Echarle mano al sistema
previsional no es nuevo, tuvo su apogeo en los noventa cuando surgieron las AFJP
y dejaron los fondos destinados a jubilarse en el sector privado que,
finalmente sumó una estafa de 70 mil millones de dólares que fugaron al
exterior.
Roberto
Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Mendoza, Argentina
Si no viviéramos en
tiempos de catástrofe, de tempestad comunicacional ejercida por los amos del
pensamiento único, de esquizofrenia del poder ejercido por los dueños de la
economía, de anemia del pensamiento, ya que el forzado entretenimiento y
estupidización masiva llega al hartazgo y termina aburriendo, no podríamos
hacer la crónica semanal del disparate sin el recurso de algún alucinógeno. Así
damos por hecho que el agua se mezcla con el aceite, aceptamos el imperio de la
ignorancia o el fin de la historia, la total pérdida de autoridad de los
valores y con ello, el gobierno ejercido por las mascotas de la casa, recién
entonces, con los pies en la tierra – previo comprobar que la única ley que se
cumple en el país es la de gravedad, recién entonces reitero, podemos describir
los episodios diarios de esta pesadilla interminable.
La imponente
manifestación llevada a cabo el miércoles frente al Congreso de la Nación,
luego de la jura de los nuevos senadores, entre ellos: CFK – una de los tres ex
presidentes que vuelven al ruedo, junto con el cuestionado anciano Carlos
Menem, dandy, muñequito de torta de los noventa, que lucía encorvado y
decrépito por el paso del tiempo y Adolfo Rodríguez Saa, uno de los cinco
presidentes fugaces del 2001 – congregó a más de 300 mil personas convocadas
por la Corriente Federal de los Trabajadores, las dos CTA, que reunió a
docentes, trabajadores del Estado, bancarios encabezados por Sergio Palazzo,
más los camioneros de Pablo Moyano y, no visibilizada por los medios
hegemónicos, intentaba desde los trabajadores impedir la aprobación de las
leyes de reforma laboral, fiscal y previsional del gobierno de Cambiemos. Tres
leyes que apuntan a precarizar el trabajo, desarticulando derechos adquiridos
desde hace 71 años, reducir las jubilaciones cambiando los porcentajes
bianuales que igualan el índice inflacionario, para lograr un ahorro de 100 mil
millones anuales, mientras que pretende imponer una jubilación voluntaria a los
70 años, como opción para no morir de hambre, puesto que luego engrosarían el
65% de aquellos que conforman el haber mínimo, ( $ 7.246 desde septiembre) muy
por debajo de la canasta básica de un jubilado que estaría cercana a los $
17.000 porque los medicamentos subieron 170%, sobre todo, los más requeridos
para el mantenimiento de la salud del sector pasivo.
La aprobación forzada
lograda a través del apriete a los gobernadores y de éstos a sus senadores, fue
parte del pacto fiscal firmado por Macri y los gobernadores provinciales, por
eso que finalmente, pasara en el Senado a comisiones con una aprobación de 43 a
23 y 3 abstenciones, era predecible.
Es tan absurda la
propuesta que, su evidente inconstitucionalidad ya prevé una catarata de
juicios de llegar a aprobarse, puesto que no puede aplicarse retroactivamente
y, los futuros jubilados vienen aportando al sistema desde su primer día de ingreso.
Dentro de las
argumentaciones del gobierno está eliminar las jubilaciones de privilegio, las
que no existen desde 2002, puesto que los docentes pagan el 13 % porque su
actividad no les permite superar los 57 años las mujeres y 60 los hombres, lo
mismo que los mineros que pueden jubilarse a los 50 años porque no llegan a los
70 años. Jueces y miembros de las FF. AA. abstenerse, para ellos no rige.
Echarle mano al sistema
previsional no es nuevo, tuvo su apogeo en los noventa cuando surgieron las AFJP
y dejaron los fondos destinados a jubilarse en el sector privado que,
finalmente sumó una estafa de 70 mil millones de dólares que fugaron al
exterior. La promesa era la capitalización de los fondos, frente al sistema de
reparto garantizado por el Estado. No me lo contaron, lo viví, era consultor de
la Asociación Internacional de la Seguridad Social, Oficina Regional para las
Américas con sede en Buenos Aires, cuando en 1994, se hizo la reunión técnica
para la reforma e insistimos los técnicos que no era conveniente, que el
déficit se podía financiar con un dígito de inflación. Se hizo igual, cuando
salimos del salón ya estaban las jóvenes promotoras afiliando como si vendieran
cosméticos.
Éstos todavía no llegan
a eso, pero la zanahoria de los 70 años es perversa porque si con eso quieren
aumentar el empleo, es otro de los tantos absurdos, porque quienes están en
condiciones de jubilarse mantendrán ocupados sus puestos.
Mientras todo esto
ocurría, con millones de jubilados condenados a zozobrar económicamente, un
pueblo aplastado por los nuevos tarifazos que suben desde el primer día de
diciembre de un 45% al 58% en el gas domiciliario y del 39% al 47% en la
electricidad, como regalo navideño, la Armada reconocía indirectamente la
muerte de los 44 tripulantes del ARA San Juan, se reprimían brutalmente a
manifestantes de ATE en Neuquén, cosa que ya habían hecho en Bariloche con
grupos mapuches, el presidente Macri asumía desde el Centro Cultural Kirchner
la presidencia del G20 que dejaba Alemania; exultante y mimoso con la primera
dama, orgulloso de conducir durante un año el grupo de países poderosos más
poderosos del planeta, donde deberá mediar entre las presiones de la Comunidad
Europea, de Donald Trump y Xi Jinping de la milenaria China que va asfixiando
con sus tentáculos al hombre del jopo, generando malestar en la OMC por negar
la entrada a 63 personas que participarían por motivos de seguridad, sentando
un precedente único en el mundo.
Fiel a su estilo: mano
de plomo con el pueblo y de lana para con los poderosos, rigor puertas adentro
y sonrisas para afuera, como es la característica aberrante de su gobierno,
descree que toda acción incoa una reacción, que lo que va vuelve y, como se
dice más popularmente, quien siembra vientos cosecha tempestades.
Muy bueno, será difundido. AUNA-Argentina.
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