Acaba de suceder otra masacre a
manos de civiles en Estados Unidos, la tierra de la “libertad” y la
“democracia”. ¿Por qué?
Marcelo
Colussi / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala
“Rápida, potente, personalizable, adaptable, confiable y precisa”
Calificación dada por la Asociación
Nacional del Rifle al fusil semiautomático AR-15
Ya no sorprende a nadie la comisión de una
nueva matanza con algún arma de fuego realizada por un civil estadounidense,
que luego se suicida o cae muerto por la policía. Las últimas décadas del siglo
pasado ya ofrecían ese trágico panorama (el 1 de
agosto de 1966 Joseph Whitman, un ex marine
de 25 años, disparó contra estudiantes de la Universidad de Texas, en Austin,
matando a 18 personas), pero paulatinamente el terror fue incrementándose,
haciéndose casi “normal” al día de hoy: el 18 de julio de 1984 James Oliver Huberty abrió fuego en un
restaurante McDonald's de California matando a 21 personas; el 16 de octubre de 1991 George
Hennard, de 25 años, estrelló su vehículo contra una cafetería en Texas,
saliendo luego de su camioneta disparando contra los clientes matando a 23
personas; el 2 julio de 1993 un
hombre armado con dos armas semiautomáticas, un revólver y una bolsa con
cientos de proyectiles mató en San Francisco a 9 personas y luego se suicidó
; el 20 de abril de 1999 dos estudiantes adolescentes, Eric Harris y Dylan Klebold, armados con un fusil de asalto, dos escopetas y un revólver, mataron a 13 personas e hirieron a 23 en la escuela de Columbine, en Littleton, estado de Colorado, antes de suicidarse; el 16 de abril de 2007 el estudiante surcoreano Cho Seung Hui se suicidó luego de matar a 32 estudiantes y profesores en la Universidad Politécnica de Virginia; el 5 diciembre de 2007 un hombre de 20 años, en un centro comercial de Omaha, estado de Nebraska, mató con arma de fuego a 8 personas; el 3 de abril de 2009 un hombre armado entró en un centro de atención a inmigrantes y refugiados en Binghamton, estado de Nueva York, y mató a 13 personas para luego suicidarse; el 5 de noviembre de 2009 en la base militar de Fort Hood, estado de Texas, una balacera dejó 13 muertos y 12 heridos, siendo el autor de la matanza Nidal Malik Hasan, un comandante y psiquiatra de religión musulmana, condenado a muerte en agosto de 2013; el 7 agosto de 2011 en Copley Township, en el noreste de Ohio, un hombre con arma de fuego mató a 7 personas, antes de ser abatido por la policía; el 12 de octubre de 2011 en una peluquería en Seal Beach, California, 8 personas murieron y otra resultó gravemente herida cuando un hombre armado entró al establecimiento y comenzó a disparar a mansalva; el 2 abril de 2012 en un tiroteo en una universidad privada en Oakland, estado de California, murieron 7 personas y 3 más resultaron heridas; el 20 julio de 2012 12 personas perdieron la vida y 52 resultaron heridas en un tiroteo en un cine en la localidad de Aurora, cerca de Denver, estado de Colorado; el 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza, de 20 años, entró a la escuela Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, y disparando terminó con la vida de 20 niños y 6 adultos, suicidándose finalmente; el 16 de setiembre de 2013 Aaron Alexis, ex reservista del Ejército, de 34 años, mató a 12 personas hiriendo a otras 14 al asaltar el Mando de Operaciones de la Armada en Washington (a cinco kilómetros de la Casa Blanca y dos kilómetros del Capitolio), muriendo en el ataque; el 2 de abril de 2014 Iván López, veterano de la guerra de Iraq, abrió fuego contra sus compañeros de filas en la base militar de Fort Hood, dejando 3 muertos y 15 heridos, perdiendo la vida en el ataque; el 18 de junio de 2015 en una iglesia de la comunidad afroamericana en Charleston, Carolina del Sur, un joven supremacista blanco disparó contra personas que leían la Biblia matando a 9 de ellas, incluido un senador estatal; el 1 de octubre de 2015 Chris Harper Mercer, de 26 años, mató a 10 estudiantes en la Universidad de Umpqua, Oregon, muriendo luego en un intercambio de disparos con la policía; el 2 de diciembre de 2015 14 personas perdieron la vida y 20 resultaron heridas luego de un tiroteo en un centro de servicios sociales de la ciudad de San Bernardino, California, en un ataque cometido por un matrimonio que murió horas después en un intercambio de disparos con la policía a varios kilómetros del lugar del ataque; el 12 de junio de 2016 murieron 49 personas y 53 resultaron heridas en un ataque con arma de fuego a un club de homosexuales en Orlando, Florida; el 1 de octubre de 2017 58 personas murieron en un tiroteo registrado durante un concierto frente al hotel casino Mandalay Bay en Las Vegas; el 5 de noviembre de 2017 27 personas murieron y 20 resultaron heridas en un iglesia bautista de Texas como resultado de un tiroteo iniciado por una persona no identificada; y el más reciente, el 14 de febrero del 2018 (¡día del cariño!) Nikolas Cruz, de 19 años, mató a 17 personas con un fusil semiautomático AR-15 en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas High School, en Parkland, estado de Florida.
; el 20 de abril de 1999 dos estudiantes adolescentes, Eric Harris y Dylan Klebold, armados con un fusil de asalto, dos escopetas y un revólver, mataron a 13 personas e hirieron a 23 en la escuela de Columbine, en Littleton, estado de Colorado, antes de suicidarse; el 16 de abril de 2007 el estudiante surcoreano Cho Seung Hui se suicidó luego de matar a 32 estudiantes y profesores en la Universidad Politécnica de Virginia; el 5 diciembre de 2007 un hombre de 20 años, en un centro comercial de Omaha, estado de Nebraska, mató con arma de fuego a 8 personas; el 3 de abril de 2009 un hombre armado entró en un centro de atención a inmigrantes y refugiados en Binghamton, estado de Nueva York, y mató a 13 personas para luego suicidarse; el 5 de noviembre de 2009 en la base militar de Fort Hood, estado de Texas, una balacera dejó 13 muertos y 12 heridos, siendo el autor de la matanza Nidal Malik Hasan, un comandante y psiquiatra de religión musulmana, condenado a muerte en agosto de 2013; el 7 agosto de 2011 en Copley Township, en el noreste de Ohio, un hombre con arma de fuego mató a 7 personas, antes de ser abatido por la policía; el 12 de octubre de 2011 en una peluquería en Seal Beach, California, 8 personas murieron y otra resultó gravemente herida cuando un hombre armado entró al establecimiento y comenzó a disparar a mansalva; el 2 abril de 2012 en un tiroteo en una universidad privada en Oakland, estado de California, murieron 7 personas y 3 más resultaron heridas; el 20 julio de 2012 12 personas perdieron la vida y 52 resultaron heridas en un tiroteo en un cine en la localidad de Aurora, cerca de Denver, estado de Colorado; el 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza, de 20 años, entró a la escuela Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, y disparando terminó con la vida de 20 niños y 6 adultos, suicidándose finalmente; el 16 de setiembre de 2013 Aaron Alexis, ex reservista del Ejército, de 34 años, mató a 12 personas hiriendo a otras 14 al asaltar el Mando de Operaciones de la Armada en Washington (a cinco kilómetros de la Casa Blanca y dos kilómetros del Capitolio), muriendo en el ataque; el 2 de abril de 2014 Iván López, veterano de la guerra de Iraq, abrió fuego contra sus compañeros de filas en la base militar de Fort Hood, dejando 3 muertos y 15 heridos, perdiendo la vida en el ataque; el 18 de junio de 2015 en una iglesia de la comunidad afroamericana en Charleston, Carolina del Sur, un joven supremacista blanco disparó contra personas que leían la Biblia matando a 9 de ellas, incluido un senador estatal; el 1 de octubre de 2015 Chris Harper Mercer, de 26 años, mató a 10 estudiantes en la Universidad de Umpqua, Oregon, muriendo luego en un intercambio de disparos con la policía; el 2 de diciembre de 2015 14 personas perdieron la vida y 20 resultaron heridas luego de un tiroteo en un centro de servicios sociales de la ciudad de San Bernardino, California, en un ataque cometido por un matrimonio que murió horas después en un intercambio de disparos con la policía a varios kilómetros del lugar del ataque; el 12 de junio de 2016 murieron 49 personas y 53 resultaron heridas en un ataque con arma de fuego a un club de homosexuales en Orlando, Florida; el 1 de octubre de 2017 58 personas murieron en un tiroteo registrado durante un concierto frente al hotel casino Mandalay Bay en Las Vegas; el 5 de noviembre de 2017 27 personas murieron y 20 resultaron heridas en un iglesia bautista de Texas como resultado de un tiroteo iniciado por una persona no identificada; y el más reciente, el 14 de febrero del 2018 (¡día del cariño!) Nikolas Cruz, de 19 años, mató a 17 personas con un fusil semiautomático AR-15 en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas High School, en Parkland, estado de Florida.
Explicar esta casi interminable lista de
masacres, que cada vez más frecuentemente enlutan a familias estadounidenses,
simplemente por “desequilibrados mentales” que en algún momento entran en
acción, queda corto.
Sin dudas quien puede cometer estos “actos
locos”, demenciales, desde todo punto de vista “insanos” en términos
psicológicos, son personas con severos trastornos psíquicos. Pero para entender
en su cabalidad el fenómeno hay que introducir dos elementos más: 1) el sentir
nacional de Estados Unidos como potencia impune con su “destino manifiesto” de
conducir al resto de la humanidad, y 2) la industria de las armas, la principal
dentro de su economía, y vital en su cultura cotidiana.
Si es cierto que quienes cometen esos actos
“locos” son, justamente, personas “locas” (psicóticos, en términos estrictos,
delirantes), sus delirios hay que entenderlos en el ámbito de la cultura donde
aparecen. Los delirios no son azarosos, antojadizos: comportan una lógica, tienen
sentido, mantienen algún anudamiento con la realidad. En el Medioevo europeo
los locos deliraban con apariciones de vírgenes, hablaban con el demonio y se
movían en lo que la media cultural imponía (la Santa Inquisición persiguiendo
brujas por todos lados). En el siglo XX –época de viajes espaciales– los locos
deliran con platos voladores y marcianos. En un país como Estados Unidos, sus
locos deliran con su imaginario dominante, con su representación icónica por
excelencia: Rambo, un killer que “se
las puede con todas”, el “muchachito” hollywoodense que, como se puede ver en
alguna sátira burlona, de un solo disparo mata a diez “malos” (indios,
comunistas, o ahora: musulmanes).
Un país de Rambos
En el imaginario cotidiano de cualquier
ciudadano estadounidense, desde hace ya más de un siglo, está la idea de
“ganador absoluto”. Nadie se les opone, y su impunidad es proverbial. Rambo,
ese veterano de la guerra de Vietnam prácticamente invencible, “hombre de
acero”, “macho” por antonomasia, es el representante más acabado de esa
fantasía.
En Estados Unidos la guerra, sin dudas
repudiada por muchos, sigue siendo un eje fundamental en torno al cual gira
buena parte de la sociedad, su economía, su política, su cultura. Por eso
mismo, apoyada por una amplia mayoría (¿por qué ganaría la presidencia un
supremacista blanco, machista y guerrerista como Donald Trump si no?) Es el
único país del mundo que prácticamente ha participado en todas las guerras
habidas en los siglos XX y XXI; posee las fuerzas armadas más grandes del
planeta, y los gastos militares de su presupuesto son colosales: de hecho, la
mitad de todos los gastos mundiales invertidos en ese ámbito. País que no dudó
en usar armas atómicas contra población civil no combatiente (las dos
innecesarias bombas en Japón sobre el final de la Segunda Guerra Mundial), que
ha desarrollado los más pérfidos y sanguinarios métodos de guerra,
utilizándolos de hecho y enseñándolos a sus ejércitos subordinados (de
Latinoamérica especialmente), poseedor de alrededor de 700 bases militares
diseminadas por toda la geografía planetaria, su agresividad es monumental.
En el medio de esa violencia generalizada, sus
locos reproducen en sus delirios lo que es moneda común en su cotidianeidad.
Para evidenciar esa violencia, la cubana revista digital Cubadebate hizo
un seguimiento de hechos violentos cotidianos en el país, ofreciéndose este
patético panorama.
· 96
estadounidenses son asesinados con armas como promedio cada día.
· 13.000
estadounidenses mueren cada año como promedio por homicidios con armas de
fuego.
· 2 personas
son heridas por cada 1 asesinada.
· 7 niños y
adolescentes son asesinados como promedio cada día por armas de fuego.
· 50 mujeres
son asesinadas a tiros por sus parejas como promedio cada mes.
· 13 veces
más probabilidades tienen los hombres negros de ser tiroteados y asesinados que
los hombres blancos.
· 5 veces
más riesgo tiene una mujer de ser asesinada en un episodio de violencia
doméstica cuando en su hogar hay presencia de armas de fuego.
· 2.333 homicidios
por armas de fuego más hubo en los primeros doscientos días de 2017 que en el
2014; una cifra que crece cada año.
· 42% de
las armas en poder de civiles en el mundo están en manos de estadounidenses, a
pesar de que ese país sólo tiene el 4,4% de la población mundial.
· 1.606 asesinatos
masivos por armas de fuego han tenido lugar desde el asesinato de 20 niños y 6
adultos, en diciembre de 2012, en Sandy Hook Elementary School in Newtown,
Connecticut, hasta febrero de 2018. En ellos han muerto al menos 1829 personas
y 6447 han resultado heridas. El promedio es de más de un tiroteo masivo por
día.
· 7.142
incidentes violentos con armas han ocurrido desde el 1 de enero al 19 de
febrero de 2018.
· 1.977 son
los muertos en esos incidentes.
· 3.424 personas
has resultado heridas.
· 34 de los
incidentes han sido asesinatos masivos
Una tremenda violencia
doméstica define el american way of live,
sin dudas.
La industria militar manda
El llamado complejo militar-industrial es la
rama comercial más pujante de toda la economía estadounidense. Su influencia
política es enorme; de hecho, es quien fija la estrategia nacional de política
externa (léase: empresas como Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman,
Raytheon, General Dynamics, Honeywell, Halliburton, BAE System). Según datos
confiables, en su cabildeo con las esferas del poder político este complejo
gasta no menos de 100 millones de dólares al año, con lo que consigue
establecer siempre sus negocios por sobre cualquier otra prioridad nacional. Y
su negocio es… ¡la guerra!, es decir ¡¡la muerte!!
Hay que consumir armas, muchas armas,
muchísimas. Entiéndase aquí por “armas” desde una pistola hasta un portaviones
con energía nuclear con infinidad de aviones supersónicos dotados de las más
letales bombas inteligentes. De ahí que los pedidos de renovación de armamento
que le llegan a ese poderoso complejo militar-industrial no se terminan nunca,
ya sea para sus propias fuerzas armadas o para los países que les adquieren
equipos (tanques de guerra, aviones, barcos, cañones, misiles, minas y un
interminable etcétera). Por otro lado, en lo interno, también los ciudadanos
estadounidenses comunes (como los que cometen todas estas masacres a las que
nos referimos) compran muchas armas, muchísimas.
Por lo pronto se calcula que en el país
existen 319 millones de armas en poder de población civil; de ellas,
114 millones son pistolas, 110 millones son rifles y 86 millones son escopetas.
La industria que produce esas mercancías mueve 43.000 millones de dólares al
año. Ahí también se inscriben fusiles automáticos, como el AR-15, versión civil
del militar M-16, (30 tiros por minuto), producido por Colt's Manufacturing
Company, el arma más empleada en las masacres que nos ocupan. Valga decir que
se lo adquiere con toda facilidad en cualquier tienda o supermercado por 475
dólares (un Iphone 7 cuesta 769 dólares). De acuerdo a la Segunda Enmienda de
la Constitución de Estados Unidos, se reconoce el derecho de todo ciudadano a
poseer y portar armas de fuego, protegiendo así la “libertad”. La Asociación
Nacional del Rifle (la asociación civil más vieja del país, con más de cinco
millones de miembros) vela por la posesión de armas de fuego (gastando
alrededor de 8 millones de dólares al año en cabildeo para lograr sus
propósitos).
Dicho
de otro modo: cualquiera en este país puede comprar un arma de fuego de
altísimo poder y matar a mansalva a civiles. Eso es lo que cada vez sucede más
frecuentemente, y sin dudas seguirá sucediendo, porque 1) la fantasía de
sentirse Rambos no está en vías de desaparecer y 2) el negocio de las armas no
da señales de agotamiento.
La
combinación de esos explosivos factores siempre podrá encontrar un delirante
que realmente se crea dueño de algún “destino manifiesto”, que se sienta ese
personaje peliculesco, pudiendo adquirir el arma mortal en la esquina de su
casa. La historia que sigue ya parece estar contada.
No cabe duda que el evangelio de los creyentes en USA es puro paganismo puro... el mandamiento de "NO matarás" quedó sepultado ante su complejo de superioridad, que esconde sus miedos
ResponderEliminarLo triste es que en muchos países, sirven de ejemplo... el hombre sin humanidades el mayor depredador del planeta.