Entrevista a Jorge
Núñez Sánchez, historiador y director de la Academia Nacional de Historia de
Ecuador (ANHE). " Una elección no obedece a una suma de voluntades de los jefes políticos, sino a la suma de voluntades populares. La gente vota por quien esté humanamente más cerca de ellos y les ofrezca mayores garantías de progreso personal y familiar. Y ahí Lenín Moreno es imbatible entre las masas populares”, sostiene el intelectual ecuatoriano.
Maximiliano Pedranzini* / Visión Z (Bolivia)
Jorge Núñez Sánchez |
Ecuador decide su
futuro el próximo 2 de abril y el balotaje será la recta final para definir al
sucesor del presidente Rafael Correa, después de una década al frente del
gobierno ecuatoriano. Sin embargo, el siguiente presidente que abrirá el nuevo
período estará determinado por dos visiones de país que definirán algo más que
un cambio de ciclo institucional de una nación. Se define la continuidad o el
cambio en el modelo político, económico y social de Ecuador, y esas dos palabras
adquieren en la actual coyuntura significados diametralmente opuestos en el que
se posicionan los candidatos para esta segunda vuelta. Por un lado, el
candidato oficialista Lenín Moreno, quien representa la continuidad del
proyecto progresista denominado Revolución Ciudadana, y por el otro, el
candidato de la derecha Guillermo Lasso, quien encarna los intereses de los
sectores financieros internacionales, y, por ende, del más rancio
neoliberalismo.
Una historia que el
pueblo ecuatoriano ha conocido y que el presidente Correa bien definió como “la
larga noche neoliberal”. Ambos candidatos alcanzaron la instancia de balotaje
debido a que en la primera vuelta ninguno obtuvo por lo menos el 40 % de los
votos superando por 10 a su inmediato perseguidor. Moreno de Alianza PAÍS
obtuvo el 39, 36 % de los votos escrutados, mientras que Lasso del Movimiento
CREO logró el 28, 09 %, forzando la segunda vuelta. El neoliberalismo se coloca
nuevamente a las puertas del país bajo la figura de Lasso, mientras que con
Moreno la Revolución Ciudadana y la democracia popular aspiran a continuar
marcando el rumbo que tanto éxito y beneficios le ha dado al pueblo ecuatoriano.
El balotaje hará que se vean las caras estos dos proyectos en el que se pone en
juego el destino de una parte fundamental de nuestra Patria Grande.
Para tener una mirada
más clara sobre este tema, conversamos con el historiador ecuatoriano Jorge
Núñez Sánchez, doctor en Jurisprudencia por la Universidad Central del Ecuador
y director de la Academia Nacional de Historia de ese país (ANHE). “Una
elección no obedece a una suma de voluntades de los jefes políticos, sino a la
suma de voluntades populares. La gente vota por quien esté humanamente más
cerca de ellos y les ofrezca mayores garantías de progreso personal y familiar.
Y ahí Lenín Moreno es imbatible entre las masas populares”, sostiene el historiador,
quien analiza las vicisitudes de este proceso electoral y los resultados obtenidos
por los candidatos del oficialismo Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso
en esta primera vuelta que los pone a ambos en la arena para disputar este
balotaje: “Ahora habrá un enfrentamiento abierto y directo entre dos candidatos
y sus respectivos proyectos políticos. Y los electores deberán escoger entre la
continuación de la Revolución Ciudadana, con otro gobernante y otro estilo, y
un proyecto demagógico y neoliberal”, afirma el historiador. Al mismo tiempo considera
que a pesar de haberse llegado hasta esta instancia, el ex vicepresidente y candidato
oficialista tiene todas las de vencer, ya que mantiene una importante ventaja
que lo separa del candidato de la derecha, pese a que éste ha venido derrochando
millones de dólares en una larga campaña de seis años para organizar a toda la
derecha ecuatoriana; hecho que no se vio reflejado en la primera vuelta,
obteniendo un millón de votos menos que el candidato de Alianza PAÍS. No
obstante, tampoco considera que se pueda hablar de un desgaste del correísmo
tras sacar casi el 40 % de los sufragios en la elección del 19 de febrero. “Está
probado que han existido acciones fraudulentas para tratar de disminuir la
votación a favor de Lenín Moreno. Es más, la derecha usó tácticas de golpe de
Estado para amedrentar al pueblo y causar agitación en los cuarteles. Y no
sería extraño que, de perder la segunda vuelta, volviera a intentar un golpe de
Estado, para eliminar de hecho la Constitución de Montecristi, que según la
derecha es la base de la Revolución Ciudadana y la fuente de todos los males
que sufre el Ecuador”, sentenció Núñez Sánchez.
¿Qué se juega Ecuador en este balotaje?
Se juega la continuidad
del proceso de cambios denominado Revolución Ciudadana y la estabilidad
política alcanzada en la última década, luego de décadas de anarquía.
¿Cómo ve el escenario político de cara al próximo 2 de
abril?
Lo veo agitado por el
duro enfrentamiento político y social que han planteado las fuerzas de la
derecha, pero con un horizonte prometedor. Hallo que la voluntad popular
buscará imponerse en el balotaje.
¿Cuáles son las variables que llevaron al oficialismo al
resultado del pasado 19 de febrero?
Primero aclaremos el
alcance de esos resultados:
1.- El oficialismo
obtuvo un amplio triunfo en la consulta popular, encaminada a impedir que
ecuatorianos que tuvieran cuentas en paraísos fiscales pudieran ser candidatos
a signidades de elección popular;
2.- Alianza PAÍS ganó
en la mayoría de provincias del país, sobre todo en las más pobladas, y obtuvo
una amplia mayoría de legisladores en la Asamblea Nacional (74 de 134); y,
3.- Su candidato Lenín
Moreno ganó con más de un millón de votos a su inmediato seguidor y se quedó a
medio punto de ganar en primera vuelta.
En este último resultado influyeron, sin duda,
la campaña sucia de la oposición y de los grandes medios de comunicación de la
derecha, y también algunos errores tácticos de AP, como el no haber facilitado
la llegada de los votantes campesinos hasta las urnas, en un momento en que no
había transporte suficiente y las vías se hallaba inundadas por el invierno.
¿Cómo explica el apoyo que recibiera por parte de la clase
media ecuatoriana el candidato de la Alianza por el Cambio luego de verse
beneficiada durante una década por las políticas del presidente Rafael Correa?
¿Cuál es su visión al respecto?
La vieja izquierda ha
sido desbordada hace mucho rato por este proceso de cambios, que ella no
entiende ni admite, amurallada como está en su vieja idea de
socialismo–comunismo. De otra parte, en ella predominan los maoístas, que
durante décadas estuvieron apoderados de la educación nacional, a la que
arruinaron por medio de los gremios de maestros; ahora, cuando la educación
pública ha sido rescatada, mejorada y potenciada, ellos son los más duros
enemigos del gobierno.
Integran esa Alianza
las gentes de Pachakcútic, partido de inspiración indígena, pero integrado
también por mestizos de clase media. Muchos de ellos han sido colaboradores e
incluso ministros de gobiernos de derecha y también colaboraron con el actual
gobierno en sus inicios, pero luego se distanciaron de él, propiciaron el
intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010 y mantienen estrechos y
públicos lazos de colaboración con la extrema derecha.
En fin, en esa Alianza
por el Cambio están también una variedad de “izquierdistas infantiles”, de esos
que piden el “todo o nada” y no valoran ningún cambio parcial. Y en el alto
comando de la Alianza figuran también banqueros y gentes de centro-derecha, que
dirigen los restos de la Izquierda Democrática.
¿Los resultados de las elecciones muestran más claramente
el proceso de derechización que vive la región? ¿Cuál es su observación?
Sin duda hay una
coordinación internacional de la derecha, montada por el imperialismo y
ejercitada por las fuerzas más rabiosas de la derecha colombiana y venezolana,
entre otras. Políticamente ello se expresa en la crisis del Mercosur y el
fortalecimiento de la Alianza del Pacífico.
¿Qué tipo de derecha encarna Guillermo Lasso? ¿Es
comparable con la aparición de Mauricio Macri en Argentina, para trazar un
paralelismo regional? ¿Cuál es su perspectiva al respecto?
Es una derecha
oligárquica, regionalista y racista, cuyo alto comando radica en el puerto de
Guayaquil y está formado por grupos bancarios y comerciales.
¿Un posible triunfo de Lasso significaría una natural
alineación con los gobiernos de derecha de la región?
Sin duda alguna.
En el hipotético caso de que Lasso llegara a imponerse en
la segunda vuelta, ¿representaría un retroceso para Ecuador y la región? ¿Qué
análisis puede hacer al respecto?
Desde luego que sería
un retroceso, aunque para ello Lasso tendría que enfrentar a una Asamblea
Nacional mayoritariamente contraria, que se opondría y anularía sus medidas
neoliberales. La única salida política que le quedaría a Lasso sería decretar
la “muerte cruzada”, mecanismo constitucional que implica disolver la Asamblea
Nacional y renunciar al mismo tiempo a la Presidencia de la República,
convocando de inmediato a nuevas elecciones generales, tanto legislativas como
presidenciales. Pero este mecanismo sólo puede aplicarse un año después de la
posesión del nuevo gobernante, por lo cual tendríamos asegurado un año de
crisis e inestabilidad ante de las nuevas elecciones.
Está comprobado que lo que depositó a Lasso a la segunda
vuelta con el 28, 09 %, según el Consejo Nacional Electoral de Ecuador (CNE),
ha sido un inminente fraude con 6000 actas irregulares que benefician al
banquero y candidato opositor. Es evidente que Lasso y la Alianza por el Cambio
tuvieron que apelar al fraude para alcanzar el balotaje del próximo 2 de abril.
¿Esta ha sido la única forma, la única estratagema posible para que la derecha,
y en particular Lasso, pudieran llegar hasta esta instancia definitiva? ¿Qué
apreciación tiene sobre esta cuestión?
Está probado que han
existido acciones fraudulentas para tratar de disminuir la votación a favor de
Lenín Moreno. Es más, como he denunciado en un artículo del diario El
Telégrafo, la derecha usó tácticas de golpe de Estado para amedrentar al pueblo
y causar agitación en los cuarteles. Y no sería extraño que, de perder la
segunda vuelta, volviera a intentar un golpe de Estado, para eliminar de hecho
la Constitución de Montecristi, que según la derecha es la base de la
Revolución Ciudadana y la fuente de todos los males que sufre el Ecuador.
¿Qué Lasso haya llegado al balotaje es de alguna manera un
éxito de la oposición, teniendo en cuenta que se presentó fragmentada a
disputar estas elecciones? ¿Abre para la derecha una esperanza de retornar al
poder después de 10 años de gobierno progresista? ¿Qué análisis haces al
respecto?
Lasso lleva seis años en
campaña electoral ininterrumpida, derrochando millones de dólares en organizar
a toda la derecha ecuatoriana. Sin embargo, no pudo unir a toda la derecha para
la primera vuelta y sacó un millón de votos menos que Moreno. Visto desde esa
perspectiva, no hay tal éxito, salvo el haber forzado la realización de un
balotaje.
¿Cómo impactaron en estas elecciones los triunfos
electorales de los neoliberales Mauricio Macri en Argentina y Pedro Pablo
Kuczynski en Perú, y el golpe institucional contra la presidenta electa Dilma
Rousseff en Brasil? ¿Estos cambios en el contexto regional repercutieron de
alguna forma en el escenario nacional ¿Cuál es su mirada al respecto?
Esos triunfos de la
derecha regional han sido magnificados por los medios de comunicación, pero no
han logrado minar la voluntad política de las masas populares del Ecuador.
¿Qué balance puede hacer del gobierno del presidente
Correa y cómo éste puede ser capitalizado en favor del actual candidato de
Alianza PAÍS Lenín Moreno? ¿El balotaje puede ser el correlato final de una
década de Revolución Ciudadana para Moreno?
El gobierno de Correa
ha sido el mejor de toda la historia ecuatoriana. Ha transformado profundamente
la vida del país por medio de sus obras públicas y su labor social. Ha sacado a
millones de personas de la indigencia y la pobreza, les ha dado servicios educativos,
de salud, vivienda y seguridad social. Ha transformado la matriz energética y
el sistema educativo, sentando las bases para que el Ecuador puede
transformarse en una pequeña potencia regional. Lo que, es más: le ha devuelto
al pueblo el orgullo de ser ecuatoriano. Y todo eso pese a la crisis
capitalista internacional, a los terremotos y desastres naturales, que han sido
enfrentados con éxito.
¿Qué evaluación hace de la oposición después de la primera
vuelta? ¿Es posible que la derecha aúna esfuerzos en términos electorales,
movilizando los votos de las demás fuerzas hacia el referente del Movimiento
CREO? ¿Cómo observa la situación?
Una elección no obedece
a una suma de voluntades de los jefes políticos, sino a la suma de voluntades
populares. Los votos de los candidatos perdedores no son endosables a otro
candidato. La gente vota por quien esté humanamente más cerca de ellos y les
ofrezca mayores garantías de progreso personal y familiar. Y ahí Lenín Moreno
es imbatible entre las masas populares.
¿Cómo ve el escenario de cara a esta segunda vuelta?
Con ánimo positivo y
mucha esperanza.
Después de los resultados arrojados en estas elecciones, ¿estamos ante una segunda vuelta más abierta
entre los dos candidatos a diferencia de lo sucedido en la primera?
Desde luego. Ahora
habrá un enfrentamiento abierto y directo entre dos candidatos y sus
respectivos proyectos políticos. Y los electores deberán escoger entre la
continuación de la Revolución Ciudadana, con otro gobernante y otro estilo, y
un proyecto demagógico y neoliberal.
En los últimos dos años a esta parte -por tomar un
período-, hemos podido advertir que en las coyunturas electorales los sectores
populares y la clase trabajadora han inclinado su voto hacia las propuestas
claramente de derecha, como fue en Argentina o en Perú. Ante este marco, ¿las
capas populares y trabajadoras se sienten cada vez menos representados por los
gobiernos populares y apelan a otras alternativas políticas? ¿Qué piensa al
respecto?
Cada país es distinto y
tiene realidades diversas. En el caso de Ecuador, los cambios ocurridos en
beneficio del pueblo son realmente notables y están a la vista del mundo.
En estos diez años han intentado de muchas maneras
desgastar al gobierno de Correa y hasta intentaron hacerle un golpe de Estado
atentando contra su vida en septiembre de 2012, conocido como el 30-S: ¿el
oficialismo ha tenido tanto desgaste como para haber llegado hasta este
balotaje? ¿Cuál es su opinión?
Sin duda hay un
desgaste, propio del ejercicio del mando, pero también hay otros factores que
pesan: muchos de los electores de hoy eran niños hace diez años y no vivieron
–como sus padres– el saqueo bancario del 1999 ni la inestabilidad política de
fines del siglo XX y comienzos del XXI. Además, está la acción perniciosa de
los medios de comunicación, que, ante la crisis de los partidos de derecha, ha
asumido la representación de la burguesía con una agresividad y un descaro
inenarrables, lo cual influye en sectores de clase media con aspiraciones
burguesas.
Ya es de Perogrullo observar el resurgimiento de la
derecha en buena parte de la región. Ahora este resurgir, ¿tiene alguna
correlación con los resultados en las últimas elecciones que depositaron a
Lasso en la segunda vuelta? ¿Qué puede decirnos al respecto?
La derecha está en
guerra contra todo cambio social y sus fuerzas principales de ataque están en
los medios de comunicación. Cada día hablan contra Cuba y Venezuela, magnifican
las acusaciones contra los Kirchner, reproducen con el mayor escándalo los
ataques de la derecha boliviana contra Evo Morales, etc. Ahora, en sintonía con
eso, Lasso acaba de acusar a Lenín Moreno de ser el Nicolás Maduro del Ecuador.
Todo esto comprueba la
verdad que contenían las palabras de Malcolm X, cuando dijo que había que cuidarse
de los medios de comunicación, porque eran capaces de hacernos amar al opresor
y odiar al oprimido.
Luego de este proceso
electoral y con un presidente electo: ¿qué pasará con la figura de Correa?
¿Cómo será a partir ahora su liderazgo de cara al futuro, tanto de Ecuador como
de toda la región?
Hay una figura ya
mítica en la política ecuatoriana, que es la de “El Gran Ausente”. La acuñó el
pueblo para calificar al ex-presidente José María Velasco Ibarra, un líder
populista que fue elegido cinco veces en las urnas y derrocado en cuatro
ocasiones por sus enemigos políticos o por los militares. Después de cada
derrocamiento, en el país se hablaba de “El Gran Ausente” y el pueblo se
quedaba a la espera del regreso de su líder, para volver a encumbrarlo.
Inclusive hubo una revolución popular, en mayo de 1944, para traer de regreso a
Velasco, que estaba exiliado en Colombia, y ponerlo de nuevo en el poder.
Ahora vuelve a
levantarse con fuerza esa figura mítica. Aún antes de que Rafael Correa haya
terminado su mandato, ya asoma en el pueblo una añoranza por su líder, que está
próximo a dejar el poder, tras lo cual ha anunciado que se marchará a Bélgica,
para vivir unos años tranquilos junto a su familia. En ese mismo sentido apuntó
la iniciativa de un grupo de jóvenes que, el año anterior, impulsó una consulta
popular para permitir que Correa pudiera optar por una nueva reelección; la
iniciativa tuvo una gran acogida popular, pero fue parada a pedido del mismo
Correa.
Convertido en una
figura ya mítica de la política ecuatoriana, sin duda podrá volver en triunfo
al gobierno con las elecciones de 2021, donde constitucionalmente podrá ser
candidato nuevamente. Su notable obra social, su carisma y su garra de luchador
infatigable así lo garantizan.
Entre tanto, Correa
será sin duda un influyente líder político latinoamericano e incluso una figura
política mundial. Si su exitosa política social le ha ganado respeto universal,
al punto de ser comparada a la de Franklin D. Roosevelt, su lucha contra la
corrupción y contra los paraísos fiscales, que guardan dinero mal habido, lo ha
proyectado todavía más en el plano internacional.
En lo personal creo que
tenemos Correa para rato. Además, en este punto me parece útil recordar una
afirmación de Thomas Hobbes: “El ansia de poder sólo termina con la muerte”.
*Ensayista.
Miembro del Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales “Felipe
Varela”, de Argentina.
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