América
Latina ha dado un vuelco hacia una dirección opuesta a la que prevalecía hace
tres o cuatro años. Las clases medias y amplios sectores populares optan por
respaldar gobiernos de derecha, muchos de ellos después de haber recibido los
beneficios sociales y económicos que instauraron gobiernos progresistas, y que
les han permitido ascender en la escala social.
Rafael Cuevas Molina/Presidente
AUNA-Costa Rica
El
2018 ha sido en general un año de resistencia y retrocesos para las fuerzas
progresistas y de izquierda de América Latina. Lo peor que pudo haber pasado es
la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, no solo por lo que sufrirá ese país, sino
porque instaura un “ambiente de época” reaccionario que resentiremos todos. Es
la vuelta revanchista y cínica de un neoliberalismo chabacano y prepotente que
emula a su epígono del Norte. En el 2019, quedaremos apresados entre estos dos
trogloditas. No son buena noticias.