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sábado, 12 de enero de 2019

México: La impunidad debe cesar, los asesinatos políticos deben ser castigados. Suman 39 los asesinados de Morena

Hoy vivimos una violencia que tiene un escenario particularmente municipal en la cual participan crimen organizado coludido con autoridades estatales, cacicazgos regionales. El poder municipal si es visto por todos estos actores como algo que ha caído en manos honestas o contrarias a sus intereses, se vuelve algo amenazante que debe ser frenado con el asesinato.

Secretaría de Derechos Humanos - Comité Ejecutivo Nacional Morena
Boletín  N° 15, 7 de enero de 2019.

El domingo 6 de enero de 2019, en el barrio La Cureña del municipio de Putla, Oaxaca, el compañero activista de Morena, Pedro Navarrete “Coco”-quien padece de ceguera parcial-, fue objeto de un atentado a balazos del cual salió  por fortuna con vida. Recibió 6 impactos de bala y pudo ser llevado con vida a un hospital de la región. De manera incorrecta y a saber con cuales motivos, la Fiscalía General de Oaxaca negó que Pedro fuera militante de Morena.   El 30 de diciembre de 2019 México recibió con indignación la noticia del asesinato de la regidora de Morena en el municipio de Mazatepec (Morelos) María Ascención Cruz; el 1 de enero de 2019 del asesinato del Presidente Municipal de Tlaxiaco (Oaxaca)  Alejandro Aparicio; el 2 de enero de la muerte del Síndico de Tlaxiaco Perfecto Hernández Gutierrez quien había sido herido en el atentado del día anterior y el 3 de enero, del asesinato de Cutberto Porcallo Sánchez de San Pedro Tutupec (Oaxaca). En suma, en una semana fueron asesinados cuatro activistas de Morena (tres de ellos funcionarios municipales) y resultó herido uno más. Desde 2012 a la fecha, 39 militantes de Morena han sido asesinados.

Justo es decir que esta oleada de violencia contra militantes de Morena, se inscribe en una violencia política generalizada que no distingue partidos. En el proceso electoral que culminó el 1 de julio de 2018, poco más de 150 candidatos, dirigentes, activistas y funcionarios electorales fueron asesinados o desaparecidos de acuerdo a un recuento que comienza en septiembre de 2017 y termina en julio de 2018. La violencia política no distingue partidos, porque no solamente Morena ha sido afectada por los asesinatos políticos. El recuento aludido  informa de candidatos y  militantes asesinados del PRI, PAN, Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano, PES. La razón de ello estriba en que la violencia política en México no es obra de una dictadura terrorista que de manera centralizada se ensaña contra la oposición. Hoy vivimos una violencia que tiene un escenario particularmente municipal en la cual participan crimen organizado coludido con autoridades estatales, cacicazgos regionales. El poder municipal si es visto por todos estos actores como algo que ha caído en manos honestas o contrarias a sus intereses, se vuelve algo amenazante que debe ser frenado con el asesinato. No debe extrañar lo anterior, si partimos de la base de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibe un país en el cual las dos terceras partes de los 2,446 municipios se encuentran en manos o con influencia del crimen organizado. En suma, la violencia política en México se da en el contexto de un Estado con falencias esenciales y penetrado por dicho crimen organizado.

He aquí uno de los grandes desafíos de la naciente Cuarta Transformación. Una tarea gigantesca que necesitará el concurso no solamente del Estado sino de la participación ciudadana.

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