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sábado, 22 de julio de 2017

Venezuela, la disputa por la hegemonía

El chavismo enfrenta una satanización internacional, que la pinta como una dictadura totalitaria desafiada por una oposición que hace resistencia pacífica y democrática. La realidad es lo inverso: la oposición de derecha ha desatado la violencia en los últimos meses para derrocar a un régimen que ha realizado elecciones anualmente y que se sustenta en la democracia participativa.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Durante aproximadamente 15 años la hegemonía del chavismo en Venezuela fue indiscutible. Hugo Chávez y la revolución bolivariana ganaron 17 de los 18 procesos electorales que se realizaron durante la vida del comandante. Su liderazgo carismático, el auge económico y las políticas sociales de sus gobiernos, le garantizaron un techo de votación que llegó al 60% de los votos. La derecha neoliberal derrotada en 1998, fue tan apabullada que ensayó diversas tácticas para deshacerse del líder y abortar  la revolución. En abril de 2002, realizó un golpe de estado que mantuvo 48 horas secuestrado a Chávez. El golpista Pedro Carmona inmediatamente derogó la Constitución y se dio poderes extraordinarios. Fracasado el golpe por la extraordinaria movilización popular que  restituyó a Chavez, la derecha intentó hacerlo renunciar por medio del fracasado paro petrolero de diciembre de 2002. Entonces la derecha presionó por la realización del referéndum revocatorio de agosto de 2004, el cual fue ganado por Hugo Chávez con un 60%  de los votos. Chávez derrotaría a la derecha una y otra vez, hasta que la muerte por cáncer lo derrotó en marzo de 2013.

Nicolás Maduro asumió la presidencia en un contexto  de crisis económica y de un liderazgo irreemplazable. Esta fue la ventana de oportunidad que la derecha finalmente encontró. La hegemonía indiscutible de la revolución bolivariana empezó a trastabillar merced a dicha crisis económica, que se combinó con una crisis de abastecimiento inducida por los sectores empresariales. Venezuela produce ya el 88 % de los alimentos que necesita, pero existe un oligopolio que controla la importación del 12% restante y que además controla la distribución de todos los productos básicos de consumo. La escasez artificial  ha resultado desquiciante, aún para los sectores que han simpatizado con la revolución. El chavismo además  enfrenta una satanización internacional, que la pinta como una dictadura totalitaria desafiada por una oposición que hace resistencia pacífica y democrática. La realidad es lo inverso: la oposición de derecha ha desatado la violencia en los últimos meses para derrocar a un régimen que ha realizado elecciones anualmente y que se sustenta en la democracia participativa.

La disputa por la hegemonía  hizo que el chavismo convocara a elecciones a la Asamblea Constituyente el 30 de julio de 2017. La derecha perdiendo la iniciativa, ha buscado desvirtuar ese proceso convocando este domingo 16 de julio a un plebiscito para rechazar al proceso constituyente. Como respuesta, el gobierno convocó también a un ensayo de votación para la Constituyente. Todo indica que  este último domingo la revolución bolivariana ha ganado de momento la partida. Resultan dudosos los datos de afluencia al plebiscito que la derecha enarbola. Contabilizando los centros de votación que instaló y el número de votos que afirma que obtuvo, se necesitarían 4 segundos por voto para alcanzar dicha cifra.  Por el contrario, las imágenes de las urnas del ensayo son de una afluencia masiva. Hubo urnas que cerraron hasta la media noche.

El 30 de julio será decisivo. Pero hoy, el chavismo ha ganado esta batalla por la hegemonía.

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