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sábado, 9 de junio de 2018

Perú: a mí no me “terruquees”

Esta tribuna está de acuerdo con la lideresa del MNP, Verónika Mendoza, y las organizaciones sociales y políticas en su interior, quienes levantan su voz de alarma frente a la estigmatización de todo aquello que se posiciona críticamente frente a la institucionalizada maquinaria de la corrupción como pilares fundantes de un sistema que se cae a pedazos.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

Verónika Mendoza, dirigente del Movimiento Nuevo Perú
La lideresa del Movimiento Político “Nuevo Perú” (MNP) señala dos puntos en cuanto al “terruqueo”: 1) quieren impunidad para los violadores de los DDHH. Pidiendo “borrón y cuenta nueva” para miembros de las FFA que cometieron abuso. 2) Quieren silenciar voces críticas del sistema corrupto. A los que piden cambios y reclaman derechos acusando de “terrucos” a profesores, estudiantes, comunidades… sosteniendo, - descabelladamente– que existe un “terrorismo genético”.[1] Se nos erizan los cabellos solo de recordar aquellas criminales máximas que convulsionaron Centro América en la década de los ’80: ¡Sé patriota! ¡Mata a un cura! Y, así asesinaron al “Santo de América” Mons. Oscar Arnulfo Romero, terruqueándolo y tildándolo de enemigo de la democracia. ¡Aquel que ayer terruqueaban, hoy lo harán santo!

No hablaremos del “Santo de América” –ganas nos sobran–, ni de la lideresa Mendoza, solo traemos a colación el ejemplo de Monseñor Romero y las palabras de Mendoza debido al absurdo refrito ideológico de tildar como “terruco” a todo aquello que se oponga a la hegemonía del lucro, la especulación y la estafa política en desmedro de miles de personas y familias postergadas por siglos. 

La campaña macartista[2] (anticomunista) nacida en plena guerra fría, se convirtió en confrontación contra el “narcoterrorismo” justificando invasiones y violación de soberanía por doquier ante el anémico y famélico silencio de los organismos internacionales como OEA y UN. Solo recordando al que acuñó el concepto en el Perú: Fernando Belaunde Terry (1983).

Hasta que irrumpió en la historia de la lucha de los pueblos la victoriosa revolución del pueblo cubano (1959) y la gloriosa Revolución Bolivariana (1999). De allí nace un nuevo concepto político-estigmatizador asociado al “narcoterrorismo”: el “chavismo” y todo aquello asociado al Bolivarianismo y su red de aliados.

El sicosocial había sido perfectamente estructurado. La arquitectura lingüística y comunicacional (mass media) de Washington y sus aliados había alcanzado el tiempo suficiente de “bombardeo” al frágil inconsciente de las masas para instalarse y nunca más salir de allí. Cero Masa Crítica. Basta solo mencionar conceptos como “socialismo, “comunismo”, “chavismo”, “castro”, “izquierda”, “caviar”, etc., para ipso facto hacerse acreedores al adjetivo calificativo peyorativo de “terruco”, “narcoterrorista”, “subversivo”. “anti-demócrata” y sufrir la “democrática” y desesperada persecución inquisitoria a la cual estamos históricamente “acostumbrados”.

La ironía. Los casos de corrupción como Lava Jato y Odebrecht destapados en el Perú gracias a la eficiencia de instituciones jurídicas y fiscales como del Brasil, Suiza y EEUU pusieron en evidencia la falacia del sistema.

En el Perú y demás países los personajes implicados en esta mega red de corrupción financiero-política son los abanderados de la democracia. Principales incendiarios “antiterroristas” de las esferas de la prensa internacional. Aliados acérrimos de la CONFIEP, ADEX y grupos financieros de poder dentro y fuera del Perú. Estos personajes son los blindados del sistema. Son los que tienen la “autoridad” y “poder” para “terruquear” a quien se les dé la gana de hacerlo. No les convienes, te “terruquean”, les convienes te “democratean”, te “chalequean”, te “limpian”. 

Hace unos días en un medio radial peruano un “célebre” radio-showman sostuvo: “Los socialistas no saben de economía…” Absurdos pareceres como este son los que después de un cierto número de repeticiones se convierten en “verdad absoluta”, hasta “teoría académica”. Solo aclarando, el colapso político-económico del Estado peruano no  tiene firma socialista, es neoliberal de principio a fin. Pero es así como la sico-maquinaria del statu quo ensaya sus globos de demonización política. Se vale de comunicadores inflados como inyectores de mensajes subliminales al alcance de reservorios intelectuales de frágil estructura cognitiva. Perfectos parlantes móviles del faranduleo político del “terruqueo”.

No me vengas a terruquear a mí. Yo pago mis impuestos. No tengo sociedades offshores, ni coloco dinero mal habido en familiares o amistades de perfil testaférrica. No te atrevas a insultarme. No lo hagas y dejes impune a los come echados – salvo muy honrosas excepciones – plagiadores de títulos universitarios, machistas, violadores de derechos laborales, mercaderes de la política que se pasean por el Congreso de la República a sus anchas. No me califiques de “terruco” y uses escuálidos eufemismos en contra de aquellos que saquearon – y lo siguen haciendo – vergonzosamente a la nación.

Seguro que el dolor sufrido entre 1980 y 2000 será difícil de reparar. El asesinato venga de donde venga es un escándalo. La muerte en si misma lo es, más aún cuando podrían haber existido otras vías donde la vida haya sido respetada de forma integral. Pero hay que usar dos dedos de frente y gran dosis de dignidad para el análisis. Las causas del terror de aquella época antes de haberse resuelto han sido exponencialmente incrementadas gracias a la hambruna de poder de la jauría desesperada de oportunistas políticos y saqueadores del heraldo de la nación y a un sistema injusto e inhumano genéticamente corrupto.

¿Nos equivocamos en lo dicho?

Esta tribuna está de acuerdo con la lideresa del MNP, Verónika Mendoza, y las organizaciones sociales y políticas en su interior, quienes levantan su voz de alarma frente a la estigmatización de todo aquello que se posiciona críticamente frente a la institucionalizada maquinaria de la corrupción como pilares fundantes de un sistema que se cae a pedazos. A la lideresa del MNP conocida como “Vero”, en las últimas elecciones presidenciales le montaron un aparato demoledor basado en el “terruqueo” logrando desplazarla y colocando a Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski como únicas alternativas. Ambos ”demócratas” se encuentran en la mira de la justicia por acusaciones de actos de corrupción en el caso Odebrecht.

¿Siguen siendo “demócratas” estos escandalosos personajes? ¿Se les puede llamar terruc@s, anti-patrias, estafadores?

Recordando, Mons. Oscar Arnulfo Romero mientras se mantuvo en silencio frente  a las injusticias sufridas por su pueblo, fue un cura “respetable” y “digno” de confianza. Cuando reaccionó evangélica, patriótica y críticamente  –ante el asesinato de su amigo el sacerdote Rutilio Grande – y vio el evangelio a través de los ojos del pueblo oprimido, se convirtió en el “cura rojo”, “sacerdote terrorista”, “cura terruco”. Y esto le costó la vida. Fue asesinado cobarde y terroristamente por el gobierno salvadoreño y grupos de poder en alianza con el gobierno de Washington. Hoy el mismo sistema que lo “terruqueó” y asesinó celebrará su santificación. Por esto y mucho más tengamos cuidado a quien “terruqueamos”, porque muy posiblemente aquella injusta y odiosamente estigmatizada persona sea la próxima presidenta del Perú, duela a quien le duela. ¡El soberano decide!




[1] Las Cosas Son Como Son. Veronika Mendoza. En Facebook https://web.facebook.com/abccusco/videos/1823408084632900/.
[2] Def. Término usado para describir la realización de las acusaciones de deslealtad, subversión o traición a la patria sin el debido respeto por las pruebas o evidencias. Actitud política interna estadounidense consistente en un anticomunismo absoluto que se concreta en una real persecución de hombres e instituciones declaradas antiestadounidenses por ser "comunistas", confundiendo en muchos casos, a comunistas con liberales o simplemente progresistas. Se origina en un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956. Fuente: https://www.ecured.cu/Macartismo

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