A la derecha no le bastó seguir ganando dinero, querían que la
estratificación social que garantizaba la diferencia simbólica, según la cual ellos
son superiores por naturaleza, siguiera existiendo.
Rafael Cuevas Molina/Presidente
AUNA-Costa Rica
La derecha latinoamericana pasó 15 años rumiando un rencor que, en
cuanto ha habido oportunidad, se le ha desbordado como un torrente incontenible
y apestoso. No es que haya estado quieta esperando para dar el zarpazo, porque
como todos sabemos, en cuanto ha tenido oportunidad ha hecho todo lo posible
por reposicionarse. Lo ejemplifican los disturbios en la medida luna boliviana
del 2008, cuando los "camba" se sublevaron ante la presencia indígena
en el gobierno, protagonizando grotescos actos de racismo en las calles de
Santa Cruz; también, los golpes de Estado en Paraguay, Honduras y Brasil, cada
uno con sus propias características. Asimismo, recuérdese la persecución
judicial, que aún no cesa, contra Cristina Fernández en Argentina y contra Rafael
Correa en Ecuador. Y ya no digamos el constante arduo asedio que aún se
mantiene en Venezuela.
Son solo ejemplos de la larguísima lista de acciones que protagonizó
la derecha durante todos estos años en los que se vio constreñida a estar fuera
del gobierno en varias países latinoamericanos. Durante todo ese tiempo, rumió
su disgusto ante el atrevimiento de quienes las estructuras de clase y raza que
caracterizan a América Latina condenan a la sumisión.
Se indignaron porque, en espacios reservados para la gente
"decente", aparecieran igualados que, habiendo ascendido en la escala
social gracias a las políticas sociales gubernamentales, no respetaban los
signos de la diferencia del estatus a los que estaban acostumbrados.
Tuvieron que tragarse su rencor ante políticas que procuraban avanzar
en la igualdad de género en la política y en la vida privada. Pusieron el grito
al cielo cuando se reconoció la variedad de familias que existen en la
sociedad, y las leyes a favor del aborto les parecieron las peor aberración
concebible.
No hubo éxito económico, que incluso incluyera a las élites
económicas, que la dejara tranquila. A la derecha no le bastó seguir ganando
dinero, querían que la estratificación social que garantizaba la diferencia
simbólica, según la cual ellos son superiores por naturaleza, siguiera
existiendo.
Las imágenes grotescas de esos grupos sociales que se creen por encima
de otros por el color de la piel son patentes hoy en Bolivia. Su virulencia denota
el rencor que acumularon por la humillación que sienten. Lo natural, para
ellos, es la desigualdad, el abuso, la discriminación.
También en Uruguay patearon el tablero envalentonados por el triunfo
de la que llamaron Coalición Multicolor, en la que ha tenido cabida hasta el neofascismo
del general retirado Manini Ríos.
El periódico Nación, emitido por la Cooperativa de Ahorro y Crédito de
los Oficiales de las Fuerzas Armadas (CAOFA) y difundido por Centro Militar,
contiene en su última edición un editorial titulado "Nada de paños tibios
para tratar con los males que dejó el Frente Amplio" y en su desarrollo
llama a "evitar que el enemigo vuelva a triunfar".
El editorial, que expresa que "los males hay que cortarlos donde
y cuando aparezcan", hace diversas menciones a lo que entiende que son
"daños" que dejan los tres últimos gobiernos liderados por el Frente
Amplio: "Luego de tres infaustos períodos de señorío marxista en la
conducción del Estado se abre, por fin, un espacio de esperanza
redentora", comienza el escrito y luego añade: "En la sociedad hay
reservas de convicción y de valores suficientes como para sacar al país del
peligroso fango en el que lo ha hundido la perversión frenteamplista".
El editorial militar expresa que será necesaria "mucha
abnegación" para sacudir "el daño que ha dejado el marxismo inoculado
en la conciencia" de la sociedad.
El escrito señala al "enemigo marxista" como responsable de
lo que entiende como un deterioro y para combatir sus efectos llama a
"restaurar la defensa de la familia, salvar su intangibilidad, ponerla
bien lejos de los afanes corrosivos de las llamadas ideologías de género con
toda su parafernalia de atentados a la naturaleza de las personas".
"En esa defensa también se alinea la lucha contra el aborto, que
no debe conocer concesiones, que no debe dejarse llevar por los pragmatismos
tutelares de los grandes intereses que buscan por todos los medios controlar el
crecimiento de la población a como dé lugar", sigue el editorial.
"Esos predicadores de la muerte tienen que ser expuestos como lo
que son, y por lo tanto tratados como tales y no premiarlos con cargos de
decisión e influencia en la administración de los derechos de las
personas", agrega.
"La moderación es una virtud que mucho apreciamos, pero debemos
entender la emergencia de la hora y reconocer, con un sentido de perspectiva y
de conciencia histórica, que con paños tibios nada sólido se puede construir.
Hay que evitar que el enemigo vuelva a triunfar. Para eso hay que trabajar
reparando los perjuicios que ha dejado en todas partes donde llegó su mano
cruel y retorcida", concluye el escrito.
Cosas veredes, Sancho amigo. Ahí están, como siempre, intolerantes y agresivos,
prestos a desatar la violencia y a pasar sobre los mismos preceptos democráticos
que dicen defender, pero que tiran al cajón de la basura en cuanto no les son
útiles para la mantención del status quo que les favorece.
Ahora que sienten que nuevamente están en el lugar que les corresponde
se sacan la careta de los disimulos. Así como estos militares uruguayos son.
Iguales en todas partes.
El Pueblo humilde de Bolivia vio la luz del sol durante el Gobierno de Evo Morales, con el golpe de estado quedó otra vez en la oscuridad y en las tinieblas, se apagó la luz del sol para los habitantes humildes y campesinos. Ahora empieza otra vez la persecución, la exclusión, la discriminación hacia los Pueblos Originarios.
ResponderEliminarCiertamente, el terreno de la ideas en A.L. es restringido y castrante al extremo. El producto de años de servidumbre colonial, marginación y luchas intestinas por ganar una posición de dominio en sociedades "liberadas", es un grupo oligárquico herrumbroso y violento. Ese pequeño grupo que atesora las escasas ganancias de una enorme riqueza en recursos para una industria foránea, niega toda posibilidad de una vida digna con el mínimo de comodidad para la masa de trabajadores, indígenas y campesinos que conforman las mayorías de nuestras naciones. Si salen en masa como caravanas migrantes al exterior o "desaparecen" en fosas comunes, esto no es de ningún modo su problema, son los "daños colaterales" por vivir las mieles de lo que ellos consideran Democracia y tener el privilegio de gozar cada tanto tiempo de la fiesta electoral ( de la que su propaganda hace enormes galas). Resulta ilusorio pensar en siquiera pactar algo ínfimo con ese tipo de oligarquía, a la que ahora se le conoce como Derecha. La única forma de subir los escalones de esa Democracia es con la lucha en las calles por la unidad y fortaleza de una clase trabajadora y campesina organizada, donde los Estudiantes conscientes son el brazo ilustrado para guiar el movimiento.
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