisibilizado por los medios
hegemónicos.
“Conscientes de que la
CELAC es el mecanismo de concertación, unidad y diálogo político de la
totalidad de la América Latina y el Caribe, ratificamos este espacio como un
ámbito para la promoción de los intereses comunes de nuestros pueblos”,
señalaron los mandatarios y jefes de estado.
Lo cierto es que la
situación económica y financiera mundial, en momentos en que Donald Trump
asumió la presidencia de EEUU, es la más grave que se haya conocido hasta
ahora. La desigualdad social es mayor que nunca (seguimos siendo el continente
más desigual), la pobreza continúa creciendo (pese a los progresos en los
últimos tres lustros) y no hay forma de luchar por cambiar esta injusta e
inmoral situación, si no es a partir de consenso y la unidad de nuestras
naciones.
La decisión unánime fue
la de avanzar hacia la integración política, económica, social y cultural,
sustentados en un equilibrio entre la convergencia y la diversidad de nuestros
países; en la construcción de soluciones propias para promover y mantener la
paz, el desarrollo inclusivo y sostenible de nuestros pueblos hasta alcanzar la
erradicación total del hambre y la pobreza, e impulsar la agenda regional en los
foros globales y la cooperación con otros estados, regiones y organizaciones
internacionales.
Los países de la región
subrayaron la importancia de instrumentar medidas orientadas a promover y
proteger los derechos de las personas en situación de vulnerabilidad, incluidos
los pueblos indígenas y los afrodescendientes, migrantes, personas con
discapacidad y las mujeres, y promover la igualdad de género y el trabajo
decente; así como erradicar el trabajo infantil como parte de las acciones
encaminadas a priorizar los derechos de las niñas, niños y adolescentes como
sujetos de derecho.
La búsqueda de la unidad
La historia es clara: en
el siglo XX América Latina y el Caribe permanecieron desunidos, mientras desde
la Organización de Estados Americanos (OEA), el panamericanismo solo sirvió
para apoyar injerencias, invasiones, injerencias armadas, golpes de Estado
dirigidos desde Washington, que seguía considerando a nuestra región su patio
trasero.
Recién a inicio del siglo
XXI comenzaron a darse pasos en pos de la búsqueda conjunta del futuro. Fue
nueve años atrás, también en República Dominicana, que el Grupo de Río
–antecesor de la CELAC- logró sin la injerencia de EEUU y Canadá una solución
al conflicto desatado por la incursión de tropas colombianas en Ecuador.
Poco después, en
diciembre de 2008, en Salvador de Bahía, los mandatarios de la región se
reunieron por primera vez en la Cumbre de América Latina y el Caribe por la
Integración y el Desarrollo. En Cancún se decidió que en Caracas se celebrara
la reunión constitutiva de la CELAC, en diciembre de 2011, bajo la consigna de
unidad en la diversidad política e ideológica de la región.
En este lapso ha habido
avances y retrocesos, pero –al decir de Rafael Correa- nunca se había avanzado
tanto en nuestra región. Aun cuando varios presidentes –quizá para quedar bien
con el nuevo presidente estadounidense- no viajaron a República Dominicana,
aunque sí lo hicieron sus representantes, que firmaron la Declaración Política.
Vale la pena leer la Declaración
Política
Para la consolidación de
América Latina y el Caribe como Zona de Paz, la CELAC hizo un llamado a todos
los Estados a que respeten los postulados de esta proclama en sus relaciones
con la región, dirigidos a la solución de controversias por medios pacíficos y
al reconocimiento del derecho de los Estados a tener su propio sistema
político, económico, social y cultural como base indispensable para fomentar la
paz y la armonía en la región.
Resaltó el carácter de
zona libre de armas nucleares de nuestra región, establecido en el pionero
Tratado de Tlatelolco y reafirmó la necesidad urgente de avanzar hacia el
objetivo principal del desarme general y completo bajo estricto control
internacional y lograr la prohibición y eliminación total de las armas
nucleares.
En su última cumbre) la
CELAC reiteró su rechazo a todo acto de terrorismo en todas sus formas y
manifestaciones, incluyendo su financiamiento y destacó la importancia de las
tecnologías de la información y las tecnologías de la comunicación, incluido el
internet, como herramientas para fomentar la paz, el bienestar humano, el
desarrollo, el conocimiento, la inclusión social y el crecimiento económico.
Reafirmó el uso pacífico
de las TIC e instó a la comunidad internacional a evitar y abstenerse de
realizar actos unilaterales, como los que tienen como objetivo subvertir
sociedades o crear situaciones con el potencial de fomentar conflictos entre
Estados. Al propio tiempo, subrayó la necesidad de que, con el uso de las TIC,
no se vulnere el derecho a la privacidad de las personas.
Reiteró el rechazo de la
región a la aplicación de medidas coercitivas unilateral es contrarias al
derecho internacional, incluyendo las listas y certificaciones que afectan
países de América Latina y el Caribe y reafirmó el llamado al gobierno de EEUU
a que, sin condicionamientos, ponga fin al bloqueo económico, comercial y
financiero que impone a Cuba desde hace más de cinco décadas, y que aún se
encuentra vigente. Asimismo, reclamó la devolución a la República de Cuba del
territorio que ocupa la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo.
Los 33 países de la
región reiteraron su compromiso con el fortalecimiento de mecanismos que
permitan prevenir, detectar, sancionar y combatir la corrupción, mejorar la
eficiencia y la transparencia en la gestión pública, promover la rendición de
cuentas en todos los niveles, así como la participación ciudadana en la
fiscalización de asuntos públicos y el acceso a la información conforme a las
legislaciones nacionales y convenios internacionales suscritos por los Estados.
Sobre la cooperación
tributaria internacional, instó a fortalecer los marcos regulatorios,
promocionando los intereses de los países en desarrollo y apoyando iniciativas
intergubernamentales para combatir la elusión y evasión fiscales, la corrupción
y el lavado de dinero que, utilizando ciertas prácticas crean incentivos para
transferencias ilícitas de activos que causan efectos negativos en la economía,
en particular para los países en desarrollo.
La Celac reiteró asimismo
el compromiso con la implementación del Plan para la Seguridad
Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre y, en concordancia con la
Declaración Especial sobre Financiamiento para el Desarrollo, abogó por el
logro de un entorno propicio para el desarrollo sostenible y la superación de
los desafíos que presenta el financiamiento para el desarrollo.
En ese sentido, reiteró
el llamamiento a los países desarrollados para cumplir con el compromiso de
destinar el 0,7% de su ingreso nacional bruto a la Ayuda Oficial para el
Desarrollo (AOD), al tiempo que anunció que seguirá promoviendo el uso de
criterios que utilicen indicadores multidimensionales para la medición acertada
de las realidades complejas y diversas del desarrollo de los países de la
región.
Los mandatarios saludaron
la Nueva Agenda Urbana, aprobada en la Conferencia Hábitat III (Quito, octubre
de 2016) y reafirmó su compromiso con el desarrollo urbano sostenible y con el
ideal común de una ciudad para todos, la igualdad en el uso y el disfrute de
ciudades y asentamientos humanos, para garantizar que las generaciones
presentes y futuras, sin discriminación, puedan crear ciudades y asentamientos
justos, seguros, sanos, accesibles, asequibles, resilientes, sostenibles, a fin
de promover la calidad de vida para todos
Asimismo, reiteraron el
compromiso para promover la equidad e igualdad de género y para erradicar todas
las formas de violencia contra las mujeres, adolescentes y niñas, así como
impulsar su empoderamiento político y económico, eliminando los obstáculos
sociales que lo impiden, aprobando y fortaleciendo políticas públicas y leyes
para promover la igualdad entre los géneros para garantizar el pleno acceso a la
educación y a la justicia, así como a la autonomía económica y financiera, y a
la participación y representación política.
La CELAC instó a la
implementación de políticas públicas para garantizar en todos los niveles, la
cobertura universal y gratuita de la educación, inclusiva y de calidad, con
permanencia, perspectiva de género e interculturalidad, sin discriminación, que
respete la capacidad creativa y los conocimientos ancestrales y el respeto
hacia los saberes de otras culturas, para que todos desarrollen capacidades de
pensamiento crítico, razonamiento lógico, creativo e innovador.
Los jefes de Estado
reconocieron que los jóvenes constituyen un segmento significativo de nuestras
poblaciones, y se comprometieron a proveer mayores oportunidades, y dotarlos de
las habilidades y conocimientos que faciliten su completa participación en los
procesos de toma de decisión en el desarrollo sostenible de nuestras
sociedades.
Consciente de la
vulnerabilidad de la región frente al cambio climático y los desastres, de
origen natural y antrópico, la CELAC reconoció la importancia de fortalecer la
implementación del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres
2015-2030 y el cumplimiento de todas sus metas en la región, como contribución
a la prevención y a la gestión integral del riesgo de desastres y de las
pérdidas ocasionadas por ellos, tanto en vidas, medios de subsistencia y salud
como en bienes económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales de las
personas, las empresas, las comunidades y los países.
Asimismo, la Cumbre hizo
un llamado a alcanzar el más alto compromiso político para combatir el Cambio
Climático como una prioridad urgente y acogió con beneplácito la entrada
en vigor del Acuerdo de París, aplicable a los Estados signatarios y Partes
bajo la Convención Marco de la Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el 4 de
noviembre de 2016. Invitamos a todos los países signatarios que todavía no han
depositado sus respectivos instrumentos de ratificación y/o adhesión a hacerlo
lo más pronto posible.
Tras reconocer la
importancia de fortalecer las acciones de mitigación y adaptación, de
conformidad con la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático y tomando
en consideración que nuestros países están ubicados en una región altamente
vulnerable al impacto del cambio climático, llama a los países desarrollados a
cumplir sus compromisos en materia de financiamiento, con recursos nuevos y
adicionales, tecnología y construcción de capacidades, incluyendo la
movilización de 100 mil millones de dólares anuales para los países en
desarrollo, a partir de 2020 y la puesta en pleno funcionamiento del Fondo
Verde.
Acordó seguir impulsando
medidas para incentivar la protección de los ecosistemas, la reducción de la
deforestación y la degradación, la conservación y el uso sostenible de la
biodiversidad y las especies de flora y fauna silvestre amenazadas por el
comercio internacional, y trabajar para lograr la gestión ambientalmente
adecuada de las sustancias químicas y de todos los desechos.
Los países
latinoamericanos y caribeños reafirmaron que el problema mundial de las drogas
es una responsabilidad común y compartida, que debe abordarse de conformidad
con las convenciones de la ONU, piedra angular del sistema de fiscalización
internacional, en un entorno multilateral mediante una cooperación
internacional más efectiva. Exigieron un enfoque integrado, multidisciplinario,
equilibrado, sostenible, amplio, respetuoso de los Derechos Humanos y basado en
la evidencia científica.
La CELAC reconoció que la
Ciencia, la Tecnología y la innovación son ejes transversales en los planes
nacionales y regionales de desarrollo, y que su impulso permite construir
sociedades del conocimiento, que incrementan la capacidad productiva,
sostenible y competitividad de nuestros países, subrayando la importancia de
propiciar la creación y producción de tecnologías.
Destacó que los medios de
implementación que figuran en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluyen
la movilización de recursos financieros, así como la creación de capacidad y la
transferencia a los países en desarrollo de tecnologías ecológicamente
racionales en condiciones favorables, e incluso en condiciones concesionales y
preferenciales.
Convencidos de que la
CELAC es el espacio idóneo para la expresión de nuestra identidad y rica
diversidad cultural, la Cumbre saludó la decisión de la Asamblea General de la
ONU de proclamar el 2019 como el Año Internacional de Idiomas Indígenas,
comprometiéndose con la implementación de programas de recuperación,
preservación, desarrollo, aprendizaje y divulgación de los diferentes idiomas
indígenas que forman parte de nuestras culturas.
Los mandatarios acordaron
continuar trabajando con los mecanismos regionales y subregionales de
integración en el ámbito de la cooperación, para el establecimiento de
procedimientos que mejoren la coordinación y el diálogo a todos los niveles,
tomando en cuenta las necesidades especiales de los Estados miembros más
vulnerables de nuestra comunidad.
Tras destacar la necesidad
de un sistema de comercio no discriminatorio, justo, basado en normas claras,
realizables e inclusivas, el organismo regional reconoció el valor de avanzar
en la integración y la complementariedad de nuestras economías, promoviendo las
alianzas público-privadas y la participación de todos los sectores de la
sociedad comprometidos con el pleno desarrollo, propiciando mecanismos que
aumenten sustancialmente el comercio intrarregional y extra regional, de
conformidad con las leyes y usos establecidos.
Asimismo, destacó la
necesidad de fortalecer las capacidades y el rol de las micro, pequeñas y
medianas empresas (MIPYMES) para participar en el comercio internacional.
La CELAC resaltó la
unidad como la base para enfrentar de manera coordinada los retos de un mundo
en constante proceso de cambios, transformaciones aceleradas y globalización,
así como, los riesgos e incertidumbres que se ciernen sobre la economía de la
región y a nivel global, entre estos la volatilidad del mercado financiero
internacional y el proteccionismo, y expresó la determinación de adoptar
medidas pertinentes para prever, evitar o mitigar posibles efectos en nuestras
economías y la pérdida de puestos de trabajo.
Los países del región
compartieron una visión integral de la migración internacional basada en un
enfoque de derechos humanos que rechaza la criminalización de la migración
irregular, así como todas las formas de racismo, xenofobia y discriminación
contra los migrantes y que reconoce las contribuciones de éstos en los países
de origen y destino y reiteraron su compromiso para promover una migración
ordenada, regular y segura.
Destacaron, asimismo, la
decisión de algunos gobiernos de eliminar políticas migratorias
discriminatorias y selectivas que afectan los flujos migratorios en la región,
e instaron a la eliminación de mecanismos de esta naturaleza.
Reiteraron el carácter
latinoamericano y caribeño de Puerto Rico y, al tomar nota de las decisiones
adoptadas por el Comité Especial de Descolonización de la ONU, lo reafirmaron
como asunto de interés del organismo. Los países de la CELAC se comprometieron,
además, a seguir trabajando en el marco del derecho internacional para lograr
que América Latina y el Caribe sea un territorio libre de colonialismo y
colonias, tras reiterar el firme respaldo regional a los legítimos derechos de
Argentina en la disputa de soberanía por las Islas Malvinas, Georgia del Sur y
Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
La CELAC reiteró la
importancia del fortalecimiento del multilateralismo y, en ese sentido, su
compromiso con la reforma integral del sistema de las Naciones Unidas, e instó
a profundizar los esfuerzos intergubernamentales para promover la necesaria
reforma del Consejo de Seguridad, incluidos sus métodos de trabajo, con vistas
a transformarlo en un órgano transparente, representativo, democrático y
eficaz. Asimismo, consideró fundamental la revitalización de la Asamblea
General y del Consejo Económico y Social.
Rubén Armendáriz
Investigador del Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico
Nos da tristeza la ausencia de América Central, ¿Por qué? Hoy más que nunca nos necesitamos unos a otros todos los Países de América Latina. Aquí se supo muy poco. Gracias por este artículo. F
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