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sábado, 25 de marzo de 2017

Ecuador: “La derecha está en guerra contra todo cambio social y sus fuerzas principales de ataque están en los medios de comunicación”


Entrevista a Jorge Núñez Sánchez, historiador y director de la Academia Nacional de Historia de Ecuador (ANHE). "Una elección no obedece a una suma de voluntades de los jefes políticos, sino a la suma de voluntades populares. La gente vota por quien esté humanamente más cerca de ellos y les ofrezca mayores garantías de progreso personal y familiar. Y ahí Lenín Moreno es imbatible entre las masas populares”, sostiene el intelectual ecuatoriano.

Maximiliano Pedranzini* / Visión Z  (Bolivia)

Jorge Núñez Sánchez
Ecuador decide su futuro el próximo 2 de abril y el balotaje será la recta final para definir al sucesor del presidente Rafael Correa, después de una década al frente del gobierno ecuatoriano. Sin embargo, el siguiente presidente que abrirá el nuevo período estará determinado por dos visiones de país que definirán algo más que un cambio de ciclo institucional de una nación. Se define la continuidad o el cambio en el modelo político, económico y social de Ecuador, y esas dos palabras adquieren en la actual coyuntura significados diametralmente opuestos en el que se posicionan los candidatos para esta segunda vuelta. Por un lado, el candidato oficialista Lenín Moreno, quien representa la continuidad del proyecto progresista denominado Revolución Ciudadana, y por el otro, el candidato de la derecha Guillermo Lasso, quien encarna los intereses de los sectores financieros internacionales, y, por ende, del más rancio neoliberalismo.

Una historia que el pueblo ecuatoriano ha conocido y que el presidente Correa bien definió como “la larga noche neoliberal”. Ambos candidatos alcanzaron la instancia de balotaje debido a que en la primera vuelta ninguno obtuvo por lo menos el 40 % de los votos superando por 10 a su inmediato perseguidor. Moreno de Alianza PAÍS obtuvo el 39, 36 % de los votos escrutados, mientras que Lasso del Movimiento CREO logró el 28, 09 %, forzando la segunda vuelta. El neoliberalismo se coloca nuevamente a las puertas del país bajo la figura de Lasso, mientras que con Moreno la Revolución Ciudadana y la democracia popular aspiran a continuar marcando el rumbo que tanto éxito y beneficios le ha dado al pueblo ecuatoriano. El balotaje hará que se vean las caras estos dos proyectos en el que se pone en juego el destino de una parte fundamental de nuestra Patria Grande.

Para tener una mirada más clara sobre este tema, conversamos con el historiador ecuatoriano Jorge Núñez Sánchez, doctor en Jurisprudencia por la Universidad Central del Ecuador y director de la Academia Nacional de Historia de ese país (ANHE). “Una elección no obedece a una suma de voluntades de los jefes políticos, sino a la suma de voluntades populares. La gente vota por quien esté humanamente más cerca de ellos y les ofrezca mayores garantías de progreso personal y familiar. Y ahí Lenín Moreno es imbatible entre las masas populares”, sostiene el historiador, quien analiza las vicisitudes de este proceso electoral y los resultados obtenidos por los candidatos del oficialismo Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso en esta primera vuelta que los pone a ambos en la arena para disputar este balotaje: “Ahora habrá un enfrentamiento abierto y directo entre dos candidatos y sus respectivos proyectos políticos. Y los electores deberán escoger entre la continuación de la Revolución Ciudadana, con otro gobernante y otro estilo, y un proyecto demagógico y neoliberal”, afirma el historiador. Al mismo tiempo considera que a pesar de haberse llegado hasta esta instancia, el ex vicepresidente y candidato oficialista tiene todas las de vencer, ya que mantiene una importante ventaja que lo separa del candidato de la derecha, pese a que éste ha venido derrochando millones de dólares en una larga campaña de seis años para organizar a toda la derecha ecuatoriana; hecho que no se vio reflejado en la primera vuelta, obteniendo un millón de votos menos que el candidato de Alianza PAÍS. No obstante, tampoco considera que se pueda hablar de un desgaste del correísmo tras sacar casi el 40 % de los sufragios en la elección del 19 de febrero. “Está probado que han existido acciones fraudulentas para tratar de disminuir la votación a favor de Lenín Moreno. Es más, la derecha usó tácticas de golpe de Estado para amedrentar al pueblo y causar agitación en los cuarteles. Y no sería extraño que, de perder la segunda vuelta, volviera a intentar un golpe de Estado, para eliminar de hecho la Constitución de Montecristi, que según la derecha es la base de la Revolución Ciudadana y la fuente de todos los males que sufre el Ecuador”, sentenció Núñez Sánchez.

¿Qué se juega Ecuador en este balotaje?

Se juega la continuidad del proceso de cambios denominado Revolución Ciudadana y la estabilidad política alcanzada en la última década, luego de décadas de anarquía.

¿Cómo ve el escenario político de cara al próximo 2 de abril?

Lo veo agitado por el duro enfrentamiento político y social que han planteado las fuerzas de la derecha, pero con un horizonte prometedor. Hallo que la voluntad popular buscará imponerse en el balotaje.

¿Cuáles son las variables que llevaron al oficialismo al resultado del pasado 19 de febrero?

Primero aclaremos el alcance de esos resultados:
1.- El oficialismo obtuvo un amplio triunfo en la consulta popular, encaminada a impedir que ecuatorianos que tuvieran cuentas en paraísos fiscales pudieran ser candidatos a signidades de elección popular;
2.- Alianza PAÍS ganó en la mayoría de provincias del país, sobre todo en las más pobladas, y obtuvo una amplia mayoría de legisladores en la Asamblea Nacional (74 de 134); y,
3.- Su candidato Lenín Moreno ganó con más de un millón de votos a su inmediato seguidor y se quedó a medio punto de ganar en primera vuelta.
 En este último resultado influyeron, sin duda, la campaña sucia de la oposición y de los grandes medios de comunicación de la derecha, y también algunos errores tácticos de AP, como el no haber facilitado la llegada de los votantes campesinos hasta las urnas, en un momento en que no había transporte suficiente y las vías se hallaba inundadas por el invierno.

¿Cómo explica el apoyo que recibiera por parte de la clase media ecuatoriana el candidato de la Alianza por el Cambio luego de verse beneficiada durante una década por las políticas del presidente Rafael Correa? ¿Cuál es su visión al respecto?

La vieja izquierda ha sido desbordada hace mucho rato por este proceso de cambios, que ella no entiende ni admite, amurallada como está en su vieja idea de socialismo–comunismo. De otra parte, en ella predominan los maoístas, que durante décadas estuvieron apoderados de la educación nacional, a la que arruinaron por medio de los gremios de maestros; ahora, cuando la educación pública ha sido rescatada, mejorada y potenciada, ellos son los más duros enemigos del gobierno.

Integran esa Alianza las gentes de Pachakcútic, partido de inspiración indígena, pero integrado también por mestizos de clase media. Muchos de ellos han sido colaboradores e incluso ministros de gobiernos de derecha y también colaboraron con el actual gobierno en sus inicios, pero luego se distanciaron de él, propiciaron el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010 y mantienen estrechos y públicos lazos de colaboración con la extrema derecha.

En fin, en esa Alianza por el Cambio están también una variedad de “izquierdistas infantiles”, de esos que piden el “todo o nada” y no valoran ningún cambio parcial. Y en el alto comando de la Alianza figuran también banqueros y gentes de centro-derecha, que dirigen los restos de la Izquierda Democrática.

¿Los resultados de las elecciones muestran más claramente el proceso de derechización que vive la región? ¿Cuál es su observación?

Sin duda hay una coordinación internacional de la derecha, montada por el imperialismo y ejercitada por las fuerzas más rabiosas de la derecha colombiana y venezolana, entre otras. Políticamente ello se expresa en la crisis del Mercosur y el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico.

¿Qué tipo de derecha encarna Guillermo Lasso? ¿Es comparable con la aparición de Mauricio Macri en Argentina, para trazar un paralelismo regional? ¿Cuál es su perspectiva al respecto?

Es una derecha oligárquica, regionalista y racista, cuyo alto comando radica en el puerto de Guayaquil y está formado por grupos bancarios y comerciales.

¿Un posible triunfo de Lasso significaría una natural alineación con los gobiernos de derecha de la región?

Sin duda alguna.

En el hipotético caso de que Lasso llegara a imponerse en la segunda vuelta, ¿representaría un retroceso para Ecuador y la región? ¿Qué análisis puede hacer al respecto?

Desde luego que sería un retroceso, aunque para ello Lasso tendría que enfrentar a una Asamblea Nacional mayoritariamente contraria, que se opondría y anularía sus medidas neoliberales. La única salida política que le quedaría a Lasso sería decretar la “muerte cruzada”, mecanismo constitucional que implica disolver la Asamblea Nacional y renunciar al mismo tiempo a la Presidencia de la República, convocando de inmediato a nuevas elecciones generales, tanto legislativas como presidenciales. Pero este mecanismo sólo puede aplicarse un año después de la posesión del nuevo gobernante, por lo cual tendríamos asegurado un año de crisis e inestabilidad ante de las nuevas elecciones.

Está comprobado que lo que depositó a Lasso a la segunda vuelta con el 28, 09 %, según el Consejo Nacional Electoral de Ecuador (CNE), ha sido un inminente fraude con 6000 actas irregulares que benefician al banquero y candidato opositor. Es evidente que Lasso y la Alianza por el Cambio tuvieron que apelar al fraude para alcanzar el balotaje del próximo 2 de abril. ¿Esta ha sido la única forma, la única estratagema posible para que la derecha, y en particular Lasso, pudieran llegar hasta esta instancia definitiva? ¿Qué apreciación tiene sobre esta cuestión?

Está probado que han existido acciones fraudulentas para tratar de disminuir la votación a favor de Lenín Moreno. Es más, como he denunciado en un artículo del diario El Telégrafo, la derecha usó tácticas de golpe de Estado para amedrentar al pueblo y causar agitación en los cuarteles. Y no sería extraño que, de perder la segunda vuelta, volviera a intentar un golpe de Estado, para eliminar de hecho la Constitución de Montecristi, que según la derecha es la base de la Revolución Ciudadana y la fuente de todos los males que sufre el Ecuador.

¿Qué Lasso haya llegado al balotaje es de alguna manera un éxito de la oposición, teniendo en cuenta que se presentó fragmentada a disputar estas elecciones? ¿Abre para la derecha una esperanza de retornar al poder después de 10 años de gobierno progresista? ¿Qué análisis haces al respecto?

Lasso lleva seis años en campaña electoral ininterrumpida, derrochando millones de dólares en organizar a toda la derecha ecuatoriana. Sin embargo, no pudo unir a toda la derecha para la primera vuelta y sacó un millón de votos menos que Moreno. Visto desde esa perspectiva, no hay tal éxito, salvo el haber forzado la realización de un balotaje.

¿Cómo impactaron en estas elecciones los triunfos electorales de los neoliberales Mauricio Macri en Argentina y Pedro Pablo Kuczynski en Perú, y el golpe institucional contra la presidenta electa Dilma Rousseff en Brasil? ¿Estos cambios en el contexto regional repercutieron de alguna forma en el escenario nacional ¿Cuál es su mirada al respecto?

Esos triunfos de la derecha regional han sido magnificados por los medios de comunicación, pero no han logrado minar la voluntad política de las masas populares del Ecuador.

¿Qué balance puede hacer del gobierno del presidente Correa y cómo éste puede ser capitalizado en favor del actual candidato de Alianza PAÍS Lenín Moreno? ¿El balotaje puede ser el correlato final de una década de Revolución Ciudadana para Moreno?

El gobierno de Correa ha sido el mejor de toda la historia ecuatoriana. Ha transformado profundamente la vida del país por medio de sus obras públicas y su labor social. Ha sacado a millones de personas de la indigencia y la pobreza, les ha dado servicios educativos, de salud, vivienda y seguridad social. Ha transformado la matriz energética y el sistema educativo, sentando las bases para que el Ecuador puede transformarse en una pequeña potencia regional. Lo que, es más: le ha devuelto al pueblo el orgullo de ser ecuatoriano. Y todo eso pese a la crisis capitalista internacional, a los terremotos y desastres naturales, que han sido enfrentados con éxito.

¿Qué evaluación hace de la oposición después de la primera vuelta? ¿Es posible que la derecha aúna esfuerzos en términos electorales, movilizando los votos de las demás fuerzas hacia el referente del Movimiento CREO? ¿Cómo observa la situación?

Una elección no obedece a una suma de voluntades de los jefes políticos, sino a la suma de voluntades populares. Los votos de los candidatos perdedores no son endosables a otro candidato. La gente vota por quien esté humanamente más cerca de ellos y les ofrezca mayores garantías de progreso personal y familiar. Y ahí Lenín Moreno es imbatible entre las masas populares.

¿Cómo ve el escenario de cara a esta segunda vuelta?

Con ánimo positivo y mucha esperanza.

Después de los resultados arrojados en estas elecciones, ¿estamos ante una segunda vuelta más abierta entre los dos candidatos a diferencia de lo sucedido en la primera?

Desde luego. Ahora habrá un enfrentamiento abierto y directo entre dos candidatos y sus respectivos proyectos políticos. Y los electores deberán escoger entre la continuación de la Revolución Ciudadana, con otro gobernante y otro estilo, y un proyecto demagógico y neoliberal.

En los últimos dos años a esta parte -por tomar un período-, hemos podido advertir que en las coyunturas electorales los sectores populares y la clase trabajadora han inclinado su voto hacia las propuestas claramente de derecha, como fue en Argentina o en Perú. Ante este marco, ¿las capas populares y trabajadoras se sienten cada vez menos representados por los gobiernos populares y apelan a otras alternativas políticas? ¿Qué piensa al respecto?

Cada país es distinto y tiene realidades diversas. En el caso de Ecuador, los cambios ocurridos en beneficio del pueblo son realmente notables y están a la vista del mundo.

En estos diez años han intentado de muchas maneras desgastar al gobierno de Correa y hasta intentaron hacerle un golpe de Estado atentando contra su vida en septiembre de 2012, conocido como el 30-S: ¿el oficialismo ha tenido tanto desgaste como para haber llegado hasta este balotaje? ¿Cuál es su opinión?

Sin duda hay un desgaste, propio del ejercicio del mando, pero también hay otros factores que pesan: muchos de los electores de hoy eran niños hace diez años y no vivieron –como sus padres– el saqueo bancario del 1999 ni la inestabilidad política de fines del siglo XX y comienzos del XXI. Además, está la acción perniciosa de los medios de comunicación, que, ante la crisis de los partidos de derecha, ha asumido la representación de la burguesía con una agresividad y un descaro inenarrables, lo cual influye en sectores de clase media con aspiraciones burguesas.

Ya es de Perogrullo observar el resurgimiento de la derecha en buena parte de la región. Ahora este resurgir, ¿tiene alguna correlación con los resultados en las últimas elecciones que depositaron a Lasso en la segunda vuelta? ¿Qué puede decirnos al respecto?

La derecha está en guerra contra todo cambio social y sus fuerzas principales de ataque están en los medios de comunicación. Cada día hablan contra Cuba y Venezuela, magnifican las acusaciones contra los Kirchner, reproducen con el mayor escándalo los ataques de la derecha boliviana contra Evo Morales, etc. Ahora, en sintonía con eso, Lasso acaba de acusar a Lenín Moreno de ser el Nicolás Maduro del Ecuador.

Todo esto comprueba la verdad que contenían las palabras de Malcolm X, cuando dijo que había que cuidarse de los medios de comunicación, porque eran capaces de hacernos amar al opresor y odiar al oprimido.

Luego de este proceso electoral y con un presidente electo: ¿qué pasará con la figura de Correa? ¿Cómo será a partir ahora su liderazgo de cara al futuro, tanto de Ecuador como de toda la región?

Hay una figura ya mítica en la política ecuatoriana, que es la de “El Gran Ausente”. La acuñó el pueblo para calificar al ex-presidente José María Velasco Ibarra, un líder populista que fue elegido cinco veces en las urnas y derrocado en cuatro ocasiones por sus enemigos políticos o por los militares. Después de cada derrocamiento, en el país se hablaba de “El Gran Ausente” y el pueblo se quedaba a la espera del regreso de su líder, para volver a encumbrarlo. Inclusive hubo una revolución popular, en mayo de 1944, para traer de regreso a Velasco, que estaba exiliado en Colombia, y ponerlo de nuevo en el poder.

Ahora vuelve a levantarse con fuerza esa figura mítica. Aún antes de que Rafael Correa haya terminado su mandato, ya asoma en el pueblo una añoranza por su líder, que está próximo a dejar el poder, tras lo cual ha anunciado que se marchará a Bélgica, para vivir unos años tranquilos junto a su familia. En ese mismo sentido apuntó la iniciativa de un grupo de jóvenes que, el año anterior, impulsó una consulta popular para permitir que Correa pudiera optar por una nueva reelección; la iniciativa tuvo una gran acogida popular, pero fue parada a pedido del mismo Correa.

Convertido en una figura ya mítica de la política ecuatoriana, sin duda podrá volver en triunfo al gobierno con las elecciones de 2021, donde constitucionalmente podrá ser candidato nuevamente. Su notable obra social, su carisma y su garra de luchador infatigable así lo garantizan. 

Entre tanto, Correa será sin duda un influyente líder político latinoamericano e incluso una figura política mundial. Si su exitosa política social le ha ganado respeto universal, al punto de ser comparada a la de Franklin D. Roosevelt, su lucha contra la corrupción y contra los paraísos fiscales, que guardan dinero mal habido, lo ha proyectado todavía más en el plano internacional.

En lo personal creo que tenemos Correa para rato. Además, en este punto me parece útil recordar una afirmación de Thomas Hobbes: “El ansia de poder sólo termina con la muerte”.

*Ensayista. Miembro del Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales “Felipe Varela”, de Argentina.

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