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sábado, 19 de diciembre de 2020

La transperuanidad tiene la palabra

 No es fácil la tarea que se viene. Refundar la República, Nueva Constitución, segunda Reforma Agraria, segunda ánfora, etc. son, de todas las propuestas, hasta ahora conocidas, aquellas que abren la posibilidad a que el tan anhelado y necesario Nuevo Perú vea el camino de su materialización.

José Toledo Alcalde / Para Con Nuestra América



Cuando escuchamos el prefijo “trans” nos viene en mente cualquier concepto menos el de peruanidad. Transgénero, transexualidad, trasculturalidad, transdisciplinariedad, entre otras. Todas forman el universo de matices estéticos y conceptuales diseñadoras de una suerte de transversalidad de identidades, conocimientos y sentimientos que encuentran en la unión en medio de la diversidad el secreto de la convergencia transexistencial. El vocablo transperuanidad la direccionamos aludiendo la comunidad peruana en el exterior, con todos sus matices culturales, políticos, sociales y económicos, y a la relevancia de su oficial ingreso en el escenario político del Perú mediante la reciente creación del Distrito 27 y los dos curules parlamentarios que aquello implica.
  

Recordando al Amauta Mariátegui, y la compilación de artículos en Peruanicemos al Perú (1970),[1]  nos trae a la memoria las alertas que levantaban defensores del nacionalismo peruano frente a la presencia de corrientes extranjeras dentro de la vida política, literaria, artística y cultural de la época. En palabras de Mariátegui: frecuentemente se oyen voces de alerta contra la asimilación de ideas extranjeras. Estas voces denuncian el peligro de que se difunda en el país una ideología inadecuada a la realidad nacional.[2]

 

Para el Amauta la defendida peruanidad era un mito, una ficción de los grupos conservadores que acusaban de amenaza a toda aquella expresión foránea que ponía en peligro los cimientos de un colonialista statu quo, comercial, económico, social, religioso y político, blindado y defendido, con los dientes, por fuerzas reaccionarias, disfrazadas de falso nacionalismo como las llamó Mariátegui.  

 

Es interesante notar que estas fuerzas nacionalistas defensoras de la peruanidad no se inmutaron, ni entraron en crisis, cuando las importaciones ya sean de índole política, empresarial, artística, cultural, tecnológica, etc., no puso en riesgo la red de privilegios acumulado en manos de muy pocas familias en el Perú lo cual perdura hasta nuestros días. 

 

¿Por qué la conexión entre comunidad peruana en el exterior y Mariátegui? El Amauta, uno de los personajes más influyentes en la historia política del Perú de los últimos cien años, formó parte de esa comunidad peruana en el exterior la cual no copió, ni importó evadiendo impuestos al Perú, pero que sí reconoció su valor al momento de pensar, sentir y organizar caminos, propuestas y teorías de peruanidad equitativa, justa e inclusiva sin privilegios ni exclusión. Este es uno de los retos de la representatividad parlamentaria del exterior: marcar un antes y un después entre la política entendida como negocio, expoliación y enriquecimiento y aquella política asumida como posibilidad de servicio incondicional a un país fragmentado entre la pobreza y el vil saqueo, origen del mayoritario éxodo humano.   

 

Podríamos llamar a este nuevo escenario político, surgido de las mismas entrañas del éxodo peruano, en el marco de una democracia representativa desde el exterior con presencia parlamentaria, un novedoso ensayo de democracia participativa sin caudillismos, populismos, demagogias ni privilegios partidaristas. Ensayo en donde las candidaturas, y las fuerzas políticas que representan, tendrán que tener la capacidad de elaborar y gestionar sentires y necesidades de más de 3 millones de connacionales signos de transperuanidad transterritorial esparcidos alrededor del mundo los cuales abrazan todas las tendencias políticas, sociales y económicas de un Perú de todas las sangres y nacionalidades.  

 

Ser capaces de hablar, de parlare, desde la trasperuanidad, sembrada y cosechada en terrenos con diferentes historias compartidas desde sinfonías del mismo sentimiento. Esta expresión de peruanidad multiétnica y pluricultural podría convertirse en el experimento de aquello que el Perú necesita: Unidad con equidad y justicia en medio de la diversidad. Y, para eso un requisito: Prohibido olvidar para no repetir errores del pasado. En palabras del Amauta: El pasado […] dispersa, aísla, separa, diferencia demasiado los elementos de la nacionalidad, tan mal combinados, tan mal concertados todavía. El pasado nos enemista. Al porvenir le toca darnos unidad.[3]

 

Entre otras tantas expresiones de esa construcción de unidad tenemos las movilizaciones dentro y fuera del Perú el pasado 14 y 15 de noviembre. Semana que representó el claro signo que el Perú no aguanta más. La única bandera fue la del Perú y muchos los gritos entre los cuales Perú te quiero por eso te defiendo se unió al concierto de voces de miles de compatriotas y entre ellos Inti Sotelo, Brian Pintado, asesinados cruelmente, y tantas víctimas del abuso antidemocrática e inhumanamente represivo. 

 

Este es el Perú, mayoritariamente joven, estudiante, viviendo desempleos, subempleos, sosteniendo como sea pequeñas y medianas empresas, sindicalistas, obreros, empleados. Y, en la ancianidad, pensionistas, enfermos, en soledad, asilados, refugiados, irregulares, en el olvido. Todo este crisol de peruanidades ahora con la oportunidad de elegir a quienes puedan llevar sus millones de voces al Congreso de la República. Todas estas muestras de un Perú olvidado viviendo más o menos con experiencias de pérdida, incorporación y recomposición de culturas de los lugares de acogida y luchando por no perder día a día la sincronicidad con un Perú, más allá de las remesas, físicamente lejano, pero dentro del corazón.  

 

No es fácil la tarea que se viene. Refundar la República, Nueva Constitución, segunda Reforma Agraria, segunda ánfora, etc. son, de todas las propuestas, hasta ahora conocidas, aquellas que abren la posibilidad a que el tan anhelado y necesario Nuevo Perú vea el camino de su materialización. Por citar el ejemplo más resaltante, el partido Juntos por el Perú, y su candidata a la presidencia Verónika Mendoza, van tomando fuerza a las puertas del inicio de una campaña electoral sui generis, en medio de calamidades como la pandemia y casi 191 conflictos sociales de los cuales 125 (65.4%) son de origen socioambiental.[4] Situación que exige que no sólo la peruanidad dentro del territorio patrio sino fuera busque juntos caminos de justicia, concertación y unidad.  

 

Juntos por el Perú, una suma de simpatizantes, militantes y organizaciones de izquierda, cuenta con 2 candidatas al Congreso de la República representada por peruanas, residentes en el exterior, representantes de organizaciones sociales: María Alva (Argentina) y Manuela Bastidas (Italia). Son expresión de las mujeres peruanas, emigrantes, madres, trabajadoras, luchadoras, que acompañaran a Verónika Mendoza –como candidata a la presidencia– en este histórico momento de clausura del bicentenario de una República, que se cae a pedazos, e inicio a un nuevo capítulo, así lo esperamos, con soberanía, inclusión, pluriculturalidad y peruanidad sin calco ni copia sino con valores transversales genuinos que nos direccionen hacia el Nuevo Perú en gestación. 

 

¡Los pueblos tienen la palabra!



[1] Mariátegui, José Carlos. Peruanicemos al Perú. Lima Empresa editora Amauta, 1970. Titulo tomado de la sección de artículos Peruanicemos al Perú de la Revista Mundial la cual operó del 11 de septiembre de 1925 al 19 de mayo de 1929. 

[2] Mariátegui, J.C. Lo nacional y lo exótico. En: Revista Mundial. Lima, 28 de noviembre de 1924. Op.cit. p. 25, 1970.                  

[3] Op.cit. p.24, 1970. 

[4] Defensoría del Pueblo. Adjuntía para la Prevención de Conflictos Sociales y la Gobernabilidad. 

Reporte de Conflictos Sociales N.o 200. Octubre, 2020. Dirección URL: 

                  http://www.defensoria.gob.pe/areas_tematicas/paz-social-y-prevencion-de-conflictos/

                   

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