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sábado, 14 de diciembre de 2019

Lo que significa Argentina

La llegada al gobierno de los Fernández en Argentina es lo más positivo de este fin de año signado por el derrocamiento de Evo Morales en Bolivia y la pérdida del Frente Amplio en Uruguay.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Alberto y Cristina Fernández,
 presidente y vicepresidenta de Argentina.
Es un hecho importante que esperamos pueda concretar las tan ansiadas medidas que reviertan, aunque sea en parte, el desastre dejado por Mauricio Macri y su gobierno de mentirosos demagogos.

No será una tarea fácil, no solo por la magnitud del descalabro heredado, sino porque se encuentran con un contexto regional adverso, de agresivo empuje de la derecha, encabezada por unos Estados Unidos que tienen a la cabeza de su gobierno una gavilla de impresentables que no dudan en ningún momento en utilizar el más tradicional arsenal imperialista.

La dificultades con las que se enfrentan contrasta con el optimismo de muchos argentinos, que ven la llegada del peronismo al gobierno como un bálsamo luego de la hecatombe macrista. Sin optimismo no hay forma de sustentar los cambios necesarios, pero no hay que perder de vista las magnitud de los retos a los que se enfrentan.

Los signos y los gestos simbólicos del nuevo gobierno son esperanzadores. El discurso en el Congreso de la República de Alberto Fernández, el inmediato recibimiento de Cristina a los enviados de China y Rusia, las declaraciones respecto a la cuantiosísima deuda contraída con el FMI, la calidad profesional y humana de quienes han sido elegidos para comandar los distintos ministerios corroboran el entusiasmo.

Es una bocanada de aire fresco entre la patanería, mentira, prepotencia y cinismo que prevalece en la región. No se trata de pensar que se está tocando el cielo con las manos, pero Argentina, junto con el México de Andrés Manuel López Obrador, es el oasis al que se arriba después de atravesar el desierto. Se trata de un oasis que permite recalar para restaurar fuerzas y seguir adelante. No es, entonces, un punto de llegada,  sino una escala en el largo camino que tenemos por delante.

Si nos detenemos un momento y volvemos la vista atrás veremos que no es poco lo que se ha podido avanzar, aunque sea a trompicones y en medio de muchos obstáculos. Recuérdese que, hace relativamente pocos años, era solo Cuba la que se erigía íngrima en medio del Caribe resistiendo los embates constantes y fuertes de los Estados Unidos. Hoy ya no está sola. Con Venezuela se ha forjado una relación de colaboración impensable hace 20 años, y Argentina y México la ven con el respeto debido. Pero, tal vez más importante aún, la colaboración solidaria que ha podido desplegar en los distintos países en los que hubo gobiernos nacional progresistas en estos años, ha dejado una impronta que no puede ser borrada.

Así que, a pesar de los pesares, hay avances, y el más preclaro de ellos de este fin de año 2019 es la victoria peronista en la Argentina.

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