Esta tribuna
está de acuerdo con la lideresa del MNP, Verónika Mendoza, y las organizaciones
sociales y políticas en su interior, quienes levantan su voz de alarma frente a
la estigmatización de todo aquello que se posiciona críticamente frente a la
institucionalizada maquinaria de la corrupción como pilares fundantes de un
sistema que se cae a pedazos.
José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Verónika Mendoza, dirigente del Movimiento Nuevo Perú |
La lideresa del Movimiento
Político “Nuevo Perú” (MNP) señala dos puntos en cuanto al “terruqueo”: 1) quieren
impunidad para los violadores de los DDHH. Pidiendo “borrón y cuenta nueva”
para miembros de las FFA que cometieron abuso. 2) Quieren silenciar voces
críticas del sistema corrupto. A los que piden cambios y reclaman derechos
acusando de “terrucos” a profesores, estudiantes, comunidades… sosteniendo, - descabelladamente– que existe un “terrorismo genético”.[1] Se nos erizan los cabellos
solo de recordar aquellas criminales máximas que convulsionaron Centro América
en la década de los ’80: ¡Sé patriota! ¡Mata a un
cura! Y, así asesinaron al “Santo de América” Mons. Oscar Arnulfo Romero,
terruqueándolo y tildándolo de enemigo de la democracia. ¡Aquel que ayer
terruqueaban, hoy lo harán santo!
No hablaremos
del “Santo de América” –ganas nos sobran–, ni de la lideresa Mendoza, solo
traemos a colación el ejemplo de Monseñor Romero y las palabras de Mendoza
debido al absurdo refrito ideológico de tildar como “terruco” a todo aquello
que se oponga a la hegemonía del lucro, la especulación y la estafa política en
desmedro de miles de personas y familias postergadas por siglos.
La campaña
macartista[2]
(anticomunista) nacida en plena guerra fría, se convirtió en confrontación
contra el “narcoterrorismo” justificando invasiones y violación de soberanía
por doquier ante el anémico y famélico silencio de los organismos
internacionales como OEA y UN. Solo recordando al que acuñó el concepto en el
Perú: Fernando Belaunde Terry (1983).
Hasta que
irrumpió en la historia de la lucha de los pueblos la victoriosa revolución del
pueblo cubano (1959) y la gloriosa Revolución Bolivariana (1999). De allí nace
un nuevo concepto político-estigmatizador asociado al “narcoterrorismo”: el
“chavismo” y todo aquello asociado al Bolivarianismo y su red de aliados.
El sicosocial
había sido perfectamente estructurado. La arquitectura lingüística y
comunicacional (mass media) de
Washington y sus aliados había alcanzado el tiempo suficiente de “bombardeo” al
frágil inconsciente de las masas para instalarse y nunca más salir de allí.
Cero Masa Crítica. Basta solo
mencionar conceptos como “socialismo, “comunismo”, “chavismo”, “castro”,
“izquierda”, “caviar”, etc., para ipso
facto hacerse acreedores al adjetivo calificativo peyorativo de “terruco”,
“narcoterrorista”, “subversivo”. “anti-demócrata” y sufrir la “democrática” y
desesperada persecución inquisitoria a la cual estamos históricamente
“acostumbrados”.
La ironía. Los
casos de corrupción como Lava Jato y
Odebrecht destapados en el Perú gracias a la eficiencia de instituciones
jurídicas y fiscales como del Brasil, Suiza y EEUU pusieron en evidencia la
falacia del sistema.
En el Perú y
demás países los personajes implicados en esta mega red de corrupción
financiero-política son los abanderados de la democracia. Principales
incendiarios “antiterroristas” de las esferas de la prensa internacional.
Aliados acérrimos de la CONFIEP, ADEX y grupos financieros de poder dentro y
fuera del Perú. Estos personajes son los blindados del sistema. Son los que
tienen la “autoridad” y “poder” para “terruquear” a quien se les dé la gana de
hacerlo. No les convienes, te “terruquean”, les convienes te “democratean”, te
“chalequean”, te “limpian”.
Hace unos días
en un medio radial peruano un “célebre” radio-showman sostuvo: “Los socialistas
no saben de economía…” Absurdos pareceres como este son los que después de un
cierto número de repeticiones se convierten en “verdad absoluta”, hasta “teoría
académica”. Solo aclarando, el colapso político-económico del Estado peruano
no tiene firma socialista, es neoliberal
de principio a fin. Pero es así como la sico-maquinaria del statu quo ensaya sus globos de
demonización política. Se vale de comunicadores
inflados como inyectores de mensajes subliminales al alcance de reservorios
intelectuales de frágil estructura cognitiva. Perfectos parlantes móviles del faranduleo político del “terruqueo”.
No me vengas a
terruquear a mí. Yo pago mis impuestos. No tengo sociedades offshores, ni
coloco dinero mal habido en familiares o amistades de perfil testaférrica. No
te atrevas a insultarme. No lo hagas y dejes impune a los come echados – salvo muy honrosas excepciones – plagiadores de
títulos universitarios, machistas, violadores de derechos laborales, mercaderes
de la política que se pasean por el Congreso de la República a sus anchas. No
me califiques de “terruco” y uses escuálidos eufemismos en contra de aquellos
que saquearon – y lo siguen haciendo – vergonzosamente a la nación.
Seguro que el
dolor sufrido entre 1980 y 2000 será difícil de reparar. El asesinato venga de
donde venga es un escándalo. La muerte en si misma lo es, más aún cuando
podrían haber existido otras vías donde la vida haya sido respetada de forma
integral. Pero hay que usar dos dedos de frente y gran dosis de dignidad para
el análisis. Las causas del terror de aquella época antes de haberse resuelto
han sido exponencialmente incrementadas gracias a la hambruna de poder de la
jauría desesperada de oportunistas políticos y saqueadores del heraldo de la
nación y a un sistema injusto e inhumano genéticamente corrupto.
¿Nos
equivocamos en lo dicho?
Esta tribuna
está de acuerdo con la lideresa del MNP, Verónika Mendoza, y las organizaciones
sociales y políticas en su interior, quienes levantan su voz de alarma frente a
la estigmatización de todo aquello que se posiciona críticamente frente a la
institucionalizada maquinaria de la corrupción como pilares fundantes de un
sistema que se cae a pedazos. A la lideresa del MNP conocida como “Vero”, en
las últimas elecciones presidenciales le montaron un aparato demoledor basado
en el “terruqueo” logrando desplazarla y colocando a Keiko Fujimori y Pedro
Pablo Kuczynski como únicas alternativas. Ambos
”demócratas” se encuentran en la mira de la justicia por acusaciones de actos
de corrupción en el caso Odebrecht.
¿Siguen siendo “demócratas” estos
escandalosos personajes? ¿Se les puede llamar terruc@s, anti-patrias,
estafadores?
Recordando,
Mons. Oscar Arnulfo Romero mientras se mantuvo en silencio frente a las injusticias sufridas por su pueblo, fue
un cura “respetable” y “digno” de confianza. Cuando reaccionó evangélica,
patriótica y críticamente –ante el
asesinato de su amigo el sacerdote Rutilio Grande – y vio el evangelio a través
de los ojos del pueblo oprimido, se convirtió en el “cura rojo”, “sacerdote
terrorista”, “cura terruco”. Y esto le costó la vida. Fue asesinado cobarde y
terroristamente por el gobierno salvadoreño y grupos de poder en alianza con el
gobierno de Washington. Hoy el mismo sistema que lo “terruqueó” y asesinó
celebrará su santificación. Por esto y mucho más tengamos cuidado a quien
“terruqueamos”, porque muy posiblemente aquella injusta y odiosamente
estigmatizada persona sea la próxima presidenta del Perú, duela a quien le
duela. ¡El soberano decide!
[1] Las Cosas Son Como Son. Veronika Mendoza. En Facebook https://web.facebook.com/abccusco/videos/1823408084632900/.
[2] Def. Término usado para describir la realización de las
acusaciones de deslealtad, subversión o traición a la patria sin el debido
respeto por las pruebas o evidencias. Actitud política interna estadounidense
consistente en un anticomunismo absoluto que se concreta en una real
persecución de hombres e instituciones declaradas antiestadounidenses por ser
"comunistas", confundiendo en muchos casos, a comunistas con
liberales o simplemente progresistas. Se origina en un episodio de la historia
de Estados Unidos que
se desarrolló entre 1950 y 1956. Fuente: https://www.ecured.cu/Macartismo
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