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sábado, 2 de febrero de 2019

Argentina: La persistencia perversa

El campo popular presiente y siente que su tiempo va llegando aunque aún no esté totalmente unido, aunque no haya definido candidatos. Candidatos que sólo les resta aparecer públicamente para aglutinar rápidamente los trozos de patria y liquidar la perversión reinante, derrotar la ignominia y recuperar la dignidad de país que siempre hemos sido.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Si hay algo que es persistente en tiempos negros y de gobernantes anodinos, es la perversidad; se cultiva en un corazón podrido y se expande furiosamente por todo el cuerpo. Por desgracia es contagiosa y prende con mensajes cortos, exhortando a la violencia, la xenofobia, al racismo, la homofobia. Estos privilegiados de la posmodernidad apelan a la sospecha y desprecio del otro. Como acuden a extremos, al blanco o negro, no distinguen la diversidad cromática que los rodea. Se pierden la maravillosa variedad de la realidad o, simplemente – que es lo más directo y concreto –, no le interesa. Se identifican con los de su mismo círculo estrecho: algunos compañeros de colegio, la burbuja artificial del country, tan virtual e insustancial como las redes; aquellos que, como él, cotizan en bolsa. Porque él siempre embolsa. Su avidez de dinero los enloquece, los desvela, tanto como se desentienden de todo. Sobre todo para lo que han sido elegidos: gobernar. Ignoran básicamente que, en democracia, gobernar responde al pueblo, en quien reside la voluntad y la soberanía. Sin embargo se manejan como tiranos o emperadores, dioses con pies de barro que se deshacen en la fugacidad del tiempo y no quedará recuerdo de sus vacuas letanías. Por eso se irritan con cualquiera que les recuerde el mandato de la voluntad popular. Como reitera Evo Morales: “mandar obedeciendo”. Frase que les irrita y repugna porque jamás se someterían a nadie, menos al pueblo. Sin embargo, cabe recordar que como colonizaron al esclavo y éste, piensa como rico, puede que siga apostando a idéntica estrategia ganadora.

De allí que estos personajes en bandada hayan salido a enfrentar al legítimo presidente Nicolás Maduro y coreen los sofismas imperiales que, descaradamente, esconden los intereses materiales de las grandes corporaciones que ya destruyeron por lo mismo a varios países de África y Asia, aniquilaron a millones de inocentes y condenaron a otros tantos erradeos a deambular miserablemente por un mundo que los desprecia. Repiten y reclaman elecciones libres, cuando éstas le dieron el aplastante triunfo a Maduro. 

Las organizaciones internacionales – salvo escasas excepciones – responden fielmente al mandato plutócrata e invaden los medios masivos de comunicación con su prédica infecta, como el reconocimiento de presidente encargado a Juan Guaidó por parte de la Comunidad Europea. De allí que la horda neoliberal, sedienta de sangre, se pliegue dócil a la consigna. De allí también que, esa respuesta engañosamente “masiva” los lleve a pensar en reelegirse (como el vasallo local), para continuar su derrotero destructivo.

Nada los detiene: pagaron a sus amos buitres, crearon una crisis para generar un endeudamiento abismal para el beneficio de unos pocos que cotizan en dólares. Impulsaron un blanqueo para traer capitales familiares del exterior. Se auto condonaron deudas, como en los ’80 las estatizaron. Abrieron la economía sin ningún escrúpulo. Favorecieron a los grandes sojeros exportadores. Armaron por Decreto un Tribunal Supremo aliado y dócil de injusta justicia. Suprimieron subsidios y dolarizaron servicios para propios y aliados. Lejos de D’Artagnan y la perinola: Todo y todos para ellos y ellos para ninguno.

Fuera del círculo rojo, terror, sufrimiento, abonar la angustia de cada día para que cunda el pánico y la gente siga el rumbo de dócil rebaño, mientras ellos roban y engordan. Ese era el plan, el único plan o, como repiten constantemente: “estamos en el camino correcto”. Más que nada, camino sin retorno.

En esto, enero de 2019 es ejemplo de subas, ya que piensan que incrementar la energía eléctrica en verano es equilibrar el incremento de gas en invierno. Primer mes del año que augura mayores aumentos según el cronograma impuesto por el Fondo. Reitero, perversidad sin límite. El Leviatán resucitado, alimentado por la ambición infinita.

Además, usurparon el Fondo de Garantía de Sustentabilidad Provisional aplastando a la masa de jubilados ya perjudicados con la fórmula de ajuste, dejando la puerta abierta para que en un futuro, vuelvan la AFJP que tanto daño hicieron. Hay suba de medicamentos y promoción del monopolio de ventas. Todo según el sacrosanto mandato del FMI que opera como la ayuda humanitaria de las FFAA estadounidenses en los países ocupados.

Imposible no pensar en tanto daño efectuado en tres años. Imposible no pensar en el elevadísimo costo de tal deterioro. Imposible contabilizar las víctimas de esta guerra silenciosa.

Las levaduras políticas vienen fermentando silenciosamente sin que los medios hegemónicos puedan acallarlas. Venezuela profundizó la grieta y una vez más, el reconocimiento de un autodenominado presidente encargado mostró los personeros “peronistas” aliados al macrismo, es decir, más de lo mismo. Juan Manuel Urtubey, Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa – posibles candidatos presidenciables –, salieron a reconocerlo la semana pasada, exponiendo ese blanco sobre negro necesario para que engañados e indecisos se definan. Sobre todo aquellos que siguen creyendo en un movimiento peronista amplio y plural.

El campo popular y nacional defiende a Maduro, consciente que intervenir en Venezuela es intervenir en América Latina, más allá de la definición de Rusia y China salga al cruce al imperio. Cuestión nodal que define acciones posteriores en materia de política internacional y, desde luego, relaciones con los organismos financieros y el establishment; hablando en criollo, a favor o en contra del pueblo.


El campo popular presiente y siente que su tiempo va llegando aunque aún no esté totalmente unido, aunque no haya definido candidatos. Candidatos que sólo les resta aparecer públicamente para aglutinar rápidamente los trozos de patria y liquidar la perversión reinante, derrotar la ignominia y recuperar la dignidad de país que siempre hemos sido.

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