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sábado, 29 de julio de 2017

Mercosur: Cumbres borrascosas

Esta Cumbre de escasos recursos y, costeada en viajes y estadías por los mismos participantes, puso de manifiesto quiénes son los verdaderos protagonistas de los cambios y cómo esta resistencia popular va a torcer los acontecimientos, aunque por el momento aparezca como una minúscula expresión de deseos.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Sin pena ni gloria, más pena que gloria, terminó la semana pasada en Mendoza la Cumbre del Mercosur. Un papelón multinacional, porque los organizadores no pudieron forzar la firma una declaración unánime contra la Venezuela de Nicolás Maduro, excluyéndola del grupo fundador. Y, aunque su desarrollo nada tenga que ver con el tumultuoso contenido de la clásica novela de Emily Brontë, salvo el título, simultánea a la anterior, la Cumbre de los Pueblos, más humilde y genuina – de la que nos ocuparemos luego –, supo elevar el nivel de discusión en un momento en que han caído tan bajo las democracias de los mayores países miembros del Mercosur, salvo desde luego, Uruguay, Bolivia y Chile. Cumbre de los pueblos que tuvo como escenario la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo, donde se dieron cita las organizaciones sociales, parlamentarios del Mercosur y dirigentes sindicales de la región. Todo un espectro popular crítico de la regresión derechista que estamos padeciendo.

Salvo los negocios de las grandes empresas en torno a la Alianza del Pacífico, el presidente anfitrión, Mauricio Macri, dedicó todo su esfuerzo a denostar la figura de Maduro y a forzar la expulsión de Venezuela del bloque, junto con el debilitado Temer, quien tuvo que asumir la presidencia pro tempore del bloque. El escueto mensaje de este último se limitó a exhortar al “diálogo” en torno a la sociedad y el gobierno del país bolivariano y perseguir un Mercosur más acorde con su origen, palabras que recordaban el rol sumiso y colonial de los mecanismos regionales de integración de los ’80, mucho antes de la generación del Bicentenario. Cuestión previsible dado los escasos fundamentos ideológicos en estos dirigentes que ven la realidad desde la platea de una cancha de fútbol o se entretienen en su escritorio, mientras sus empleados trabajan para que engorden sus bolsillos. El elogio recurrente a la erudita elocuencia del mandatario local nos obliga a mencionarla debido a que, su reiterada prédica de su paso por el Club Boca Junior como ejemplo de gestión gubernativa, empalaga, cuando el escucha menos avisado advierte con la claridad la diferencia con la complicada gestión presidencial, cosa que no le preocupa al orador, convencido que su éxito político es correlativo a sus logros personales. Esa realidad virtual en que parecen estar permanentemente sumergidos los líderes neoliberales del cono sur se respalda en el apoyo que les han dado las clases medias, altas y los estratos sociales licuados de sus identidades de origen por los avatares de la economía y los cambios tecnológicos: cuentapropistas emergentes de los procesos de privatización de empresas públicas, emprendores devenidos exitosos empresarios y, desde luego el universo “ni” del que todo el arco político ignora sus aspiraciones. Sector joven al margen e indiferente, por lo menos en el caso argentino, de la tradicional movilidad social de épocas precedentes.

La insensibilidad de esta dirigencia frívola que se regodeó con los vinos locales, los paisajes cordilleranos y su alusión al futuro paradisíaco, como si fuera La Tierra del nunca jamás, fue contrarrestada por una Declaración de la Cumbre de los pueblos, extensa y consensuada que tuvo como principales puntos: el rechazo categórico de la ilegal y arbitraria suspensión de Venezuela del Mercosur, por constituir un duro golpe a la institucionalidad del bloque regional; el rechazo enérgico a las amenazas de intervención de Estados Unidos que se evidencian en amenaza de bloqueo del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela, así como a todos aquellos gobiernos cómplices de las injerencias estadounidenses; respaldo al gobierno constitucional liderado por Nicolás Maduro y apoyo total al pueblo venezolano; repudio a la presencia del golpista Temer, quien ejerce en forma ilegítima e ilegal el gobierno de Brasil; consideraron que el golpe de estado parlamentario contra Dilma Rousseff constituye una práctica sistemática de las corporaciones transnacionales para instaurar su modelo de dominación y recolonización de los pueblos de nuestra América; reclamo de una salida soberana al mar para Bolivia, como así también se reivindicaron los derecho por los soberanos de la Argentina sobre las islas Malvinas; se denunció que el proyecto del gobierno de Cartes en Paraguay agudiza la situación de pobreza y exclusión social, empeñando el futuro de generaciones enteras de paraguayos; se denunció el acuerdo espurio firmado sobre Yaciretá entre Macri y Cartes y se reclamó la libertad de los presos políticos de Curuguaty; se exigió la libertad de la compañera Milagro Sala y todos los presos políticos del gobierno derechista de Macri; se alertó sobre las restricciones a la democracia en Argentina y la persecución y represión a los líderes populares y de trabajadores; se consideró que el mayor aporte a la lucha de los movimientos populares por la emancipación de los pueblos y la construcción de la Patria Grande es recuperar para el pueblo a los gobiernos de cada país, poniendo en sus manos las herramientas del Estado en beneficio de los trabajadores, los campesinos y los más humildes; se respaldó firmemente los procesos democráticos y los gobiernos populares de la Región que enfrentan cotidianamente la agresión del imperialismo y las oligarquías locales y, se reafirmó que el camino que nos llevará a la liberación de nuestros pueblos es la construcción de la Patria Grande que soñaron Hugo, Néstor, Lula, Evo, Dilma, Rafael, Nicolás, Lugo y Cristina, firmada en Mendoza el 20 de julio de 2017.

Esta Cumbre de escasos recursos y, costeada en viajes y estadías por los mismos participantes, puso de manifiesto quiénes son los verdaderos protagonistas de los cambios y cómo esta resistencia popular va a torcer los acontecimientos, aunque por el momento aparezca como una minúscula expresión de deseos.

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