Páginas

sábado, 18 de enero de 2020

Argentina: Remontando la cuesta

Comenzar desde la profundidad del abismo dejado para el complejo mundo del trabajo, demandará sacrificio y tiempo, sacrificio que impone el momento y la esperanza de la sociedad toda para volver a poner de pie al país.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina

Satisfacer la enorme demanda de necesidades acumuladas por el gobierno de Cambiemos, significa una empinada cuesta a sortear para el equipo de gobierno encabezado por el presidente Alberto Fernández que, en apenas un mes ha involucrado más esfuerzo e imaginación que todo el tiempo que los privilegiados funcionarios del gobierno anterior dedicaron a la función pública. Cada área administrativa ha sido un desquicio, un verdadero desastre evidenciado en el nivel de pobreza alcanzado, junto con una deuda elevadísima contraída en connivencia con el FMI, patinada en el enriquecimiento de unos pocos.

Superar las pésimas condiciones que llevaron a una inflación del 53,8% durante el 2019, la más alta en 28 años y la tercera a nivel mundial. Exponente notable de los desaguisados causados al bolsillo de los que menos tienen, dentro de una atmósfera de cargada de desidia y connivencia con una justicia corrupta, aliada a servicios de inteligencia de dudoso desempeño.

Atacar con urgencia el hambre, fue la decisión primera en la lógica de un modelo de país que comenzó por atender a los que menos tienen. El bono para los jubilados que cobran la mínima y la tarjeta alimentaria ha sido la respuesta inmediata, mientras se han paralizado tarifas de servicios y transporte, combustibles por tres meses, mientras se pone en marcha una economía que venía en feroz picada.

Destrabar la trama mafiosa de la caterva que hizo del Estado un instrumento de privilegios propios demandará un esfuerzo extraordinario, tanto como desmontar la trama de intereses y mentiras que entronizaron y modificaron el sentido común comunitario y la lectura de la realidad de millones de argentinos, atontados por el blindaje mediático que cotidianamente penetra sus mentes. Si bien fue un triunfo el empobrecimiento de muchos en favor de pocos, mucho mayor fue el contenido y simulado éxito de que las víctimas sigan apoyando y vivando al causante de sus males. Mucho más a medida que se conocen las verdaderas cifras del desmadre.

Comenzar desde la profundidad del abismo dejado para el complejo mundo del trabajo, demandará sacrificio y tiempo, sacrificio que impone el momento y la esperanza de la sociedad toda para volver a poner de pie al país.

Como toda Latinoamérica, Argentina contiene un núcleo arcaico oligárquico secular ligado a los centros de poder que perdura a través del tiempo y seguramente, continuará existiendo dado que es autora del relato histórico oficial y permea desde siempre las redes subterráneas del poder, alimentando los negocios que favorecen sus intereses, desconociendo conquistas y derechos sociales. Ignorar este dato de la realidad no sólo sería un acto de torpeza, sino la primera señal de fracaso del proyecto nacional y popular.

Sin embargo, desmontar el absurdo del imaginario popular colectivo, luego de años de práctica, requiere de un nuevo relato que lo suplante; relato que a partir de “la única verdad es la realidad” – como decía el General Perón – requiere de hechos fundantes que lo hagan manifiesto. Hecho épico y ejemplificador si se quiere, que debe involucrar a los principales funcionarios de gobierno, sobre todo el presidente.

La patriada debe tener repercusiones internas y externas. No solo significa un mensaje a la sociedad argentina en general, sino va a aportar un reproche explícito a los abusos y avasallamientos de derechos ocurridos en los países vecinos – Chile, Bolivia y Brasil – como también un tiro por elevación al nuevo mandatario de la derecha uruguaya, Lacalle Pou.

Más allá de la resonancia contigua, el progresismo de izquierda, al que siempre se le reclama consistencia, observa expectante los pasos que acá se están dando.

En este sentido, es auspicioso el seminario convocado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales PACS del Vaticano para el 5 de febrero próximo bajo el título: “Nuevas formas de fraternidad solidaria en inclusión, integración e innovación (I+I+I)”, entre cuyos participantes se encuentra, el ministro de economía argentino, Martín Guzmán, el secretario de Asuntos Estratégicos del Gobierno, Gustavo Béliz, el premio nobel de economía 2001, Joseph Stiglitz, el famoso economista Jeffrey Sachs, la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, entre varios economistas y funcionarios importantes que intentan dar una respuesta diferente a una problemática que afecta a muchos países, en especial el nuestro. Ocasión que sería el primer encuentro entre la principal responsable del FMI con los representantes del actual gobierno argentino para discutir la deuda contraída con ese organismo por las autoridades anteriores, aunque como objetivo secundario. Evento significativo si se tiene en cuenta que el mismo es fruto de otros seminarios anteriores que muestran la preocupación de la PACS en lograr un mundo más justo, solidario y sin pobreza que éste signado por la avaricia y el dinero.

Todo es poco para la crítica corrosiva que intenta socavar lo realizado hasta el momento. Sin embargo, todo apunta a mirar con optimismo los logros alcanzados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario