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sábado, 8 de mayo de 2021

Irrumpe el feminismo

 Chile hoy vive una tercera ola feminista, coinciden las especialistas. El actual movimiento saca del espacio privado la violencia hacia la mujer y alerta que ocurre en el espacio público.

Manuel Barrera Romero / Especial para Con Nuestra América

Desde Santiago de Chile


Aunque parezca increíble, ya en el siglo XIX una mujer, Carmen Arriagada, se hace notar en la historiografía chilena por su reivindicación de sus sentimientos de igual a igual frente al amor que sentía por el pintor alemán Mauricio Rugendas. Lo hace a través de un epistolario que se extiende entre la década de 1830 y la de 1850. Mujer culta con dominio de los idiomas francés e inglés.  Viaja por Europa. Lee la literatura moderna de la época y tiene juicios políticos acerca de los acontecimientos mundiales. Desde la ciudad de Talca, la segunda en importancia después de Santiago (de ahí el dicho Talca, París y Londres), se dedica a leer los libros que le envía Rugendas desde Alemania, el que le pide que le haga saber  sus comentarios. (Véase Leonidas Morales T.; Santiago: Crítica a la vida cotidiana chilena; Editorial Cuarto Propio, 2012 pág. 47 a 64).
  

Obviamente que Gabriela Mistral por su activismo docente, por su preocupación por los niños de Chile, por su amor al terruño, en especial el valle de Elqui, por su prédica de la necesidad de una reforma agraria y la defensa de los campesinos es una precursora de la reivindicación feminista. 

 

Piececitos de niño, 
azulosos de frío, 
¡cómo os ven y no os cubren, 
Dios mío! 

¡Piececitos heridos 
por los guijarros todos, 
ultrajados de nieves 
y lodos! 

El hombre ciego ignora 
que por donde pasáis, 
una flor de luz viva 
dejáis; 

que allí donde ponéis 
la plantita sangrante, 
el nardo nace más 
fragante. 

Sed, puesto que marcháis 
por los caminos rectos, 
heroicos como sois 
perfectos. 

Piececitos de niño, 
dos joyitas sufrientes, 
¡cómo pasan sin veros 
las gentes!

 

Otra notable mujer fundamental para la obtención del derecho de la mujer al  voto para la designación de autoridades del Estado es la abogada, jurista y organizadora de organizaciones que agrupaban a mujeres es Elena Caffarena. Secretaria General  del Movimiento pro Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH), entre los años 1935 y 1941.

 

Curiosamente el voto femenino se obtuvo primero sólo para las elecciones municipales. El voto político propiamente tal se obtiene veinte años después. Al parecer los políticos deseaban tener una noción acerca de qué manera se comportaba el voto femenino, desde el punto de vista de los resultados para los diversos partidos. Elena Caffarena no alcanzó a ver ese logro posterior.

 

“Su vida centrada en la lucha por la emancipación de la mujer, permanece aún en una cierta opacidad frente al saber público, al igual que difuso aparece el hacer de otras sufragistas e intelectuales de la primera mitad del siglo, como Amanda Labarca, cuyo empeño estuvo, marcado por la voluntad de cambio frente a situaciones menoscabadoras o francamente lesivas para el libre desarrollo de la mujer como sujeto civil y familiar” (Diamela Eltit; Emergencias; Santiago: Editorial Planeta Chilena S.A.; junio del 2000. 

 

Una de las autoras feministas más importantes del siglo XX chileno es Julieta Kirkwood. Algunos de sus textos son: “Chile: las feministas y los partidos”, “Feminismo y participación política en Chile”, “La política del feminismo en Chile”.

 

Varios  escritos y reflexiones que surgen a partir del II Encuentro Feminista Latinoamericano realizado en 1983. Fue fundadora del “Círculo de estudios sobre la mujer” así como activista política durante la dictadura.Tal es el impacto de esta feminista chilena que actualmente funciona en el parlamento la Bancada Feminista Julieta Kirkwood, integrada por las diputadas Karol Cariola, Daniella Cicardini, Maya Fernández, Jenny Álvarez, Camila Vallejo, Cristina Girardi, Loreto Carvajal, Marcela Hernando, Denise Pascal y Marcela Sabat.

 

Que el movimiento feminista ha logrado éxitos en su aspiración por la igualdad lo demuestra la presencia de las mujeres en el deporte en general. Especialmente en uno que se consideraba exclusivo de los hombres: el football. Equipos femeninos de este deporte participan en torneos nacionales, regionales e inclusive en campeonatos mundiales.

 

 María José Cumplido, historiadora de la Biblioteca Nacional, señala que en el caso de Chile, la primera ola se materializa en 1949 con la Ley del Sufragio Femenino Universal, “y tuvo características más bien de elite”.

 

La segunda ola se vivió posterior a la mitad del siglo XX. “Tiene que ver con la posguerra y la vuelta a casa de las mujeres, y con manifestar la rabia de que ellas también existían”, dice Valdés. Simbolizada con la píldora anticonceptiva, “fue un grito de libertad en la vida privada”, agrega.

 

Por eso, Chile vive su propia segunda ola en los 80, dicen las académicas. Después de tres décadas de lograr el voto, el foco fue el contexto político. “Tiene que ver con democracia en el país y en la casa. Eso es súper importante porque es el ingreso del tema de la igualdad en el espacio privado, y tiene que ver con sexualidad, con distribución de los roles y con acceso al trabajo”.

 

Chile hoy vive una tercera ola, coinciden las especialistas. El actual movimiento saca del espacio privado la violencia hacia la mujer y alerta que ocurre en el espacio público.

 

“Es el movimiento feminista más grande de la historia de Chile, en cuanto a su extensión y visibilidad, y está enfocado principalmente en terminar con la violencia hacia las mujeres. La violencia tanto física y también la simbólica, que tiene que ver con toda la discriminación y las desigualdades que una vive desde el colegio”, sostiene Cumplido.

 

Diamela Eltit transcribe una entrevista que ella realiza a Elena Caffarena en  el final de su libro Emergencias (páginas 191-202; obra citada).  La misma Diamela es una destacada feminista. Lamentablemente no he podido leer su novela Lumpérica, con varias ediciones en Chile y traducción al francés. 

 

Por último, hay que señalar que la pandemia covid-19 y el consiguiente enclaustramiento de la familia ha traído numerosos casos de agresiones contra las mujeres. El daño laboral y económico que el virus ha provocado en amplios sectores de la población ha aumentado la delincuencia. Muchas víctimas han sido mujeres.  

 

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