En las
elecciones en Venezuela, lo que esconden los gobiernos del tristemente Grupo de
Lima es apoyar y refrendar la política intervencionista de Washington; poner en
riesgo los comicios electores donde las fuerzas progresistas avanzan para ganar
las presidencias de otros países latinoamericanos en 2018.
Adalberto Santana / Especial para
Con Nuestra América
Desde
Ciudad de México
El
domingo 20 de mayo de 2018 se realizan elecciones presidenciales en la
República Bolivariana de Venezuela. Sin duda son unos comicios en los que se va
a refrendar el rumbo por el que ha optado la mayoría de los amplíos sectores sociales de esa nación sudamericana.
Sin embargo, para algunos actores nacionales e internacionales el desarrollo de
tal situación no les agrada y han estado haciendo todo lo posible para que el
pueblo venezolano les haga caso y “repudien su propio proceso electoral”.
Especialmente desean que los venezolanos
acaten la postura de la oposición radical y sus aliados externos que son
el gobierno de Donald Trump, del mexicano Enrique Peña Nieto, del colombiano
Juan Manuel Santos y del hondureño de Juan Orlando Hernández entre otros de la
región. Gobiernos intervencionistas a
los que se suma el furibundo antichavista y sesgado secretario general de la
OEA, Luis Almagro.
La
postura injerencista del llamado Grupo de Lima, se distingue en el momento
actual por asumir las orientaciones del gobierno esquizofrénico de Trump. Tal
como la manifestó el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo,
quien por videoconferencia les orientó a los gobiernos del Grupo de Lima que
“se deben exigir responsabilidades al régimen de Nicolás Maduro y sus líderes
corruptos, por la ruptura del orden democrático en Venezuela, e impedirles su
acceso a nuestros sistemas financieros y la entrada en nuestras naciones”.
Siguiendo esas instrucciones esos gobiernos cipayos lanzaron su asedio contra
el pueblo y gobierno de Venezuela al atentar contra la soberanía de un país
latinoamericano y exigir tal como lo dice su manifiesto intervencionista
suscrito en la Ciudad de México el 14 de mayo de 2018, al manifestar tacitamente su intervencionismo
al señalar que: “Hacen un último llamado al
Gobierno venezolano a suspender las elecciones generales previstas para el
próximo 20 de mayo, ya que han sido convocadas por una autoridad ilegítima, sin
la participación de todos los actores políticos venezolanos, sin observación
internacional independiente y sin las garantías necesarias para un proceso
libre, justo, transparente y democrático” A la vez, categóricamente lanzan una terrible amenaza al reafirmar su política nada
respetuosa de la soberanía de una nación hermana, al apuntar dichos gobiernos
que asumirán pretendidas “acciones e iniciativas
dirigidas a contribuir a la restauración de la institucionalidad democrática,
el respeto de los derechos humanos y la plena vigencia del estado de derecho en
ese país hermano”.
Todas estas afirmaciones caen por su propio peso y por las
contradicciones que expresan en su texto. Por ejemplo, desconocen (sabiéndolo
sesgadamente) que en las elecciones del 20 de mayo hay varios candidatos de la
oposición antichavista. Para ellos esa oposición no cuenta o no existe. Es
decir, menosprecian a los candidatos a la presidencia que no son parte del
Frente Amplio de la Patria: Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el Partido Comunista de Venezuela (PCV),
Patria Para Todos (PPT), la Unidad Popular Venezolana (UPV), Somos, ORA, entre
otros que respaldan la candidatura del candidato chavista, Nicolás Maduro Moros. En los partidos que
participan por parte de la oposición venezolana figuran Henri Falcón, quien es respaldado por la alianza que conforman los partidos
Avanzada Progresista, Copei y el Movimiento Al Socialismo (MAS). Otro candidato
opositor es el pastor evangélico Javier Bertucci, quien encabeza la llamada iglesia cristiana Maranatha y aspira a la primera magistratura venezolana por su entidad partidaria:
Esperanza por el Cambio. Como también figura la candidatura presidencial de
Reinaldo Quijada, que lo postula la Unidad Patriótica Popular 89. La negación a
estas candidaturas de la oposición venezolana puede leerse en la postura del
llamado Grupo de Lima, como el respaldo únicamente a otros grupos opositores
más proclives a sus posturas políticas e intereses como son los partidos
opositores venezolanos que repudian las elecciones del 20 de mayo. Tales como
son los partidos: Acción Democrática,
Voluntad Popular y Primero Justicia. Entidades partidarias que han manifestado no participar y que siguen llamando al abstencionismo y que
en gran medida generaron dramáticos
actos de violencia y la muerte de gran cantidad de venezolanos en 2017.
Las
amenazas en contra de Venezuela para que no se realicen las elecciones del 20
de mayo, claramente las caracterizó el presidente boliviano, Evo Morales, el 10
de mayo de 2018, en su cuenta en Twitter, al denunciar “que detrás de las movilizaciones en Nicaragua están
los mismos intereses foráneos que están detrás de Venezuela. Ambos países son
víctimas de una arremetida del Imperio que patrocina y gestiona una guerra de
cuarta generación en complicidad con las oligarquías locales”. Tres días después de aquel pronunciamiento, el mismo
mandatario boliviano denunció en su misma cuenta que: “EEUU y la OEA, implementaron un plan para
derrotar a #Venezuela: Antes de las elecciones realizarán acciones
violentas apoyados por los medios de comunicación y después de las elecciones
intentarán una invasión militar con FFAA de países vecinos”.
En
tanto que otros gobiernos de la misma región latinoamericana y caribeña han
sido muy respetuosos del derecho a la libre determinación y al respeto a la
soberanía nacional de Venezuela, pero
también de otros países del mundo. Estos
gobiernos y países por el contrario consideran que los propios venezolanos sean
los que rijan sus destinos y formas de gobierno. Entre ellos destacan la
mayoría de los países de nuestra América como: República Dominicana, Bolivia,
Cuba, Ecuador, Uruguay, El Salvador, Nicaragua, Haití, Trinidad y Tobago, entre
otros más. En efecto son naciones hermanas que se han manifestado abiertamente
por el respeto a la autodeterminación de Venezuela. Tal es el caso del
pronunciamiento que realizó en visita diplomática en Moscú la canciller
ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, quien afirmó: “Ecuador defiende
el principio de la ‘no injerencia’ en los asuntos de otros países, ante los
llamados que han hecho distintos gobiernos a Venezuela para que anulen las
elecciones presidenciales del próximo 20 de mayo”. A lo que agregó con mayor énfasis:
"Ecuador debe respetar su Constitución, donde se habla de la no injerencia
en los asuntos internos de otros Estados, se habla del principio del derecho
internacional de la no intervención" (EFE, 16/05/2018).
Incluso el mismo canciller venezolano ha sido muy
diplomático hay señalarle a los gobiernos del Grupo de Lima en su mensaje en
Twitter: “A diferencia de otros procesos en la región,
la campaña electoral en Venezuela transcurre en paz. El pueblo movilizado en
democracia exige respeto a los Gobiernos que han jugado posición adelantada, y
se han empeñado en inmiscuirse en nuestros asuntos. Retomemos el respeto
mutuo”.
Sin
duda, en las elecciones en Venezuela, lo que esconden los gobiernos del
tristemente Grupo de Lima es apoyar y refrendar la política intervencionista de
Washington; poner en riesgo los comicios electores donde las fuerzas
progresistas avanzan para ganar las presidencias de otros países
latinoamericanos en 2018. Tal como ocurre en México donde el candidato de las
fuerzas progresistas, Andrés Manuel López Obrador, figura como el seguro candidato a ganar las elecciones
presidenciales de julio. Así como en Brasil, donde Luiz Inacio Lula da Silva, a
pesar de su injusta prisión, es el problable triunfador de los comicios de
octubre. De esa manera la estrategía del
Grupo de Lima, lo que intenta es abortar los nuevos rumbos progresistas que los
pueblos latinoamericanos toman en el camino de la democracia electoral y participativa de la región, donde se
escribe desde este momento una nueva historia de emancipación y justicia social
de carácter antineoliberal.
La eterna política, injerencista, renovada por el neo-nazi e insensato de TRUMP Y AHORA secundada SERVILMENTE por los gobiernoS ÁpÁtridas del grupo de Lima; cómo no les da un poco de vergüenza, arrastrarse y doblar la espalda para satisfacer el proyecto genocida de TRUMP. Ni siquiera muestran un gota de dignidad humana....qué asco!
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