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sábado, 6 de marzo de 2021

¿Sorpresa electoral en El Salvador?

 Una interpretación sobre el resultado de estos comicios la podríamos encontrar en virtud del impacto que han tenido las políticas de contención de la delincuencia organizada del gobierno del presidente Bukele. Especialmente con su llamado “Plan Control Territorial”.

Adalberto Santana / Para Con Nuestra América

Desde Ciudad de México


…los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas,
mis hermanos.

 Poema de amor”,

Roque Dalton


El domingo 28 de febrero de 2021 en la República de El Salvador se desarrollaron una serie de comicios para elegir a los alcaldes, síndicos y regidores de 262 municipios del país centroamericano (2021-2024). A la vez se sufragó para decidir quienes serán los miembros de la Asamblea Legislativa y los 20 diputados al Parlamento Centroamericano (PARLACEN). El llamado “Pulgarcito de América” (así bautizado por el poeta salvadoreño Julio Enrique Ávila, según Roque Dalton) cuenta con una población de 6,825,935 habitantes y estaban habilitados para sufragar 5,389.017 millones de ciudadanos salvadoreños para elegir a 84 diputados y a sus autoridades municipales. El estimado de la votación llegó al 51%. Más de la mitad de los que tenían derecho a sufragar. Se estima que un tercio de la población radica en el exterior, los cuales no tenían derecho a votar en esa elección, aunque ya podrán hacerlo en 2024.

 

El total de los candidatos que aspiraron a ocupar una diputación en la Asamblea Legislativa salvadoreña sumaron un total de 654 aspirantes. La sorpresa de los resultados fue que el movimiento Nuevas Ideas (NI) fundado por el presidente Nayib Bukele y de muy reciente formación, en su primera participación electoral, obtuvo una clara victoria (más del 66% de los sufragios) frente a los otros contendientes. NI alcanzó (hasta el 90.34% de las actas procesadas) 56 diputaciones (mayoría calificada).  Dejando a los otros partidos como la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en un segundo lugar. Obteniendo 14 escaños cuando en la elección anterior ocupaba el primer lugar con 23 diputados. En el tercer puesto se ubicó un partido aliado al presidente Bukele, GANA con 5 diputaciones. En tanto que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ubicado como la principal fuerza de la izquierda salvadoreña pasó del segundo puesto (19 diputados) en la Asamblea Legislativa al cuarto lugar con únicamente 4 legisladores. El resto de partidos políticos de oposición solamente sumaron cinco diputaciones (Partido Conciliación Nacional, 2; Partido Demócrata Cristiano, 1; Nuestro Tiempo, 1 y Vamos, 1).

 

Situación muy semejante se presentó en los resultados en el PARLACEN donde NI logró obtener 14 de las 20 representaciones en disputa, dejando al resto de los partidos políticos 6 diputados al parlamento regional. Situación mucha más variada aconteció con los resultados obtenidos en las elecciones de los 262 consejos municipales. Ahí el resultado fue distinto y mucho más variado para las distintas agrupaciones participantes, pero que sin duda para NI alcanzó a triunfar en más de la mitad de las alcaldías, considerando que era la primera vez que participaba en un proceso electoral en El Salvador.

 

Una interpretación sobre el resultado de esos comicios la podríamos encontrar en virtud del impacto que han tenido las políticas de contención de la delincuencia organizada del gobierno del presidente Bukele. Especialmente con su llamado “Plan Control Territorial”. Política que de una u otra manera ha logrado en medio de la pandemia global del coronavirus, reducir los niveles de violencia y frenar relativamente el crecimiento de la delincuencia. Por ejemplo, los homicidios disminuyeron en el periodo de gobierno de Bukele. Prueba de ello fue que el mismo día de las elecciones únicamente en el país centroamericano se realizó un solo asesinato.

 

Otra variable apuntada por diversos enfoques nacionales e internacionales, se le atribuye al desgaste de los partidos tradicionales que han detentado el poder político en los últimos tres décadas ARENA y FMLN, principalmente. Lo cual podría pensarse que ha sido por parte de la ciudadanía salvadoreña una especie de voto de castigo a los partidos hoy opositores. Pero también Bukele ha sabido capitalizar ese desgaste conectándose con las nuevas generaciones de salvadoreños a través de las redes sociales. Se ha mencionado que es un mandatario representativo de los “millennials”. Es decir, es el nuevo político que aprovechó el manejo de su imagen y política en los medios digitales. De la misma manera se puede interpretar que Nuevas Ideas, tomó la lucha del combate a la corrupción como parte del discurso del presidente salvadoreño. Cuestión que el mismo mandatario centroaméricano ya había manifestado en sus visitas a México en 2020 después de su triunfo electoral en 2019, en sus reuniones con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Recordemos que ambos mandatarios se les ubica en la región latinoamericana e incluso a nivel mundial dentro de los mejores evaluados y más populares de nuestra América. Esto es, que son los dos presidentes con los mayores índices de aceptación en sus respectivos países. A la par de coincidir por haber formado dos partidos al margen de partidos tradicionales de la derecha y de la izquierda. Paralelamente por conducir los destinos de dos países latinoamericanos donde la delincuencia organizada ha generado un tremendo impacto en el conjunto de la sociedad, a la par de figurar la lucha contra la corrupción como un tema central de sus gobiernos. Pero también a ello se suma el problema de la migración irregular que se inserta como uno de los mayores retos a resolver en el corto y mediano plazo dentro de sus respectivas administraciones.

 

Otro de los asuntos prioritarios en el contexto de las elecciones es que El Salvador, es de los países latinoamericanos relativamente menos afectados por la pandemia. En el área centroamericana Belice, Nicaragua y El Salvador han logrado contener relativamente los efectos económicos y de la salud. Hasta los inicios de marzo de 2021, el número de fallecidos sumaban 1,878 y los contagiados alcanzaban a 60,491 ciudadanos salvadoreños, según estimaciones de la Johns Hopkins University. A la par durante el inicio del desarrollo del coronavirus, el gobierno de Bukele cerró sus fronteras y proporcionó a su vez apoyos económicos (300 dólares) a las familias más vulnerables. Situación que seguramente alentó junto con su popular imagen, una votación favorable para la opción de NI. De esa manera, para  Omar Serrano, Vicerrector de Proyección Social de la Universidad Centroamericana (UCA), criticó que la pasada elección tuvo la ventaja gubernamental de contar con  “medios de comunicación, si se les puede llamar así, que estuvieron al servicio de la campaña electoral del partido del presidente, costeados con dinero que todos pagamos”. Agregando: “Esta era una elección legislativa y municipal, sin embargo, se planteó como una presidencial, aunque no lo era. La variable de peso en estas elecciones fue la imagen del presidente” (https://verdaddigital.com/esta-fue-una-competencia-desigual-con-ventaja-para-el-partido-que-gobierna-omar-serrano/). Pero sin lugar a dudas un hecho político resaltante, fue el gran desgaste y descrédito de los partidos políticos opositores, que hoy tienen que hacer una fuerte autocrítica y un replanteamiento de su imagen y credibilidad política, especialmente de la izquierda (FMLN) para poder alcanzar una mayor presencia en las elecciones presidenciales de 2024.

 

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