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sábado, 11 de julio de 2020

Los nuevos piratas de la vieja Albion

El derecho nacional e internacional ya no cuenta y así lo demuestra el espectáculo del Tribunal de Comercio de Londres, que decidió la entrega de las reservas de 30 toneladas de lingote de oro venezolanas guardadas en el Reino Unido, no a la nación sino al virtual y autoproclamado presidente interino (títeres de Washington) Juan Guaidó: un acto moderno de la más rancia piratería de la vieja Albion.


Aram Aharonian / www.estrategia.la


El 22 de junio comenzó en Londres el juicio por los activos de Venezuela bloqueados en Inglaterra. Se trata de unos 1.3 mil millones de dólares en propiedades estatales venezolanas. Durante décadas los gobiernos, incluso anteriores al chavismo, usaron sus barras de oro en las bóvedas subterráneas del Banco de Londres para transacciones financieras internacionales. 

En las bóvedas del Banco de Inglaterra, como una secuela de sus tiempos imperiales, se guarda el 20% del oro mundial. La mayor parte del mismo fue dejado en guarda por los gobiernos de más de 30 países, que pagan una comisión por esa actividad.

 

Hoy el Banco de Londres se niega a cumplir con su obligación de devolverlas conforme a un contrato internacional vigente. ¿Lawfare?. U otra forma de expoliar a las naciones de sus pertenencias para con ellas invadirlas, sojuzgarlas y expoliar sus riquezas naturales para sus empresa trasnacionales. 

 

Obviamente, a los flemáticos británicos de Su Majestad y el Brexit no se les dio pro expropiar los activos de los sanguinarios jeques que gobiernan ¿la democracia? de Saudi Arabia, por ejemplo. 

 

Siguen el mismo libreto de Donald Trump, que también entregó los activos de Citgo, la filial estadounidense de la petrolera venezolana Pdvsa al mismo Guaidó. Y cuando necesitó adueñarse del gas y el litio bolivianos no dudó en usar a la Organización de Estados Americanos –y a su sicario Luis Almagro- para declarar un fraude electoral que nunca existió y poner el país en manos de sus socios de la rancia aristocracia genocida boliviana.

 

Recordemos que Guaidó fue investido y reconocido por EEUU en ese carácter desde inicios de 2019. Luego varios países vinculados a la estrategia de los EEUU han reconocido esa autoridad. No hay que ser un avezado conocedor de la situación para saber que ninguno de los miembros de eso que llaman “administración” que responde a Guaidó, reside en Venezuela. Todos ellos habitan en EEUU y uno en Colombia.

 

El Reino Unido es una fuente de canalladas. Terratenientes, racistas, piratas, explotadores y saqueadores: tienen una rancia tradición de abolengo delincuencial. Esto de la piratería no es nuevo, si no recordamoes que aún retienen varias colonias en nuestra región: Anguilas, Bermudas, Islas Caimán, Islas Georgias del Suy y Sandwwich del Sur, Islas Malvinas, Islas Pitcairn, Islas Turcos y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Teritorio AntárticoBritánico.

 ¿Qué se puede esperar de un imperio talasocrático (estado cuyos dominios son principalmente marítimos) que se hizo de saqueos,  piratería, despojos, trampas y esclavitud y cuya vanguardia son los corsarios de ayer y los bucaneros globalistas de hoy? 

 

Basta visitar el Museo del Saqueo en Londres, también llamado Museo Británico, donde bien se puede demostrar la  expoliación de los objetos de las culturas milenarias de otras naciones. Pruebas no de las culturas, sino de la barbarie y expoliación imperial..

 

Tras la repartición de América por el papa Alejandro VI entre España y Portugal, los monarcas de Francia e Inglaterra y los Señores de Holanda inician una carrera para disputarles la hegemonía en el Nuevo Mundo. 

 

A fin de cortarle las comunicaciones a los ibéricos, se asocian con salteadores navales que en tiempos de guerra declarada con otros reyes son llamados corsarios, y en tiempos de paz, piratas, para la ininterrumpida batalla de tres centurias que culmina con la hegemonía mundial de Inglaterra.

 

En 1576 asalta la isla Margarita el pirata  Andrew Barker, y William Hawkins la devasta en 1583. En 1596 Leonard Berry incursiona en Guayana, y el año siguiente lo hace el  corsario  Charles Leigh. Al saqueo se unen los holandeses. Entre otra nube de asaltos a la costa venezolana, el corsario inglés Charles Leigh arremete contra Guayana en 1602, el pirata  Robert Harcourt asalta Trinidad y el Orinoco en 1608 y el año siguiente Thomas Roe invade por las bocas del Amazonas y del Orinoco. 

 

En 1595, si no me falla la memoria, sir Walter “Guantarral” Ralegh - marino, corsario, escritor, cortesano y político inglés, que popularizó el tabaco en Europa-  incursiona una vez más en Trinidad, sus hombres asaltan  el Orinoco y Santo Tomé, y el caballero es derrotado en su proyecto de hacer de Guayana una colonia inglesa. 

 

Su obra The Discovery of the large, rich, and beautiful Empire of Guiana editada en 1595 impulsó la leyenda de El Dorado, lo que dio pie a numerosas ediciones del libro, traducciones y nuevos libros relacionados con dicha leyenda. Acuñó una frase anunciadora del imperio inglés: «Quien posee el mar, posee el mundo entero». 

 

Hasta Gabo García Márquez lo menciona en Cien Años de Solead, diciendo que fue él quien regaló su acordeón a Francisco el Hombre. Pero fue, quizá Eduardo Galeano nquien nos explicó mejor la cuestión: El malevaje financiero secuestra países y los cocina si no pagan el rescate. La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado”. 

 

“Los organismos internacionales que controlan la moneda,  el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas", nos recordaba el autor de Les escuela del mundo al revés.

 

Pero la codicia, que nunca muere, durante varios siglos mantendrá vivo el plan hasta arrebatar a Venezuela parte fundamental  de su territorio inalienable, el Esequibo, hoy junto con piratas trasnacionales como la Exxon Mobil.

 

Los piratas del siglo XXI ya no tienen necesidad de asaltar barcos en ultramar (ahora asaltan bancos, también). Hoy utilizan los bancos, como sucedió con la desaparición –llámese robo– de la reserva internacional de Libia que se encontraba en el extranjero, qur ascendía a 300.000 millones de dólares, de los cuales, en oro eran unos 168.000 millones de dólares. La ayuda humanitaria nunca llegó después que asesinaron a Muamar Gadafi y destruyeron el país.

 

El oro de Venezuela fue repatriado entre 2011 y 2012 por el presidente Hugo Chávez. Actualmente es el primer país latinoamericano con reservas en oro: 161,2 toneladas, de las cuales 31 toneladas (19,2%) han sido secuestradas por el Banco de Inglaterra. 

 

Antes estaba en Citibank, institución que debía devolver después de finiquitado las operaciones con el país, pero se lo entregó a su par inglés aludiendo que se lo impedía las sanciones de Trump, es decir, la nueva patente de corso.

 

”Es un robo, por eso en el siglo XVIII los piratas más famosos eran los corsarios ingleses, actuaban todos para la Corona Británica (…) El Reino Unido viola el derecho internacional y le pretende robar los recursos a Venezuela”, afirmó el canciller venezolano Jorge Arreaza. 

Dijo que el Banco de Inglaterra solo es el custodio, “esos recursos serían utilizados a partir de un convenio con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) para la compra de equipos e insumos médicos necesarios para enfrentar la Covid-19“.

 

¿Con qué título, con fundamento en cuales derechos, a cuenta de qué se atreve esa nueva Santa Alianza de países ocupados por la OTAN que llaman la Unión Europea a sancionar funcionarios venezolanos o reconocer usurpadores votados por nadie?, se pregunta Luis Britto García.

 

Evidentemente, su inveterada costumbre de ser perpetuamente ocupados por tropas extracontinentales les hace olvidar lo que significan soberanía e independencia, y que ya los absolutismos del Viejo Continente no nombran ni deponen Capitanes Generales o Virreyes en América (¿o sí). “Propongo enviarles copia de nuestra Declaración de Independencia, a ver si se animan a declarar la suya”, señala el intelectual venezolano.

 

Las finanzas de la familia de la flemática y casi muda reina Isabel II van en aumento y muchos ciudadanos están molestos. Los costos de mantener a la realeza crecieron más del 40 por ciento entre 2018 y 2019 alcanzando 104 millones de dólares. 

 

El tiempo pasa, y el Reino Unido mantiene su rasgo más típico: la piratería.

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