No se
trata solo de la defensa de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, la República
Popular Democrática de Corea o Siria, se trata de la salvaguarda de un mundo en
el que se pueda vivir en paz respetando las creencias políticas y religiosas de
todos. Estados Unidos no lo quiere permitir y los sectores más retrógrados de
la sociedad internacional, en primer lugar la ultra derecha europea y
latinoamericana lo apoyan en esta apuesta por el genocidio y la guerra.
Sergio
Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela
Tal
vez la humanidad no haya vivido un momento tan complicado como el actual desde
la irrupción de Adolf Hitler y el nazi fascismo al poder en 1933, lo que llevó
a la peor conflagración bélica de la historia desde 1939 hasta 1945. Las
evidencias apuntan en la dirección de entender y aceptar que el mundo se
encuentra en manos de una camarilla de fanáticos extremistas y fundamentalistas,
que al igual que en la segunda década del siglo pasado miran con desesperación
que el capitalismo ha entrado en fase de crisis y que deben salvarlo por
cualquier medio. La diferencia fundamental entre un momento y otro es que en
aquella ocasión la bomba atómica se usó para darle “formal” fin a la guerra y
ahora podría utilizarse para darle “formal” inicio.
Esto
es lo que se puede inferir al observar la solicitud de presupuesto que hizo el
presidente Trump para el año 2020: indudablemente se elaboró sobre la base de
una hipótesis de guerra. Aumentó el dinero para la secretaría de defensa y para
la seguridad nacional, mientras que lo redujo para salud, trabajo, educación,
medio ambiente y cooperación internacional estableciendo como prioridad la construcción
del muro en la frontera con México a un irracional costo de 8.6 mil millones de
dólares de los cuales 5 mil millones salen del presupuesto de seguridad
nacional y 3.6 de defensa.
La
rebaja para el departamento de Estado y cooperación internacional se restringe
en un 23%, el de transporte 22%, el de vivienda 16,4%, el de salud 12%, el de
educación 10% al mismo tiempo que el de seguridad nacional sube 7,8%, el de
defensa 5%, el de la NASA 1,4% y el de asuntos de los veteranos 7,5%. La
explicación dada por el propio Trump es que: "El presupuesto mejora la
preparación de los militares, priorizando la competencia estratégica con China
y Rusia. También mantiene los esfuerzos para disuadir y contrarrestar regímenes
deshonestos como Corea del Norte e Irán y derrotar las amenazas
terroristas". Estos recursos serán utilizados para mantener unas fuerzas
armadas de 2,1 millones de militares activos y de reserva, así como para
adquirir 12 barcos de guerra, dos grandes barcos experimentales no tripulados de
superficie y 110 aviones de combate.
El
presidente de Estados Unidos ha tomado nota de un informe entregado en
noviembre de 2018, que fue elaborado por la Comisión de Estrategia de Defensa
Nacional, un grupo de expertos en esa materia creado por el Congreso con
participación bipartidista, el cual reportó que Estados Unidos se encuentra en
medio de una situación de superlativo riesgo estratégico de tal magnitud que no
había ocurrido desde hacía muchas décadas atrás, debido a que ha perdido la
superioridad militar con Rusia y China.
El
informe asegura que el modelo político y económico de “prosperidad, libertad y
seguridad” que Estados Unidos construyó tras la segunda guerra mundial que no tenía contrapesos que le hicieran
oposición a su hegemonía -sobre todo después de la desaparición de la Unión
Soviética en 1991- ha comenzado a alterarse visiblemente tras el regreso de
Rusia a planes estelares dentro de la dinámica internacional y el ascenso de
China a la condición de potencia económica y militar, todo lo cual está
atentando contra el mantenimiento de la supremacía y el predominio de Estados
Unidos.
En el
transcurso de este año, China ha asestado dos potentes golpes a Estados Unidos
en áreas que hace sólo algunos meses se le suponía una superioridad infinita:
en los primeros días del año se produjo el alunizaje de una sonda espacial
china en la cara oculta de la luna por primera vez en la historia y después, la
obtención de China de la tecnología 5G antecediendo también por primera vez a
Estados Unidos, que había llegado antes a la 3G y 4G, vino a rebasar todo
atisbo de paciencia racional en las afiebradas mentes de los líderes
estadounidenses.
Fue
tal la sorpresa, que hace solo unos meses, el 12 de junio, el pasquín madrileño
“El País” había informado que: “El 5G está destinado a ser un importante motor
económico de las sociedades digitales, pero sus tripas aún están por definirse.
A finales de 2018 está previsto que se cierre la primera fase de
estandarización y en diciembre de 2019 se completará la definición. Desde ese
momento todas las compañías jugarán con la misma moneda. Hasta entonces, cada
una trata de influir a su manera en la creación de la tecnología”. Solo un mes
antes, el 3 de mayo, el portal digital de “BBC Mundo” había dicho a su vez que:
“Es una carrera que están librando codo a codo China y Estados Unidos, con
otros competidores como Corea de Sur, Alemania y Reino Unido en la disputa”.
Pero, China lanzó dicha tecnología antes que sus competidores de Estados
Unidos, Europa, Japón y Corea se dieran cuenta de ello, dando un paso
sustancial en la carrera tecnológica. El posible uso militar de este know-how
asusta a Estados Unidos.
En el
plano político, la exitosa visita del presidente chino Xi Jinping a Europa en
la que además de firmar 29 acuerdos de cooperación por un monto de alrededor de
20 mil millones de dólares como parte del memorándum de entendimiento por el
cual ambos países colaborarán en el marco del proyecto estratégico chino de la
“Ruta y Cinturón de la Seda”, lo cual supuso un duro golpe a la hegemonía y el
control absoluto que ejerce Estados Unidos sobre Europa.
En
este contexto, haciendo patente las contradicciones internas dentro de la Unión
Europea, la canciller de Alemania,
Ángela Merkel, había informado a comienzos de febrero que esa instancia
había alcanzado un acuerdo sobre el gasoducto Nord Stream 2 con Rusia. Esta
trascendente decisión enfrenta las amenazas de Estados Unidos, que busca salida
a sus excedentes de gas, presionando a Europa para que incluso a costos superiores
sea comprado como alternativa al que suministra Rusia a menor costo. El Nord
Stream 2, es una expansión del actual gasoducto Nord Stream, construido desde
Rusia hasta Alemania a través del mar Báltico, y permitirá duplicar el
suministro actual de gas natural por esa ruta. En su momento, Merkel hizo
público que este acuerdo se había logrado gracias a la concomitancia de
criterios entre Francia y Alemania para lograr la firma del convenio.
Sin
embargo, coincidentemente con este anuncio, el presidente de Francia, Emmanuel
Macron, canceló su participación en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que
se celebró entre los días 15 y 17 de febrero, en la que tenía previsto
pronunciar un discurso conjunto con la canciller alemana. Medios alemanes
señalaron que la decisión se debió a discrepancias en torno al Nord Stream 2.
Es evidente que o uno de los dos mandatarios mintió, o que las presiones
estadounidenses sobre Francia tuvieron efecto.
Para
contrarrestar la ofensiva china en el viejo continente, al recibir a Xi Jinping
en París, el presidente Macron se hizo acompañar de Merkel y del presidente de
la Comisión Europea Jean-Claude Juncker tratando de mostrar un frente común a
objetivo de frenar el inevitable crecimiento de la presencia china en forma de
inversiones y ampliación del comercio bilateral con casi todos los países, lo
cual irrita en demasía al imperio norteamericano.
El
mencionado informe de la Comisión de Estrategia Nacional de Estados Unidos
considera que acciones de este tipo generan una confrontación con el G-7 y
ponen en entredicho la funcionalidad de la OTAN, al amenazar la cohesión de la
Unión Europea. Además apunta que esta debilidad se produce por la carencia de
mirada política de republicanos y demócratas, que hicieron aprobar enmiendas que
establecieron controles presupuestarios desde 2011 cercenando las posibilidades
de mejoramiento de la defensa del país y creando una crisis de seguridad para
Estados Unidos a la que catalogan como de “emergencia nacional”.
Los
redactores del documento apuntan a que la situación creada modificó de manera
negativa para su país lo que llaman “equilibrios militares regionales” haciendo
mermar la efectividad de la “disuasión de Estados Unidos contra sus
adversarios”, augurando que en caso de confrontación bélica, Estados Unidos
sufriría una gran cantidad de pérdidas humanas y materiales, incluso llegando a
perder una guerra si esta se desatara contra China o Rusia. Con mucha mayor
certidumbre, esto ocurriría si la misma se desatara de forma simultánea contra
las dos potencias que podrían agregar aliados como Irán, la República Popular
Democrática de Corea y otros.
Este
documento es la base que explica el incremento insólito del gasto militar de
Estados Unidos en un momento en que su economía enfrenta graves problemas,
mientras que, tanto la balanza comercial como el gasto interno, presentan
déficits que apuntan al alza sin mostrar vías de solución.
Todo
esto, le ha dado oxígeno al movimiento más conservador del espectro político de
Estados Unidos agrupado en torno al Tea Party que congrega sectores de los dos
partidos del establishment, ataca al mismo tiempo a ambos, colocándose por
encima del sistema político tradicional de Estados Unidos. Algunas de sus
figuras emblemáticas como Rand Paul, Marcos Rubio, Mike Pompeo y Sarah Palin
han logrado un gran protagonismo en el sistema político del país, logrando
“reclutar” a Donald Trump para llevar adelante su cruzada presentándose ante la
opinión pública como una nueva derecha que pretende recuperar los principios
fundacionales de Estados Unidos, con el fin de hacer política en el siglo XXI.
Este movimiento es el que ha impulsado la negación del cambio climático, así
como apunta el repudio a las élites políticas e intelectuales a las que acusan de ser causantes de la debilidad
del país, haciendo, así mismo, férrea oposición
a los matrimonios mixtos, el divorcio y el aborto, asumiendo claras
posiciones religiosas fundamentalistas, sectarias y fanáticas.
Este
grupo, está actuando de la misma manera que lo hicieran en la década de los 20
del siglo pasado Adolf Hitler, Anton Drexler, Philip Bouhler, Franz Xaver
Schwarz y Max Amann, quienes empezaron de la nada a construir el partido
Nacional Socialista que los llevó al poder en 1933 por vía electoral tras hacer
una alianza con el Centro Católico y el partido Nacionalista. El resto de la
historia es conocida: la guerra, el genocidio de las minorías, los campos de
concentración y la muerte, como expresión de la estela de odio que fue sembrada
los nazis por toda Europa.
De
ese tamaño es el peligro que en la actualidad enfrenta la humanidad, no se
trata solo de la defensa de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, la República
Popular Democrática de Corea o Siria, se trata de la salvaguarda de un mundo en
el que se pueda vivir en paz respetando las creencias políticas y religiosas de
todos. Estados Unidos no lo quiere permitir y los sectores más retrógrados de
la sociedad internacional, en primer lugar la ultra derecha europea y
latinoamericana lo apoyan en esta apuesta por el genocidio y la guerra. La
responsabilidad es de todos si queremos salvar el planeta para nuestros hijos y
nietos.
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