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sábado, 24 de octubre de 2020

El poder del narcotráfico en México

 En México, sin duda uno de los mayores problemas del popular gobierno del presidente López Obrador (con más del 54 % de aceptación), es poder derrotar al enraizado poder del narcotráfico y sus profundas conexiones con la derecha política mexicana.  

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestro América

Desde Ciudad de México


Las políticas del sistema judicial estadounidenses han llevado a enjuiciar a dos prominentes figuras de los pasados gobiernos de México en sendos juicios acusados de servir al narcotráfico. Uno de ellos ha sido Genaro García Luna, ex Secretario de Seguridad Pública en el gobierno del presidente panista Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012). El otro el General Salvador Cienfuegos Zepeda, ex secretario de la Defensa Nacional en el gobierno del presidente priista Enrique Peña Nieto (2012-2018).  Aprensiones y juicios que han cimbrado la vieja estructura del poder político del llamado “prianismo”.  Es decir, dos de los más altos funcionarios de los gobiernos  anteriores al del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

 

Al respecto de García Luna, en un libro dedicado a la historia de ese personaje de las ergástulas de la derecha mexicana y recientemente publicado y cuya autoría corresponde al periodista Francisco Cruz, titulado: “García Luna, el señor de la muerte”. En esa radiografía del obscuro personaje encargado de la seguridad de México que estuvo al servicio de famosos jefes del narcotráfico como el tristemente “Chapo” Guzmán (capo del llamado cartel de Sinaloa), nos refiere su autor que García Luna tuvo un papel semejante a otros actores latinoamericanos de nefastos recuerdos en las olas de represión que se vivieron en Perú cuando gobernaba el presidente peruano Alberto Fujimori. Atrás de ese mandatario peruano, figuraba Vladimir Montesinos quien era la mano represora del régimen, y que todavía es recordado por su política contrainsurgente, sádica, corrupta y vengativa. Ambos personajes identificados también por servir a organizaciones del gobierno estadounidense como informantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o a la DEA.  En la era del “Rasputín peruano”, cayo gran parte de la responsabilidad de los secuestros y de la enorme red de información que espiaba a guerrilleros, empresarios, políticos, sindicalistas, estudiantes y lideres sociales peruanos. Es muy semejante a la que impulsó en México García Luna. Comparativamente tanto Vladimiro Montesinos como Genaro García Luna también se fueron al autoexilio. El peruano a Panamá y el mexicano a Miami, Florida en EU. Sin embargo, también ambos ex jefes de la seguridad, finalmente cayeron presos, acusados y enjuiciados por sus propios patrocinadores.  Otro caso semejante nos señala el periodista Francisco Cruz, es el General chileno y pinochetista, Guillermo Conteras Sepúlveda. Así como otro personaje del terror latinoamericano en Argentina, como lo fue el “Brujo”, José López Rega. Personaje de las ergástulas del terror argentino durante el gobierno de Isabel Perón. López Rega fue famoso por que él formó los temibles y despiadados escuadrones de la muerte de la llamada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).

 

En buena medida estos son personajes de la seguridad y del terror de la ultraderecha latinoamericana, para no hablar de los también temibles personajes del “Poker de espanto” como el ex presidente Juan Bosch llamó y escribió un gran libro de las dictaduras de Rafael L. Trujillo (República Dominicana); Anastasio Somoza (Nicaragua); Marcos Pérez Jiménez (Venezuela) y Fulgencio Batista (Cuba).

 

Un significativo rasgo del perfil de García Luna, es su profundo vínculo con el narcotráfico. Más bien su subordinación y correa de transmisión del poder político con los intereses y expresiones de las organizaciones del narcotráfico. Uno de estos personajes que todavía con mayor poder lo ha sido, es el ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez. Reiteradamente señalado por sus vínculos con los carteles colombianos del narcotráfico y con los paramilitares de ese país sudamericano. Recientemente llevado a un periodo corto de prisión domiciliaria.

 

El otro personaje mexicano que ha sido vinculado por sus nexos con el narcotráfico ha sido el exsecretario de la Defensa, el General Salvador Cienfuegos Zepeda. Aparentemente encubierto con el seudónimo de “El Padrino”. El gobierno estadounidense lo ha acusado de varios cargos relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero. Lo destacado en las acusaciones es que se le acusa por no respetar a “la autoridad pública y el imperio de la ley”, afirmándose a la su vez que “ha puesto en peligro la seguridad de oficiales de seguridad pública estadounidenses” (La Jornada, 17/10/20). En las acusaciones de ese tipo de militares de alto rango por parte del gobierno estadounidense, ha sido también el caso del general Manuel Antonio Noriega, que para el arresto de ese militar panameño y colaborador de la CIA, el gobierno norteamericano invadió Panamá en 1989 generando la muerte de miles de personas en ese país latinoamericano.   

 

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, señaló en un primer momento que era “una muestra inequívoca de la descomposición del régimen de cómo se fue degradando la función gubernamental en el país durante el periodo neoliberal” (La Jornada, 17/10/20). Pero también apuntó que: “todo debe probarse, no podemos adelantar vísperas ni hacer juicios sumarios”. Sin duda de comprobarse los vínculos del ex jefe del ejército mexicano con el narcotráfico, la llamada cuarta transformación (4T), tendrá que profundizar sus objetivos e identificar que hay también una derecha narcotraficante ligada a los actores políticos del viejo régimen. 

 

Así, pensamos que la detención del ingeniero Genaro García Luna, uno de los principales actores del gabinete del presidente ex Felipe Calderón Hinojosa, nos muestra las expresiones de la derecha mexicana y su matiz e intimidad con el narcotráfico. Habría que recordar que el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, fue quien desató la llamada “guerra contra el narcotráfico” el 11 de diciembre de 2006. Hoy en día en México esa guerra ha generado una enorme mortandad con más de 276 mil homicidios (El Universal, 21-01-2020), pero también miles de desaparecidos (más de cuarenta mil personas) y la denuncia de la aparición de fosas clandestinas donde figuran diversos restos humanos casi todos los días en diversos puntos del territorio mexicano. En México, sin duda uno de los mayores problemas del popular gobierno del presidente López Obrador (con más del 54 % de aceptación), es poder derrotar al enraizado poder del narcotráfico y sus profundas conexiones con la derecha política mexicana.  

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