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sábado, 13 de marzo de 2021

Venezuela: Acuerdos para las dificultades

 En función de la demarcación realizada por Washington de Venezuela como un peligro externo, se han adelantado de forma progresiva un conjunto de acciones para retornarla al eje estadounidense.

Leopoldo Puchi / El Universal


La dimensión interna de la conflictividad por la que atraviesa Venezuela se continuará desenvolviendo, por un período posiblemente largo, en el marco creado por la dimensión geopolítica del conflicto, una vez que Venezuela fue definida en 2015 como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de Estados Unidos, sobre la base de una ley aprobada en el Congreso en 2014.

 

Para ese momento, Washington consideró que Venezuela se había separado tanto de su órbita geoestratégica, en particular en lo referente a lo militar y servicios de inteligencia, que representaba una amenaza, ya que había perdido en una zona muy próxima el control de una variable que la élite dirigente de ese país considera, con razón o sin ella, un elemento esencial.

 

Para la misma época, el esquema unipolar heredado del fin de la guerra fría había terminado, los consensos en el Consejo de Seguridad de la ONU disminuían y la multipolaridad ya era un hecho. En una reciente declaración, el ministro de exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, situó como punto álgido de esta evolución lo ocurrido entre Rusia y Occidente en 2014 por Ucrania.

 

Amenaza inusual

 

En función de la demarcación realizada por Washington de Venezuela como un peligro externo, se han adelantado de forma progresiva un conjunto de acciones para retornarla al eje estadounidense. A partir de enero de 2019 se llega al punto de presión “máxima” a través del bloqueo petrolero y financiero.

 

Con esa presión, se inaugura un período particular para Venezuela, un “período de bloqueo” que, de acuerdo con el exembajador William Brownfield, pudiera durar “meses o años”. Ahora, por el tiempo transcurrido ya no se puede hablar de meses.

 

Las características de este período han estado marcadas por el efecto de las sanciones sobre el funcionamiento de la economía y las condiciones de vida de la población. El informe de la relatora especial de la ONU, Alena Douhan, concluye en que las medidas unilaterales han tenido “un efecto devastador en toda la población”, e indica que ese efecto ha sido más marcado en la población de menos ingresos, mujeres, niños, personal de salud, personas con discapacidades o enfermedades crónicas.

 

El informe constata que el ingreso del Estado ha disminuido en 99% y actualmente el país vive con el 1% del ingreso que tenía antes de las medidas de bloqueo.

 

Conflicto interno

 

En el marco de estas circunstancias de grandes dificultades económicas y sociales, la dimensión interna del conflicto adquiere características peculiares. Al mismo tiempo, la estrategia de sanciones y de poder dual para el cambio de gobierno condujo a actores internos hacia políticas de insurgencia y de levantamiento militar y, desde el lado gubernamental, a acciones de contención y represión para preservación del mando y del sistema político.

 

Se requerirán acuerdos para recuperar la economía, las capacidades productivas en la industria y la agricultura, dentro del marco de este período que seguirá siendo de bloqueo, aunque haya alivios. Hasta hace dos años el sector de propiedad estatal era fuerte, por el petróleo, pero 67% del Producto Interno Bruto correspondía al sector privado. No ha existido en Venezuela nunca una economía estatizada, como en los llamados países del “socialismo real”. Y en la nueva situación, el peso del sector de propiedad privada es todavía mayor y tendrá que desplegar sus potencialidades con políticas de apertura acordadas.

 

Bienestar

 

En lo social, el período de bloqueo continuará lesionando las condiciones de vida, pero los acuerdos pueden impulsar la producción privada, el Estado tendría que mejorar su eficiencia en la gestión pública, apuntar hacia políticas de recuperación de una parte de la producción petrolera y, de esta manera, generar ingresos que permitan conservar y ampliar lo que se denomina Estado de bienestar, es decir, garantizar el salario y la redistribución hacia la sociedad de la riqueza socialmente producida.

 

Acuerdos

 

En lo político, sería conveniente un proceso de pacificación para reincorporar a quienes tomaron el camino de la insurgencia, y simultáneamente hacer un esfuerzo común de conservación de todos los ámbitos institucionales que existen y promover su ampliación, desarrollo y seguridades de auténtico funcionamiento. En primer término, reforzar la institución del voto, así como la renovación de los poderes públicos con participación pluripartidista y respeto de los derechos humanos. Todos estos son pasos viables en un esquema de negociación y diálogo.

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