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sábado, 6 de enero de 2018

Venezuela: 2017, asuntos pendientes

El equilibrio en la correlación de fuerzas y los desajustes económicos son parte de una realidad objetiva, que no es fácil de cambiar. Pero no es lo mismo manejar estas situaciones por la vía de entendimientos que hacerlo por medio de una confrontación en la que todo empeoraría.

Leopoldo Puchi / Enfoque

Finaliza el año con una situación en la que sigue prevaleciendo el equilibrio inestable de la correlación entre las fuerzas en pugna, a pesar de todos los eventos políticos ocurridos a lo largo de los doce meses: protestas, intento de derrocamiento del Gobierno entre abril y julio, elecciones regionales y municipales, creación de la Asamblea Nacional Constituyente.

Estos acontecimientos han cabalgado sobre el deterioro de las condiciones de vida de la gente, afectada por el alto costo de la vida, la escasez,  las dificultades para acceder a alimentos y medicinas. A su vez, el malestar social reposa sobre los problemas de nuestra economía que se expresan en el descenso de la producción nacional, tanto industrial, agrícola como en la petrolera, resultado de la ineficiencia en la gestión de la industria petrolera, las políticas macroeconómicas y el bloqueo financiero externo.

¿Se superarán estos problemas en 2018? Esa es la gran expectativa con la que se va a iniciar el año. En lo político, habría que poner los pies sobre la tierra y concluir un acuerdo de convivencia no solo de corto y mediano plazo, sino de largo plazo, puesto que ni Gobierno ni oposición disponen de la fuerza para imponerse completamente sobre el otro. De modo que la elecciones presidenciales que van a celebrarse deben reposar sobre un acuerdo de cohabitación, independientemente de quién gane las elecciones.

Por lo demás, los imperativos sociales y económicos obligan a que así sea. El asunto de la deuda, su reestructuración y el levantamiento del bloqueo financiero son puntos de urgencia, en torno a los cuales es necesario un entendimiento. En materia macroeconómica tendría que pasarse con rapidez a un nuevo esquema cambiario, que permita que el sector privado utilice sus divisas para las importaciones, lo que requeriría una modificación o reinterpretación de la Ley de ilícitos cambiarios.

El equilibrio en la correlación de fuerzas y los desajustes económicos son parte de una realidad objetiva, que no es fácil de cambiar. Pero no es lo mismo manejar estas situaciones por la vía de entendimientos que hacerlo por medio de una confrontación en la que todo empeoraría. Durante 2017 el diálogo, que ha tenido varias rondas, no llegó a acuerdos, como se esperaba. Es un asunto pendiente, y se espera que para para principios de 2018 se concreten algunos puntos. De la misma forma, las medidas macroeconómicas que se anunciaban o se insinuaban, no fueron tomadas en el transcurso de 2017. Es también un asunto pendiente que nos deja el año viejo.

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