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sábado, 20 de abril de 2019

¡Humanidad o muerte, venceremos!

No se trata solo de la defensa de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, la República Popular Democrática de Corea o Siria, se trata de la salvaguarda de un mundo en el que se pueda vivir en paz respetando las creencias políticas y religiosas de todos. Estados Unidos no lo quiere permitir y los sectores más retrógrados de la sociedad internacional, en primer lugar la ultra derecha europea y latinoamericana lo apoyan en esta apuesta por el genocidio y la guerra.

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

Tal vez la humanidad no haya vivido un momento tan complicado como el actual desde la irrupción de Adolf Hitler y el nazi fascismo al poder en 1933, lo que llevó a la peor conflagración bélica de la historia desde 1939 hasta 1945. Las evidencias apuntan en la dirección de entender y aceptar que el mundo se encuentra en manos de una camarilla de fanáticos extremistas y fundamentalistas, que al igual que en la segunda década del siglo pasado miran con desesperación que el capitalismo ha entrado en fase de crisis y que deben salvarlo por cualquier medio. La diferencia fundamental entre un momento y otro es que en aquella ocasión la bomba atómica se usó para darle “formal” fin a la guerra y ahora podría utilizarse para darle “formal” inicio.

Esto es lo que se puede inferir al observar la solicitud de presupuesto que hizo el presidente Trump para el año 2020: indudablemente se elaboró sobre la base de una hipótesis de guerra. Aumentó el dinero para la secretaría de defensa y para la seguridad nacional, mientras que lo redujo para salud, trabajo, educación, medio ambiente y cooperación internacional estableciendo como prioridad la construcción del muro en la frontera con México a un irracional costo de 8.6 mil millones de dólares de los cuales 5 mil millones salen del presupuesto de seguridad nacional y 3.6 de defensa.

La rebaja para el departamento de Estado y cooperación internacional se restringe en un 23%, el de transporte 22%, el de vivienda 16,4%, el de salud 12%, el de educación 10% al mismo tiempo que el de seguridad nacional sube 7,8%, el de defensa 5%, el de la NASA 1,4% y el de asuntos de los veteranos 7,5%. La explicación dada por el propio Trump es que: "El presupuesto mejora la preparación de los militares, priorizando la competencia estratégica con China y Rusia. También mantiene los esfuerzos para disuadir y contrarrestar regímenes deshonestos como Corea del Norte e Irán y derrotar las amenazas terroristas". Estos recursos serán utilizados para mantener unas fuerzas armadas de 2,1 millones de militares activos y de reserva, así como para adquirir 12 barcos de guerra, dos grandes barcos experimentales no tripulados de superficie y 110 aviones de combate.

El presidente de Estados Unidos ha tomado nota de un informe entregado en noviembre de 2018, que fue elaborado por la Comisión de Estrategia de Defensa Nacional, un grupo de expertos en esa materia creado por el Congreso con participación bipartidista, el cual reportó que Estados Unidos se encuentra en medio de una situación de superlativo riesgo estratégico de tal magnitud que no había ocurrido desde hacía muchas décadas atrás, debido a que ha perdido la superioridad militar con Rusia y China.

El informe asegura que el modelo político y económico de “prosperidad, libertad y seguridad” que Estados Unidos construyó tras la segunda guerra mundial que  no tenía contrapesos que le hicieran oposición a su hegemonía -sobre todo después de la desaparición de la Unión Soviética en 1991- ha comenzado a alterarse visiblemente tras el regreso de Rusia a planes estelares dentro de la dinámica internacional y el ascenso de China a la condición de potencia económica y militar, todo lo cual está atentando contra el mantenimiento de la supremacía y el predominio de Estados Unidos.

En el transcurso de este año, China ha asestado dos potentes golpes a Estados Unidos en áreas que hace sólo algunos meses se le suponía una superioridad infinita: en los primeros días del año se produjo el alunizaje de una sonda espacial china en la cara oculta de la luna por primera vez en la historia y después, la obtención de China de la tecnología 5G antecediendo también por primera vez a Estados Unidos, que había llegado antes a la 3G y 4G, vino a rebasar todo atisbo de paciencia racional en las afiebradas mentes de los líderes estadounidenses.

Fue tal la sorpresa, que hace solo unos meses, el 12 de junio, el pasquín madrileño “El País” había informado que: “El 5G está destinado a ser un importante motor económico de las sociedades digitales, pero sus tripas aún están por definirse. A finales de 2018 está previsto que se cierre la primera fase de estandarización y en diciembre de 2019 se completará la definición. Desde ese momento todas las compañías jugarán con la misma moneda. Hasta entonces, cada una trata de influir a su manera en la creación de la tecnología”. Solo un mes antes, el 3 de mayo, el portal digital de “BBC Mundo” había dicho a su vez que: “Es una carrera que están librando codo a codo China y Estados Unidos, con otros competidores como Corea de Sur, Alemania y Reino Unido en la disputa”. Pero, China lanzó dicha tecnología antes que sus competidores de Estados Unidos, Europa, Japón y Corea se dieran cuenta de ello, dando un paso sustancial en la carrera tecnológica. El posible uso militar de este know-how asusta a Estados Unidos.

En el plano político, la exitosa visita del presidente chino Xi Jinping a Europa en la que además de firmar 29 acuerdos de cooperación por un monto de alrededor de 20 mil millones de dólares como parte del memorándum de entendimiento por el cual ambos países colaborarán en el marco del proyecto estratégico chino de la “Ruta y Cinturón de la Seda”, lo cual supuso un duro golpe a la hegemonía y el control absoluto que ejerce Estados Unidos sobre Europa.

En este contexto, haciendo patente las contradicciones internas dentro de la Unión Europea, la canciller de Alemania,  Ángela Merkel, había informado a comienzos de febrero que esa instancia había alcanzado un acuerdo sobre el gasoducto Nord Stream 2 con Rusia. Esta trascendente decisión enfrenta las amenazas de Estados Unidos, que busca salida a sus excedentes de gas, presionando a Europa para que incluso a costos superiores sea comprado como alternativa al que suministra Rusia a menor costo. El Nord Stream 2, es una expansión del actual gasoducto Nord Stream, construido desde Rusia hasta Alemania a través del mar Báltico, y permitirá duplicar el suministro actual de gas natural por esa ruta. En su momento, Merkel hizo público que este acuerdo se había logrado gracias a la concomitancia de criterios entre Francia y Alemania para lograr la firma del convenio.

Sin embargo, coincidentemente con este anuncio, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, canceló su participación en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que se celebró entre los días 15 y 17 de febrero, en la que tenía previsto pronunciar un discurso conjunto con la canciller alemana. Medios alemanes señalaron que la decisión se debió a discrepancias en torno al Nord Stream 2. Es evidente que o uno de los dos mandatarios mintió, o que las presiones estadounidenses sobre Francia tuvieron efecto.

Para contrarrestar la ofensiva china en el viejo continente, al recibir a Xi Jinping en París, el presidente Macron se hizo acompañar de Merkel y del presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker tratando de mostrar un frente común a objetivo de frenar el inevitable crecimiento de la presencia china en forma de inversiones y ampliación del comercio bilateral con casi todos los países, lo cual irrita en demasía al imperio norteamericano.

El mencionado informe de la Comisión de Estrategia Nacional de Estados Unidos considera que acciones de este tipo generan una confrontación con el G-7 y ponen en entredicho la funcionalidad de la OTAN, al amenazar la cohesión de la Unión Europea. Además apunta que esta debilidad se produce por la carencia de mirada política de republicanos y demócratas, que hicieron aprobar enmiendas que establecieron controles presupuestarios desde 2011 cercenando las posibilidades de mejoramiento de la defensa del país y creando una crisis de seguridad para Estados Unidos a la que catalogan como de “emergencia nacional”.

Los redactores del documento apuntan a que la situación creada modificó de manera negativa para su país lo que llaman “equilibrios militares regionales” haciendo mermar la efectividad de la “disuasión de Estados Unidos contra sus adversarios”, augurando que en caso de confrontación bélica, Estados Unidos sufriría una gran cantidad de pérdidas humanas y materiales, incluso llegando a perder una guerra si esta se desatara contra China o Rusia. Con mucha mayor certidumbre, esto ocurriría si la misma se desatara de forma simultánea contra las dos potencias que podrían agregar aliados como Irán, la República Popular Democrática de Corea y otros.

Este documento es la base que explica el incremento insólito del gasto militar de Estados Unidos en un momento en que su economía enfrenta graves problemas, mientras que, tanto la balanza comercial como el gasto interno, presentan déficits que apuntan al alza sin mostrar vías de solución.

Todo esto, le ha dado oxígeno al movimiento más conservador del espectro político de Estados Unidos agrupado en torno al Tea Party que congrega sectores de los dos partidos del establishment, ataca al mismo tiempo a ambos, colocándose por encima del sistema político tradicional de Estados Unidos. Algunas de sus figuras emblemáticas como Rand Paul, Marcos Rubio, Mike Pompeo y Sarah Palin han logrado un gran protagonismo en el sistema político del país, logrando “reclutar” a Donald Trump para llevar adelante su cruzada presentándose ante la opinión pública como una nueva derecha que pretende recuperar los principios fundacionales de Estados Unidos, con el fin de hacer política en el siglo XXI. Este movimiento es el que ha impulsado la negación del cambio climático, así como apunta el repudio a las élites políticas e intelectuales  a las que acusan de ser causantes de la debilidad del país, haciendo, así mismo, férrea oposición  a los matrimonios mixtos, el divorcio y el aborto, asumiendo claras posiciones religiosas fundamentalistas, sectarias y fanáticas.

Este grupo, está actuando de la misma manera que lo hicieran en la década de los 20 del siglo pasado Adolf Hitler, Anton Drexler, Philip Bouhler, Franz Xaver Schwarz y Max Amann, quienes empezaron de la nada a construir el partido Nacional Socialista que los llevó al poder en 1933 por vía electoral tras hacer una alianza con el Centro Católico y el partido Nacionalista. El resto de la historia es conocida: la guerra, el genocidio de las minorías, los campos de concentración y la muerte, como expresión de la estela de odio que fue sembrada los nazis por toda Europa.

De ese tamaño es el peligro que en la actualidad enfrenta la humanidad, no se trata solo de la defensa de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, la República Popular Democrática de Corea o Siria, se trata de la salvaguarda de un mundo en el que se pueda vivir en paz respetando las creencias políticas y religiosas de todos. Estados Unidos no lo quiere permitir y los sectores más retrógrados de la sociedad internacional, en primer lugar la ultra derecha europea y latinoamericana lo apoyan en esta apuesta por el genocidio y la guerra. La responsabilidad es de todos si queremos salvar el planeta para nuestros hijos y nietos.

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