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sábado, 2 de diciembre de 2017

Argentina: La reforma que deforma y no conforma

Echarle mano al sistema previsional no es nuevo, tuvo su apogeo en los noventa cuando surgieron las AFJP y dejaron los fondos destinados a jubilarse en el sector privado que, finalmente sumó una estafa de 70 mil millones de dólares que fugaron al exterior.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Si no viviéramos en tiempos de catástrofe, de tempestad comunicacional ejercida por los amos del pensamiento único, de esquizofrenia del poder ejercido por los dueños de la economía, de anemia del pensamiento, ya que el forzado entretenimiento y estupidización masiva llega al hartazgo y termina aburriendo, no podríamos hacer la crónica semanal del disparate sin el recurso de algún alucinógeno. Así damos por hecho que el agua se mezcla con el aceite, aceptamos el imperio de la ignorancia o el fin de la historia, la total pérdida de autoridad de los valores y con ello, el gobierno ejercido por las mascotas de la casa, recién entonces, con los pies en la tierra – previo comprobar que la única ley que se cumple en el país es la de gravedad, recién entonces reitero, podemos describir los episodios diarios de esta pesadilla interminable.

La imponente manifestación llevada a cabo el miércoles frente al Congreso de la Nación, luego de la jura de los nuevos senadores, entre ellos: CFK – una de los tres ex presidentes que vuelven al ruedo, junto con el cuestionado anciano Carlos Menem, dandy, muñequito de torta de los noventa, que lucía encorvado y decrépito por el paso del tiempo y Adolfo Rodríguez Saa, uno de los cinco presidentes fugaces del 2001 – congregó a más de 300 mil personas convocadas por la Corriente Federal de los Trabajadores, las dos CTA, que reunió a docentes, trabajadores del Estado, bancarios encabezados por Sergio Palazzo, más los camioneros de Pablo Moyano y, no visibilizada por los medios hegemónicos, intentaba desde los trabajadores impedir la aprobación de las leyes de reforma laboral, fiscal y previsional del gobierno de Cambiemos. Tres leyes que apuntan a precarizar el trabajo, desarticulando derechos adquiridos desde hace 71 años, reducir las jubilaciones cambiando los porcentajes bianuales que igualan el índice inflacionario, para lograr un ahorro de 100 mil millones anuales, mientras que pretende imponer una jubilación voluntaria a los 70 años, como opción para no morir de hambre, puesto que luego engrosarían el 65% de aquellos que conforman el haber mínimo, ( $ 7.246 desde septiembre) muy por debajo de la canasta básica de un jubilado que estaría cercana a los $ 17.000 porque los medicamentos subieron 170%, sobre todo, los más requeridos para el mantenimiento de la salud del sector pasivo.

La aprobación forzada lograda a través del apriete a los gobernadores y de éstos a sus senadores, fue parte del pacto fiscal firmado por Macri y los gobernadores provinciales, por eso que finalmente, pasara en el Senado a comisiones con una aprobación de 43 a 23 y 3 abstenciones, era predecible.

Es tan absurda la propuesta que, su evidente inconstitucionalidad ya prevé una catarata de juicios de llegar a aprobarse, puesto que no puede aplicarse retroactivamente y, los futuros jubilados vienen aportando al sistema desde su primer día de ingreso.

Dentro de las argumentaciones del gobierno está eliminar las jubilaciones de privilegio, las que no existen desde 2002, puesto que los docentes pagan el 13 % porque su actividad no les permite superar los 57 años las mujeres y 60 los hombres, lo mismo que los mineros que pueden jubilarse a los 50 años porque no llegan a los 70 años. Jueces y miembros de las FF. AA. abstenerse, para ellos no rige.

Echarle mano al sistema previsional no es nuevo, tuvo su apogeo en los noventa cuando surgieron las AFJP y dejaron los fondos destinados a jubilarse en el sector privado que, finalmente sumó una estafa de 70 mil millones de dólares que fugaron al exterior. La promesa era la capitalización de los fondos, frente al sistema de reparto garantizado por el Estado. No me lo contaron, lo viví, era consultor de la Asociación Internacional de la Seguridad Social, Oficina Regional para las Américas con sede en Buenos Aires, cuando en 1994, se hizo la reunión técnica para la reforma e insistimos los técnicos que no era conveniente, que el déficit se podía financiar con un dígito de inflación. Se hizo igual, cuando salimos del salón ya estaban las jóvenes promotoras afiliando como si vendieran cosméticos.

Éstos todavía no llegan a eso, pero la zanahoria de los 70 años es perversa porque si con eso quieren aumentar el empleo, es otro de los tantos absurdos, porque quienes están en condiciones de jubilarse mantendrán ocupados sus puestos.

Mientras todo esto ocurría, con millones de jubilados condenados a zozobrar económicamente, un pueblo aplastado por los nuevos tarifazos que suben desde el primer día de diciembre de un 45% al 58% en el gas domiciliario y del 39% al 47% en la electricidad, como regalo navideño, la Armada reconocía indirectamente la muerte de los 44 tripulantes del ARA San Juan, se reprimían brutalmente a manifestantes de ATE en Neuquén, cosa que ya habían hecho en Bariloche con grupos mapuches, el presidente Macri asumía desde el Centro Cultural Kirchner la presidencia del G20 que dejaba Alemania; exultante y mimoso con la primera dama, orgulloso de conducir durante un año el grupo de países poderosos más poderosos del planeta, donde deberá mediar entre las presiones de la Comunidad Europea, de Donald Trump y Xi Jinping de la milenaria China que va asfixiando con sus tentáculos al hombre del jopo, generando malestar en la OMC por negar la entrada a 63 personas que participarían por motivos de seguridad, sentando un precedente único en el mundo.


Fiel a su estilo: mano de plomo con el pueblo y de lana para con los poderosos, rigor puertas adentro y sonrisas para afuera, como es la característica aberrante de su gobierno, descree que toda acción incoa una reacción, que lo que va vuelve y, como se dice más popularmente, quien siembra vientos cosecha tempestades.

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