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sábado, 30 de junio de 2018

Morena en México, en vísperas de la victoria

Si la historia camina en esta ocasión por su lado bueno, y no por el lado malo del cual habló alguna vez Friedrich Engels, el lunes 2 de julio comenzaremos la semana con el inicio de una nueva época. La de la cuarta transformación de México.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Escribo estas líneas el lunes 25 de junio, a siete días de las elecciones en México. Se ha dicho que éstas son las elecciones más importantes de la historia reciente en el país. Pero acto seguido se agrega que lo son porque se elegirán presidente de la república, senadores, diputados federales, diputados locales, presidentes municipales y  gobernadores en  9 entidades federativas. Pero no es eso lo más importante y lo que hace a este próximo domingo 1 de julio, el día de las más significativas elecciones en México. Las hace  cruciales para el país, el que estemos en un momento acaso irrepetible en las próximas décadas por venir. La izquierda tiene un candidato carismático que durante muchos años ha luchado  en contra del fraude electoral,  la corrupción y  en contra de las políticas económicas neoliberales que han azotado a México durante más de tres décadas. Tenemos pues, un líder carismático que ha conectado con las grandes mayorías de México, que ha pasado de ser “el Mesías tropical trastornado por la obsesión del poder” como durante muchos años lo ha pintado la derecha neoliberal, a ser lo que hoy  mira la mayoría del pueblo mexicano: el único líder que puede sacar a la nación del desastre integral en el que lo sumió un grupo pequeño y poderoso que ha sido el principal beneficiario del neoliberalismo.

Escribo estas líneas en el inicio de la semana en cuyo día final esperamos que Andrés Manuel López Obrador se convierta en el presidente electo de México. Todo indica que así será. Las encuestas le dan una clara ventaja de entre 15 y 20 puntos de diferencia sobre su más cercano oponente. El mundo de los negocios, del gran capital, parece estarse acostumbrando a un presidente López Obrador,  como lo revela el hecho de que no ha habido un cataclismo en la bolsa de valores. El peso se ha visto más estremecido por el atrabiliario Donald Trump que por la expectativas de triunfo del líder que el establishment neoliberal se ha empeñado en calificar erróneamente como populista. Aun la encuestadora Consulta Mitofsky, la cual no se ha caracterizado por simpatías hacia Andrés Manuel, a dos semanas de las elecciones lo ubica con el 48% de las preferencias electorales efectivas (es decir eliminando el porcentaje de indecisos). También constata Mitofsky que desde enero del presente año cuando López Obrador contaba con 32% de dichas preferencias hasta mediados de junio cuando llegó a 48%, se observa que el candidato de la izquierda ha avanzado 16% como puntero electoral. Ricardo Anaya, su más cercano oponente y candidato de la alianza encabezada por el Partido Acción Nacional (PAN) se ha quedado con el 26% por lo que la diferencia es de 22 puntos.

Si la historia camina en esta ocasión por su lado bueno, y no por el lado malo del cual habló alguna vez Friedrich Engels, el lunes 2 de julio comenzaremos la semana con el inicio de una nueva época. La de la cuarta transformación de México.

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