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sábado, 6 de octubre de 2018

Los planes de EE.UU para contener el avance chino en Panamá (I)

Esta es la primera entrega de un artículo que publicaremos en dos partes. Comentaremos un análisis que preparó un agente norteamericano que estuvo en Panamá cuando el Departamento de Estado le pidió a su encargada de negocios en el país que viajara a Washington para preparar la posición oficial de EEUU frente a los avances chinos en la región. En la primera parte veremos que negocia Panamá con los chinos, según el agente norteamericano. En la segunda parte, veremos como EEUU podría castigar a Panamá y contener a China.

Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

EEUU tiene una historia llena de intrigas, conspiraciones y corrupción. Igual o peor que los demás estados nacionales en el mundo. Desde el primer presidente, George Washington, en 1789, quien tuvo que soportar las conspiraciones de John Adams y Thomas Jefferson. En la actualidad, el presidente Trump se encuentra a diario inmerso en un intercambio constante de intrigas y ‘fake news’ con sus adversarios políticos.

Las armas tácticas incluyen amenazas, insultos y las mentiras cotidianas. Estas mismas herramientas las utiliza EEUU también para atacar a sus enemigos en el plano internacional. La estrategia de EEUU ha sido sistemática. Socavar la credibilidad de sus aliados y enemigos por igual. También desestabiliza las instituciones e, incluso, la identidad de sus competidores. Panamá tiene una larga historia soportando la política exterior de EEUU, que se remonta a mediados del siglo XIX.

Hace poco un agente de inteligencia de EEUU visitó a Panamá para recoger información sobre las relaciones diplomáticas entre el país istmeño y la R. P. de China. Su informe apareció en “Global Americans” (Smart News for Latinamerican Changemakers). El autor, Evan Ellis, es profesor de la Academia de Guerra de EEUU. En su artículo plantea cómo se prepara una campaña de desinformación. El trabajo publicado siembra 21 mentiras y/o medias verdades sobre las relaciones entre Panamá y China. También adelanta 12 recomendaciones para castigar a Panamá por su iniciativa que aparentemente no fue consultada con Washington.

En varias oportunidades se refiere a Panamá como un país dominado por un grupo de familias que tiene una institucionalidad frágil que puede ser arrollado fácilmente por China. Ellis dice que China “se aprovechará de la competencia económica entre las familias para convertirse en un jugador clave en la economía del país”. Estas familias son la oligarquía que se consolidó en Panamá en el siglo XIX bajo la protección política y militar de EEUU. En 1989 EEUU invadió militarmente a Panamá para devolverle el gobierno precisamente a esas “veinte familias”. Hace treinta años gobiernan sin interrupción el país. Todo indica que el establishment norteamericano no tiene aprecio alguno para la capacidad de su contraparte panameña.

También dice que “la captura estratégica por parte de China del gobierno de Varela y el grupo de familias se da mientras ambos países negocian un Tratado de Libre Comercio”. El autor pareciera sugerir que China quiere emular la política de EEUU hacía Panamá en el último siglo y medio. Más aún, insinúa que China quiere desplazar a EEUU de su posición privilegiada en el istmo panameño.

Entre las medias verdades menciona la crisis creada en Panamá por la ubicación de la Embajada china en la ciudad de Panamá. El gobierno de Varela causó revuelo cuando le propuso a China como opción un terreno en la entrada pacífica del Canal para construir el edificio que alojaría su legación. Ellis también se refiere a la incompetencia del gobierno panameño para informar sobre los acuerdos con China. Según él, los gobernante panameños pecaron de “secretismo” al no informarle al Departamento de Estado de EEUU sobre sus planes de establecer relaciones diplomáticas con China. Señala también que las propuestas económicas chinas son irracionales. Probablemente porque se negocian de manera bilateral sin la participación de EEUU. Cualquier acuerdo que beneficie a Panamá y al país del lejano oriente – sin la aprobación de EEUU - tiene que ser irracional, según los estrategas norteamericanos. En efecto, las propuestas chinas pueden desplazar no sólo a EEUU, también a Panamá si no logramos poner orden en nuestra política y comenzamos a elaborar un plan de desarrollo nacional con urgencia. Un plan que beneficie a Panamá y su población. Plan que, en la actualidad, brilla por su ausencia.

La próxima semana, con la segunda entrega, veremos las medidas que Ellis propone para controlar a Panamá y contener los avances chinos en el país.

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