En la hora del adiós definitivo a Carlos
Guzmán Böckler es inevitable reconocer su aporte científico, pero también
valorar su congruencia en la crítica a
la sociedad colonial y oligárquica que todavía pervive en Guatemala.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Carlos Guzmán Bockler |
El 31 de enero de 2017 murió en Guatemala el
sociólogo Carlos Guzmán Böckler. Hayamos coincidido con sus tesis o las hayamos
adversado, el hecho indudable es que su obra es una referencia indispensable en
el desenvolvimiento del pensamiento sociológico guatemalteco. Abogado de
origen, Guzmán Böckler pronto transitó a
lo que sería su verdadera vocación, como en su momento también lo hicieron
Edelberto Torres Rivas y Enrique Torres Lezama, que también se formaron en
sociología en la seminal Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Santiago de Chile.
Indudablemente la aparición en 1970 del libro
escrito en coautoría con Jean Loup Herbert, “Guatemala: una interpretación
histórica social”, al mismo tiempo que fue publicada la obra de Severo Martínez
Peláez “La patria del criollo”, marcó indeleblemente el desarrollo de la
sociología y de las ciencias sociales en
Guatemala. El debate académico que confrontó a las dos visiones de la historia
y sociedad guatemalteca fue un estímulo poderoso para el desarrollo del
pensamiento social guatemalteco. Guzmán y Herbert sostuvieron en su libro que
la conquista española había inaugurado el capitalismo en Guatemala y que había
reconstituido el panorama de las clases sociales ubicando su contradicción
principal en el conflicto de clase entre indios y ladinos. Martínez Peláez tuvo
una interpretación distinta: los ladinos en la colonia habían sido parte de las
clases oprimidas y explotadas junto a los pueblos indígenas por parte de la
oligarquía criolla. El debate acerca de si los ladinos constituían la clase
dominante y los indígenas la dominada o si indígenas y ladinos se diseminaban en las distintas clases sociales del país, no
fue solamente una discusión académica. Las organizaciones revolucionarias
incorporaron en su imaginario de lucha revolucionaria dicho debate y sus
militantes y simpatizantes se involucraron en esa confrontación ideológica. El
Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) y las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR)
serían influenciados por la obra de Severo Martínez Peláez.
Nunca compartí el esencialismo que trasuntaba
la obra de Guzmán Böckler y Herbert, ni tampoco su poca rigurosa
caracterización como capitalista que hizo de la sociedad colonial. Pero el
hecho cierto es que “Guatemala: una interpretación histórica social” y luego la
obra del propio Guzmán Böckler “Colonialismo y revolución”, fueron obras
decisivas que pusieron sobre la mesa el hecho de que la cuestión étnica era
parte insoslayable de la interpretación histórica, antropológica y sociológica
de Guatemala. En el movimiento revolucionario, justo es recordarlo, el problema
había sido planteado en 1967 por influjo de la antropóloga Aura Marina Arreola
en el llamado “Documento de Marzo” que cumplió un papel fundacional en lo que
después sería el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP). Y en la década de
los setentas, la Organización del Pueblo en Armas (ORPA) emitió dos documentos
titulados “Racismo” I y II en los que exponía su visión sobre los pueblos
indígenas.
En la hora del adiós definitivo a Carlos
Guzmán Böckler es inevitable reconocer su aporte científico, pero también
valorar su congruencia en la crítica a
la sociedad colonial y oligárquica que todavía pervive en Guatemala.
ResponderEliminarEn Santiago de Chile acabo de conocer la noticia del fallecimiento de Carlos Guzmán. Fuimos compañeros durante dos años en la FLACSO en Santiago, en los lejanos sesentas. Lo recuerdo con su sentido del humor chispeante y su aguda inteligencia. Gran compañero. Comentábamos en los patios del antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile (desmantelado posteriormente por la dictadura militar), tanto las clases de los sociólogos europeos que eran nuestros profesores como las bellezas de las jóvenes estudiantes de pedagogía que pasaban frente nuestro.
Vaya para su familia, sus colegas, sus discípulos, para la comunidad de ciencias sociales guatemalteca mis sentidas condolencias.
Manuel Barrera Romero