Esta
es la primera entrega de un artículo que publicaremos en dos partes.
Comentaremos un análisis que preparó un agente norteamericano que estuvo en
Panamá cuando el Departamento de Estado le pidió a su encargada de negocios en
el país que viajara a Washington para preparar la posición oficial de EEUU
frente a los avances chinos en la región. En la primera parte veremos que
negocia Panamá con los chinos, según el agente norteamericano. En la segunda
parte, veremos como EEUU podría castigar a Panamá y contener a China.
Desde Ciudad Panamá
EEUU
tiene una historia llena de intrigas, conspiraciones y corrupción. Igual o peor
que los demás estados nacionales en el mundo. Desde el primer presidente,
George Washington, en 1789, quien tuvo que soportar las conspiraciones de John
Adams y Thomas Jefferson. En la actualidad, el presidente Trump se encuentra a
diario inmerso en un intercambio constante de intrigas y ‘fake news’ con sus
adversarios políticos.
Las
armas tácticas incluyen amenazas, insultos y las mentiras cotidianas. Estas
mismas herramientas las utiliza EEUU también para atacar a sus enemigos en el
plano internacional. La estrategia de EEUU ha sido sistemática. Socavar la
credibilidad de sus aliados y enemigos por igual. También desestabiliza las
instituciones e, incluso, la identidad de sus competidores. Panamá tiene una
larga historia soportando la política exterior de EEUU, que se remonta a
mediados del siglo XIX.
Hace
poco un agente de inteligencia de EEUU visitó a Panamá para recoger información
sobre las relaciones diplomáticas entre el país istmeño y la R. P. de China. Su
informe apareció en “Global Americans” (Smart News for Latinamerican
Changemakers). El autor, Evan Ellis, es profesor de la Academia de Guerra de
EEUU. En su artículo plantea cómo se prepara una campaña de desinformación. El
trabajo publicado siembra 21 mentiras y/o medias verdades sobre las relaciones
entre Panamá y China. También adelanta 12 recomendaciones para castigar a
Panamá por su iniciativa que aparentemente no fue consultada con Washington.
En
varias oportunidades se refiere a Panamá como un país dominado por un grupo de
familias que tiene una institucionalidad frágil que puede ser arrollado
fácilmente por China. Ellis dice que China “se aprovechará de la competencia
económica entre las familias para convertirse en un jugador clave en la
economía del país”. Estas familias son la oligarquía que se consolidó en Panamá
en el siglo XIX bajo la protección política y militar de EEUU. En 1989 EEUU
invadió militarmente a Panamá para devolverle el gobierno precisamente a esas
“veinte familias”. Hace treinta años gobiernan sin interrupción el país. Todo
indica que el establishment norteamericano no tiene aprecio alguno para la
capacidad de su contraparte panameña.
También
dice que “la captura estratégica por parte de China del gobierno de Varela y el
grupo de familias se da mientras ambos países negocian un Tratado de Libre
Comercio”. El autor pareciera sugerir que China quiere emular la política de
EEUU hacía Panamá en el último siglo y medio. Más aún, insinúa que China quiere
desplazar a EEUU de su posición privilegiada en el istmo panameño.
Entre
las medias verdades menciona la crisis creada en Panamá por la ubicación de la
Embajada china en la ciudad de Panamá. El gobierno de Varela causó revuelo
cuando le propuso a China como opción un terreno en la entrada pacífica del
Canal para construir el edificio que alojaría su legación. Ellis también se
refiere a la incompetencia del gobierno panameño para informar sobre los
acuerdos con China. Según él, los gobernante panameños pecaron de “secretismo”
al no informarle al Departamento de Estado de EEUU sobre sus planes de
establecer relaciones diplomáticas con China. Señala también que las propuestas
económicas chinas son irracionales. Probablemente porque se negocian de manera
bilateral sin la participación de EEUU. Cualquier acuerdo que beneficie a
Panamá y al país del lejano oriente – sin la aprobación de EEUU - tiene que ser
irracional, según los estrategas norteamericanos. En efecto, las propuestas
chinas pueden desplazar no sólo a EEUU, también a Panamá si no logramos poner
orden en nuestra política y comenzamos a elaborar un plan de desarrollo
nacional con urgencia. Un plan que beneficie a Panamá y su población. Plan que,
en la actualidad, brilla por su ausencia.
La
próxima semana, con la segunda entrega, veremos las medidas que Ellis propone
para controlar a Panamá y contener los avances chinos en el país.
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