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sábado, 8 de mayo de 2021

Argentina: los que señalan con el dedo

 Los policías del pensamiento llegan a comisario por el acto de arrojo de a todos señalarnos. Planchan el uniforme y lustran con orgullo sus botones sintiéndolos trofeos confiscados en sueños a la avaricia del “oro judío”.

Carlos María Romero Sosa / Especial para Con Nuestra América

Desde Buenos Aires, Argentina


Con nostalgia de edictos policiales, dictan que la vacuna contra el Covid-19 subvierte el orden natural y altera el ADN. Imponen ante auditorios la especie que los pueblos originarios no eran originarios y los conquistadores europeos solamente llegaron algo más tarde que ellos rendida la avaricia al Derecho Divino. Marcan -si es necesario a toques de picana- que la teoría de la relatividad responde a un plan sinárquico; discípulos conspicuos  del almirante Eduardo Massera que reveló al mundo genialmente aquello de que  Einstein puso en crisis “la condición estática e inerte de la materia”.
  

Los policías del pensamiento formados sacan pecho cuando pasan revista Cirilo de Alejandría, Simón de Montfort, Fulgencio Batista, Augusto Pinochet y el censor vernáculo Miguel Paulino Tato.

 

Su corazón en sístole detesta a los demócratas y en diástole a los comunistas. Darwin, Freud, el Papa Francisco, el feminismo y la ecología le disparan arritmias. 

 

Rezan a un Dios con látigo y tienen capellanes preconciliares del mismísimo Trento para rezar responsos a los miembros Ku Klux Klan,  los S.S., la policía secreta de Oliveira Salazar,  los “Contras” de Nicaragua y los militares, civiles y eclesiásticos que violaron los derechos humanos en la Argentina. 

 

Prontos al carpetazo, los más avispados de esa tropa gritan a los cuatro vientos saber de buena fuente que el Reverendo Luther King era un agente soviético y un hipócrita Pablo Neruda  porque  mientras hablaba de sus paisanos pobres alababa el suntuoso caldillo de congrio.     

 

Por supuesto no creen que el mundo gire y el argumento es que desde hace siglos ellos no se han movido de su sitio.

 

¡Cuidado! Están de consigna en la puerta de nuestros “gobiernos populistas” y no para escoltar a sus autoridades.     

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