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sábado, 27 de julio de 2019

Panamá: Una “estrella” en el programa de Cortizo. La educación (II)

Los panameños tenemos los recursos de sobra para levantar un sistema educativo que nos permita atender las demandas de nuestros niños y jóvenes. Podemos construir los mejores planteles con todos los adelantos técnicos. Sólo tenemos que contestar la pregunta ¿para qué?

Marco A. Gandásegui, hijo / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

En la primera parte de este artículo de opinión repasamos la historia de la educación en Panamá. Fue un pantallazo muy rápido del pasado cuyo objetivo era introducirnos al presente. A su vez, nos sirve para proyectarnos hacia el futuro. Vivimos en un presente que nos legaron nuestros padres. Pero sí podemos construir la sociedad que queremos pensando en el futuro. El actor central puede ser un grupo social, una combinación de grupos o todos. Muy difícil que sea uno sólo o todos juntos. Más probable es que sea una alianza entre diferentes grupos que se unen para acometer la tarea de construir esa sociedad que queremos.

No tenemos la respuesta a la pregunta sobre cómo será esa sociedad que construiremos. Lo que si podemos afirmar con seguridad es que un instrumento fundamental en esa construcción es la educación. En nuestra historia vimos que cualquier proyecto de educación nacional responde a los intereses de uno o varios grupos sociales. La invasión militar norteamericana de 1989 impuso sobre el país un modelo económico que lleva el nombre de neoliberal. El modelo subordina todas las actividades – tanto económicas o culturales – a la lógica de quienes se creen dueños del país. Los neoliberales la llaman – sin razón - la ‘lógica del mercado’.

Los neoliberales modificaron las leyes que rigen las relaciones sociales entre los panameños (desregularon las reglas, privatizaron las empresas públicas y flexibilizaron las relaciones laborales). En el campo de la educación, los más radicales propusieron su privatización. Esto era imposible por el costo financiero que implicaba. En otros países (EEUU, entre otros) se consideró y se sigue barajando una alternativa educativa ‘público – privada’. Es decir, el gobierno pone todos los recursos y la empresa privada los administra. Igualmente, la empresa privada se queda con las ganancias de la inversión pública.

Este sistema ha sido muy resistido por razones obvias. En primer lugar, si el administrador no genera una ganancia para el dueño, se cierra la escuela. Segundo, el sistema no tiene un proyecto ni visión de futuro. Los empresarios agrupados en sus gremios ven con buenos ojos esta propuesta porque les anuncia un camino fácil para generar ganancias. El empresario privilegia su ganancia sobre todo lo demás. Para él es lo correcto. Pero ¿dónde quedan los estudiantes, la escuela y el futuro del país? Quedan tal como nos dicen los documentos y estadísticas del gobierno: Jóvenes ‘ni-ni’, planteles colapsados y un futuro incierto.

Los panameños tenemos los recursos de sobra para levantar un sistema educativo que nos permita atender las demandas de nuestros niños y jóvenes. Podemos construir los mejores planteles con todos los adelantos técnicos. Sólo tenemos que contestar la pregunta ¿para qué?

En la actualidad, existen tres proyectos de reforma educativa que circulan a puertas cerradas: La primera es la del uno por ciento de los panameños. Este minúsculo sector propone la iniciativa ‘público privado’.  Otro sector, el 40 por ciento de los panameños, quieren un sistema que les garantice a sus hijos acceso a la escalera del ascenso social. Los restantes, casi el 60 por ciento, han sido rechazados por el sistema y tenemos que reintegrarlos a la escuela.

El sistema educativo tiene que preparar a la juventud para una vida productiva e innovadora. No podemos discriminar por sexo, etnia, ni por condición económica. El primer día de clase del niño en kindergarten debe probar su ingenio para solucionar problemas. La vida es una pista llena de obstáculos cambiantes, cada vez más difíciles, para los cuales tenemos que estar preparados. La escuela – primaria, secundaria y superior – tiene que darnos los instrumentos para iniciar esa vida que nos exigirá permanentemente seguir escalando. El sistema también tiene que darnos los medios para saber dirigir, para ser líderes, comenzando en la escuela y siguiendo en la vida productiva. El liderazgo es una cualidad que el sistema educativo tiene que darle al joven. Se fijan metas y se trasmiten valores: La lectura, la destreza mental y física, la competencia, la solidaridad.

Hay áreas básicas que difícilmente cambiarán como las matemáticas y el español. Igualmente, la ciencia y las humanidades. Hay retos técnicos. Hace cien años era la electricidad, hace medio siglo la revolución audio visual, hoy estamos en la era digital. Mañana estaremos enfrentado otros retos. Nuestro sistema educativo tiene que formar a quienes estarán en la vanguardia de los cambios e innovaciones. Para eso debe servir el sistema educativo panameño.

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